†12. Terceras voces

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Jihye

22:51

-Gracias por la chaqueta -le di una sonrisa sincera de agradecimiento, estirando el saco de dormir en mi tienda.

Me gustaría que Jungkook durmiera conmigo, pero el condenando internado no permitía dormir a chicos y chicas juntos.

Aunque era una buena medida, porque no me creía capaz de no darle un beso o varios si tenía su cuerpo contra el mío.

-No es nada, Jihs -el pelinegro cerró la cremallera de la puerta, y se sentó a mi lado, enfocando su cara con la linterna en un ángulo que se suponía que daba miedo; a mí me daba ternura-. A mí no me habría importado que fueses con la blusa transparentada por el autobús, pero los puritanos te estaban casi babeando encima y me ha dado mucho asco.

Ya no parecía enfadado como esta mañana en el bus.

-Ni los menciones... -rodé los ojos al pensar en el rubio, en cómo se había quedado callado cuando Eungjung se había entrometido en nuestro beso. Antes de que quisiera arrancarle los pelos, Jungkook me dio un toque en la mejilla.

-Oye, ahora que los mini-adoctrinados están durmiendo, ¿te apetece ir a pasear? Creo que hay un río por aquí cerca -asentí con la idea de airearme un poco y caminar con él, sin niños ni chupa-cruces de por medio.

-Dame un minuto -salió de la tienda con una sonrisa, y revisé que el Sarang Note estuviera en mi mochila. Me lo había traído solo por si acaso, y no era buena idea dejarlo solo.

...

-¿No eres muy dulce como para ser un diablillo? -bajé la mano a nuestras manos, las cuales estaban entrelazadas. No me daba tanta paz como los toques del rubio, pero desde luego sí que me sonrojé al recordar el beso con el pelinegro.

Ya no tenía tan claro que Jungkook fuese solo mi amigo

-Mejor eso que ser un ángel hipócrita, ¿no? -nos sentamos a la orilla del río, rodillas contra rodillas.

-Ha empezado él el beso y no ha dicho nada... Se ha quedado callado cuando Eungjung ha aparecido, y estoy comenzando a pensar que le gusta, ¿sabes? -tiré una piedrecita al agua, mi corazón amargo con la imagen mental de la pareja rubia-.
Quiero pensar que las hormonas le superan, pero tal vez vez tendría que descartar eso si sois tan viejos... -me reí con mi propio comentario, y contagié a Jungkook.

-No he tenido un gatillazo en mi vida, nena -despeinó su pelo con los dedos, y me sentí feliz y nerviosa cuando volvió a buscar mi mano sobre el césped.

Quería besuquearme con él hasta que se hicieran las tres de la madrugada, sin interrupciones.

Estaba comenzando a pensar que mis inscripciones del Sarang Note también me estaban afectando, porque cada vez me importaban más las reacciones de Jungkook, lo que pensaba de mí.

¿Le habría pasado lo mismo a las anteriores chicas?, ¿habrían sido cien afortunadas?, ¿tal vez 592?, ¿más de mil?

¿Y si solo era otra más en el Sarang Note?

-¿Con cuántas mujeres os habéis acostado? -no me paré a pensar mi pregunta, impulsada por la dañina curiosidad.

-Ya me comenzaba a extrañar que no me acribillaras a preguntas... -su aliento acarició mi oído cuando me miró, y se me dificultó respirar correctamente por varios segundos.

-Eso no responde a mi pregunta... -me aparté de él para no ponerme nerviosa, ignorando las órdenes de quedarme quieta que mandaba mi corazón-. Me prometisteis respuestas, Jungkook.

Sarang Note ; kth, jjk [+18] CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora