Capítulo 28

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Jungkook caminaba tras ella, maravillado con la imagen de su silueta, una donde la brisa de la tarde calidad jugaba con el largo vestido blanco cargado de flores. Respiró hondo, dejando sus manos entrelazadas tras su espalda, para seguir caminando a una distancia prudente de ella.

Vant por su parte, exploraba el sentimiento de sentirse segura, pues a unos dos metros, podía escuchar sus pisadas seguras, yendo tras ella, sabía que el camino que tomase o el giro que diera, él estaría ahí.

Contenta, sonriendo para él y por él, sin siquiera mirarlo, tomaba flores en el camino, una que otra que le llamaba la atención. Empezó por un muy amarillo narciso, luego una tierna margarita, un fuerte girasol y terminó con una rosa tan llena de color. Había perdido cuenta de cuán lejos estaban de la casa, y de qué tan grande era el jardín por el que caminaba.
Sin embargo se dejaba maravillar por cada detalle tan bien cuidado, cada banca blanca en el camino para sentarse, la variedad de flores y árboles que debían costar tanto cuidar.

Cada flor que recolectaba, iba siendo secretamente contadas por su acompañante tan silencioso. Y cada flor que recolectó pronto se formó en una hermosa corona llena de colores que puso en su cabeza.

Jungkook la volvió a mirar maravillado, sus mejillas ya dolían por no poder quitar la sonrisa de su rostro y por esa serenidad que solo ella podría otorgarle.

Entonces, al llegar ambos al pequeño riachuelo que se encontraba separando los terrenos, ella se detuvo, dio media vuelta en silencio y le sonrió.

Que silencio más cómodo se había formado, que reconfortantes se sentían mirándose uno al otro.
Vant detallaba cada parte del rostro de Jungkook con admiración. Mientras que él miraba las flores sobre su cabeza, dándose cuenta de que faltaba una. La rosa.
Ella se acercó a él con calma y entregó la flor que tenía en sus manos, él solo sonrió aceptándola.

—No había dado un recorrido como este jamás... —admitió, mirando el delicado regalo sobre sus manos.

—Deberías hacerlo más seguido... es un lugar en hermoso. —confesó, mientras veía cómo se recostaba en la hierba fresca.

Jungkook miró hacia el cielo, gracias a las sombras que daban los altos árboles cerca.
Vant río y bajó hasta quedar a su altura, se recostó muy cerca de él, y comenzó en dilema en su mente.

—Yo... —dijo meditando sabiamente sus palabras, siempre trataba de ser muy cuidadosa con ellas.

—¿Si? —respondió, sin dejar de mirar el cielo.

Ella miraba su perfil enternecida, haciéndose a la idea de que él si existía.

—Yo no podía ver... aún así, estoy segura de que soñé con este lugar... —soltó con pausa y sin demoras, sin quitar su vista de él.

Jungkook no se alarmó, con Vant todo era posible.

—¿Y cuál fue tu sueño? —preguntó.

—Tú y yo... aquí mismo...

—¿Y? —volvió a interrogar el, con una leve risita tierna.

—Fue como una despedida... y tú... —no pudo continuar con la frase, pues sentía florecer dentro unos sentimientos que no le agradaban.

Él se dio cuenta de inmediato que algo había cambiado, la conocía tan bien cuando de descifrarla se trataba.

—Tú no tenías rostro. —dijo por fin, y él sabiendo que necesitaba más contención, apareció en su campo de visión.

Vant ahora miraba la cara de jungkook entre el cielo y las blancas nubes.

—No te asustes Vant... —le dijo, haciendo una leve caricia en su rostro. —fue un sueño...

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora