Capítulo 6

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El viento de la noche gira y canta

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El viento de la noche gira y canta.
Puedo escribir los versos más tristes esta noche. Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

-Poema XX. Neruda.


(...)

Narra Jungkook

Yo la tenía entre mis brazos, la besaba incontablemente, a mi antojo y sin remordimiento. Volaba en su mirada oscura, me embriagaba con el olor de su cabello. Sentía sus manos viajar por la piel suave de mi cuerpo. Yo cerraba los ojos, pues me sentía en el paraíso, yo cerraba los ojos para no llorar... llorar de felicidad.

Pero luego, maldita sea, estaba apoyado en la pared fría de mi baño. Tuve que mojarme el rostro al saber que todo había sido sueño. Detestaba todo aquello, cuando mi mente jugaba con mis sentimientos, burlándose de que la tuve, y ya no la tendré jamás.

"Vant, Vant" todas las noches mi corazón con cada palpitar, cantaba su nombre. Deshecho, por no haber podido ayudarla.
El tiempo, el maldito tiempo había curado ha tantas personas, ¿por qué parecía agraviar mi sufrimiento? ¿Por qué no curaba mi corazón?

Empezaba a comprenderlo, ella esta muerta, no hay remedio para aquello, ni dinero que pudiera pagar para traerla de vuelta.

Pero... ¿y si quizás el tomar los medicamentos de nuevo me estaban haciendo olvidarla? ¿Y si ella no quiere que la deje? Claro me lo ha pedido, pero... Quién me dice que lo hace solo por cuidar de mi?

Aún no he muerto yo, de amor, pero... ¿me faltará mucho tiempo?
Ojalá bajara Dios de los cielos y me digiera que estás bien, que no me necesitas, que tengo que olvidarte... ojalá me hiciera olvidarte, señorita Choi.

—Es tiempo de olvidarme de ti... es tiempo... —susurré, sabiendo que quizás podía oírme.

Tantas preguntas a las que dar respuestas, pero nadie que pueda dejarme conforme con la información, ni siquiera yo mismo.

(...)

Kim, aquella mujer imposible pasar por alto, era ,mi ocupación desde que entré a la universidad. Ella yacía en mi mente, causando el correspondiente terror que una persona como ella podría causar en el corazón de cualquiera.
Las semanas pasaban tan rápido y a pesar de la miserables visitas a la biblioteca que a veces dejaba pasar, era mucho el interés que estaba mostrando por la desconocida de ojos verdes. Ni dejándome plantado ciertos días era impedimento para que mi atareada mente le pensara.
Creo saber por que me acerco a ella, porque me da la paz que necesita mi vida. Últimamente era más dependiente de la gente de lo que había sido en toda mi vida.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora