Capítulo 31

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Sentía su boca seca, jamás había implorado tanto en su vida por una sola gota de agua. Esto se le hacía aún más difícil cuando sus muñecas dolían por las heridas que le producían las cadenas atoradas que le impedían escapar.

Hace ya días que su espíritu había flaqueado, y ya rogaba a algún dios que lo ayudase.

Pensaba tanto en sus amigos, en esa familia, y en la forma de escapar de ese lugar que parecía ser tan oscuro siempre.

—Estoy tan aburrido... —volvió a escuchar en la oscuridad.

Sabía que era él e involuntariamente su cuerpo comenzó a temblar del miedo. Siempre que decía aquella frase iba acompañado de alguna tortura a su cuerpo delgado y desnutrido.

—¿Qué haces cuando te aburres? —le preguntó acercándose a él para jalar hacia atrás su cabello y hacer que lo mirara directamente a los ojos —¿ah? —volvió a decir. —¿¡Qué es lo que putas haces?! —terminó por decir dejándole un buen golpe en su cara que lo adormeció por unos segundos. —¿Te follabas a mi novia?

Yuta negó, llorando desconsolado como un niño pequeño. Moribundo y cansado de todas sus teorías.

—Claro que lo has hecho... maldito perro desgraciado. —lo soltó, para alejarse de él.

Algo había en su mente que lo torturaba. Y era él pensar que ella estaría en los brazos de alguien más, cada día que pasaba lejos.

La necesitaba ya para si mismo. Había comprobado que nadie era como ella, jamás nadie se podría siquiera comparar.

Su alta costura, su educación, el éxito que tenía, su físico, la inteligencia y lo espiritual. Ella era de otro planeta.

—Es experta en eso... —soltó de repente. Llamando la atención de un Yuta al borde de la muerte —es experta en hacer sentir a todos los que la rodean como si fueran especiales.

Pateó la única silla que había en la habitación, muy lejos, destrozandola. La ira lo carcomía por dentro y le nublaba la razón.

Su propia mente jugaba con él. Creándole escenarios imaginarios donde ella se dejaba poseer por aquellos otros que la deseaban.

—Te hace sentir que no hay nadie como tú en el mundo... te hace ver las cosas de otra manera, como si todo fuera salido de un cuento... pero solo eres otro más en su lista.

Yuta guardó silencio. Ya no quería desafiarlo más, lo había intentado y lo único que tuvo como consecuencia fue un dedo menos de su mano.

—Ella sabe que te tengo y no le importas en lo más mínimo... ¡ya debería estar aquí maldita mierda!, ¡si le importaras tanto, si fueras alguien especial, ya debería estar aquí! —gritó con más fuerza.

Cayendo al suelo desconsolado. Había estado años tras ella.

Tanto años, que su salud mental había incluso empeorado.

Cuando se enteró de su muerte, lo primero que se le vino a la mente fue dejar este mundo junto con ella.
Estuvo años en el alcohol y las drogas para tratar de olvidarla.
Hasta que vió algo que lo hizo sentir mágico. Miró una noticia acerca de Taehyung quien extrañamente estaba acompañada de una hermosa mujer.

Una mujer de cabellera blanca e impresionante silueta que incluso parecía opacar al modelo.

Se sintió aliviado de la nada, aunque no se parecía a Choi, ciertamente era como una nueva obsesión para él.

La siguió hasta Francia con el único fin de verla más cerca. Acechándola por las noches desde lejos. Y mientras más la miraba más se daba cuenta de que la deseaba para si.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora