Capítulo I: Un regalo a la humanidad.

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Abrió la puerta de su departamento con desgana. El sudor se había enfriado hace ya un rato en su cuerpo, dejándolo con esa asquerosa sensación de suciedad y pegajosidad que tanto le repugnaba; el cansancio, por otro lado, parecía haberse pegado a sus huesos en los últimos días, negándose a darle un respiro mientras arrastraba sus pies lastimados por el pasillo. Arrojó sin miramientos sus característicos guantes a un rincón mientras continuaba rumbo a su habitación, quitándose la camiseta y los antifaces con un bufido, prosiguió con las botas y batalló para quitarse los pantalones dando saltitos hacia la cama.

En cualquier otro caso, ni siquiera se le pasaría por la cabeza la idea de irse a dormir con el cuerpo sudado, lleno de sangre —suya y de sus enemigos— y quién sabe qué otras porquerías; pero justo hoy, la noche en que lo tiraron a un puto basurero mientras luchaba, se permitiría ensuciar sus sábanas favoritas en un intento de consuelo. Apoyó su cabeza en las perfumadas almohadas blancas —un aroma contrastante con el olor a basura— y soltó un suspiro de satisfacción, frotando su cara aún más contra la superficie suave en un miserable intento de distraerse y callar sus pensamientos, algo que resultaba difícil de hacer aun cuando su cuerpo estaba hecho trizas.

Llevaba más de una semana sin dormir correctamente debido al repentino incremento del crimen en Hamamatsu —ciudad en la Prefectura de Shizuoka—, todo apuntaba a la formación de una nueva banda de villanos con la ayuda de un grupo de narcotraficantes rusos. Él era quien llevaba a cargo la investigación, pero también era un activo en el campo, dos cosas que junto al papeleo y las conferencias de prensa significaban un dolor en el culo. Pero no importaba que tanta carga pusieran sobre sus hombros, Bakugou Katsuki no era una persona que se resignaba y daba por vencida, nunca lo había sido y no empezaría ahora por unos malditos criminales.

En sus inicios, fueron muchos quienes cuestionaron si acaso su personalidad cruda y directa —e incluso despiadada según algunos medios— le permitiría llegar a ser un héroe, un tipo tan desagradablemente arrogante que juraba que superaría al número uno All Might. Desafortunadamente para todas esas personas, esa misma arrogancia se mostró en su sonrisa, más orgullosa que nunca, cuando finalmente consiguió su objetivo de ser el héroe número uno de Japón; Kirishima sabe que estuvo muy tentado en decir: "se los dije" a todos los reporteros.

Sí, quizás su personalidad no era lo común en un héroe y su peculiaridad era más peligrosa de lo normal, ya que no cualquiera tenía la capacidad de destruir una ciudad entera con tan solo sus manos. Sus valores morales tampoco eran tan puros como deberían —si somos honestos y nos comportamos como los putos adultos que somos, esos valores son irreales— pero cumplía con su trabajo a la perfección. Para nada era igual al santo de Deku o al antiguo número uno, quienes creían en el poder del perdón, la amistad y quién sabe qué otras fumadas; ellos eran el tipo de persona que intentarían razonar con un asesino para que se arrepintiese de sus crímenes y se entregará a la justicia después de matar a más de veinte personas —historia verídica, estuvo ahí cuando Deku dijo semejante estupidez—.

Katsuki no era como ellos.

No sentía empatía por un asesino o un violador, sin importar qué tan mierda pudiese haber sido su infancia o vida en general, él no daría segundas oportunidades a esas escorias de seres humanos. Si él con su horrible carácter, al punto de que a los ocho años sus vecinos afirmarán que sería un villano —cosa que sus compañeros de la UA también creyeron— y que la misma Liga de Villanos fuera a reclutarlo años después; pudo convertirse en un héroe, ¿por qué los demás no serían capaces de ser ciudadanos decentes?

El caso de Fujishima Heima, un asesino en serie famoso por tener de objetivo a mujeres extranjeras, causó un revuelo masivo cuando su abogado reveló —anónimamente— detalles morbosos de su infancia para apelar al sentimentalismo del público. En el momento en que Katsuki vio que estaba logrando poco a poco su objetivo, no dudó en hablar con la prensa hecho una furia por lo que se estaba gestando, después de todo, él era quién había llevado ese caso también. Con esto, sentó firmemente las bases de sus valores como héroe en vivo y, afortunadamente, esto hizo eco en el público que comenzó a verlo con otros ojos; donde antes era odiado o cuestionado duramente por su carácter y sus métodos violentos de captura, ahora era aceptado con solo un par críticas.

«No somos iguales» | Bakugou Katsuki [EN EMISIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora