Capítulo 32

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Vant veía a Yoongi mover su pie frenético frente a ella. Lo oía suspirar y volver a ponerse de pie para caminar por su habitación, mordiendo las uñas de sus manos con ansía. Y así había estado los últimos veinte minutos, en un completo silencio que la chica parecía no querer romper.

Los sentidos de ella se alteraron cuando al verlo recorrer la habitación, fue directo hacia donde estaba y se agachó a su altura.

—¿No dirás nada? —le preguntó, tomando las manos de Vant entre las suyas.

Vant se removió incómoda en la cama.

—Bueno... —lo pensó, tragando en seco y con dificultad. —eres tú quien me pidió hablar... ¿no?

"Mierda" —pensó Yoongi, pues ella tenía razón. Pero no sabía que era exactamente lo que podría decirle o qué hacer.

¿Perder la cordura y reclamarle a Vant por la tan esperada complicidad que había visto abajo? Eso no era una opción, no cuando se trata de la persona que tanto quieres.

Vant ante los ojos del frío Yoongi no era más que un osito débil y tierno. Osito que lo buscaba siempre que tenía problemas. Ese que la hacía transformar en una niña cuando estaba con él.

Y era cierto de su parte, ella encontraba en él una serie de recuerdos del pasado que la hacían sentir segura y como en un hogar. Lo que no podía hacer la dulce Vant era desprenderse de ese ayer.

—Te conozco... —volvió a botar aire con fuerza.

Lo que su mente creía que había pasado, era real. Conocía tanto a Choi, que podría delatarle a Jungkook anécdotas que él jamás conocería. Y le explicaría cómo de hermosa eran sus mejillas sonrojadas cuando pequeña.

Podría explicarle a él cuánto la amaba... y que sentía que sus almas en realidad estaban entrelazadas, lo habían hecho, y sin darse cuenta ambos se unieron ante un viejo piano amaderado alguna vez.

—Sé tanto de ti como para saber que estás perdidamente enamorada de él... —soltó dejando el poco aliento que tenía en cada una de esas palabras.

Vant cerró los ojos con fuerza por el inmenso dolor en el pecho que sintió al escucharlo decir eso.

Ella lo sentía, podía ahora ver cuánto le pertenecía el corazón de aquel chico tan lleno de tristeza y desesperanza.

¡Odiaba con su alma hacerlo sentir así!, y se maldijo una y otra vez dentro de su cabeza. Ocasionando que esta doliera.

Yoongi le calaba dentro de pecho, haciendo que no pudiera respirar.

Él, al verla tan mal se acercó rápido hacia ella, para intentar acuñarla entre su pecho y sus brazos. Pero el movimiento rápido por el dolor de su cuerpo, le impidió llegar hasta ella, sin recibir alguno que otro golpe.

—¡Basta! —gritó desesperada, intentando que el dolor se disipara. Apretando sus sienes con fuerza y marcando sus uñas en estas.

—Choi... —la llamó pero era imposible hacerla entrar en razón. —está todo bien niña, tranquila... —trataba en vano de acercarse a ella.

Y sus intentos por calmarla fueron fallidos. Jamás había pasado aquello, Vant siempre caía rendida ante su sonrisa amistosa y sus brazos cálidos. Incluso cuando Jungkook parecía no poder calmarla, Yoongi lo hacía.

—Tocaré el piano para ti... —le dijo tomando sus muñecas con fuerza para evitar que siguiera haciéndose daño.

—¡No! —gritó ella, haciendo que las lágrimas brotaran por sus ojos negros y tristes.

𝐸𝑛 𝑡𝑢 𝑝𝑖𝑒𝑙 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑏𝑎𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora