Capítulo 19

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Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,y éstos sean los últimos versos que yo le escribo

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Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.
—Poema XX de Neruda


(...)

Narra Jungkook

Vant, luego de dejarme en aquel limbo de emociones, prometió que conseguiría mi tutela, probaría que soy apto para manejar mi vida, y después de eso, no volvería a verla ya nunca más.

Me dejó en mi casa de Corea, esa que tanto había compartido con ella, y tantos buenos y malos recuerdos me traía.

Me pidió muchas veces que no me acercara ya más a ella. Pero... ¿cómo podría yo cumplir sus peticiones? Si lo único que venía a mis mente en las tardes solitarias en la sala de mi casa, era en sus labios, sus ojos, su cuerpo tan hermoso.

Adopté por rutina ir a gimnasio, practicar boxeo, pintar y hasta ir a trabajar ciertos días a mi hotel.

Unos días de los cuales ya perdía la cuenta, uno entre aquellas semanas matadoras donde no sabía nada de ella. Jimin llegó a mi puerta, con lágrimas en los ojos y los mocos colgando. Taehyung había terminado con él nuevamente. Me contó como fue que pasó y me di cuenta que sus problemas, o la forma en que terminó con él, era la misma con la que Vant rompió mi corazón.
Jimin sabía y me lo recalcaba siempre, que algo no andaba bien con ellos.

Y no comprendía como a pesar de todo el dinero e influencias de G-Dragon, ellos podrían estar mal. Jimin hizo la promesa de que averiguaria todo. Lastimosamente, una vez de su boca salió por accidente, que escuchó a Taehyung decir que la situación de Vant en serio era grave.

¿Alejarme yo? Después de saber todo aquello, jamás. Respetaría su situación si supiera que ella estuviera en alguna parte del mundo, bien y feliz. Pero ese no es su caso.

Al mes supe que mi amor no se fue de Corea, por aquellas noticias de modas o finanzas, las cuales eran mi día a día. Las veía con tal de quizás saber algo más de ella. Tal era mi agonía, que todas las semanas compraba las revistas de moda en una tienda cerca del hotel.

Vant poseía un edificio principal donde estaba su oficina, y donde muchas personas trabajaban para ella.

Una vez leí, aquello que llenó mi pecho de orgullo, un comentario sobre sus diseños, el cual decía.

"Kin Vant, la elegante y cordial señorita que se ha ganado el corazón de tantas celebridades, es sin duda alguna, una gran creadora, ama los colores, las texturas, la anatomía humana y en sus prendas plasma aquel asombro por el mundo que la rodea, exquisita sencillamente"

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora