Capítulo 13

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Como para acercarla mi mirada la busca

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Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.
-Poema XX de Neruda

(...)

Narra Jungkook

El doctor frente a mi hablaba pausadamente, repetía los temas importantes y trataba de que yo hablara algo, pero sinceramente estaba demasiado ido, pensativo y en mi propio mundo para captar más de una idea completa.

—¿Jungkook entendiste? —preguntó Jae Bi, a mi lado, tomando mi mano izquierda con fuerza.

Suspiré, miré al hombre frente a mi y asentí, sin saber de qué estábamos conversando.

—Jae Bi... —dijo de pronto —es tú tutora legar Jungkook, el permiso se le concedió hace mucho tiempo, así que creo que sus decisiones están en lo correcto.

—¿Disculpe hablamos de? —pregunté nervioso, mirando a ambos en un vaivén lento.

—Nos iremos Jungkook, a Corea. —Jae Bi tomó mis dos manos para reconfortarme ante la noticia, pero aquella fue tan potente e invasiva que hizo que mis vellos se pusieran de punta.

Mi negativa era evidente, ¿cómo podría siquiera pensar en qué me iría de Francia? Kim vant vivía aquí y ese motivo era el más fuerte de todos, para jamás querer marcharme.

—No, no me iré. —dije decidido.

Ellos se miraron por un corto y fugaz momento. Y luego él se volvió hacia mi.

—El hospital, estará encantado de ayudarle de nuevo señor Jeon, y he venido desde Corea solo por usted...

—Si y le han de pagar muy bien... —le interrumpí —así que, gracias por su ayuda, se le pagará aún más para que se vaya.

—Jungkook. —enojada Jae Bi, se puso de pie y me miró desde arriba.

—Está bien, señorita, me iré, no se preocupe. —el doctor también se puso de pie y de paso lo imite yo, para guiarlo hacia la salida.

Los tres llegamos a la puerta, ellos con algo más de lentitud que la mía.

—Espero que estés bien Jungkook y piensa en todo lo que hablamos por favor. —me pidió y yo asentí con la cabeza, cabreado.

Quería que se fuera lo antes posible.

Se despidió de Jae bi, noté, quizás por la paranoia del momento y del verme aprisionado, una extraña mirada de complicidad entre los dos. Debe ser por el hecho de querer ayudarme y el yo negarme tan plenamente a sus favores.

Cuando nos vimos ambos solos, Jae Bi tomó mi rostro entre sus manos, para acariciarme.

—Lo hago por tu bien.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora