—¡Escúchame bien, pedazo de carne podrida! ¡No tienes ningún derecho de entrar a mi habitación sin permiso! —Shinso gritó escandalosamente, sin importarle que más gente lo escuchara. Estaba de pie, con la cara completamente roja, ocultando tras de sí un libro de romance que, sorpresa, también le había robado a Katsuki. O eso es lo que pensaba, porque en realidad era de su madre.
—Oh, lo siento mucho. Parece que interrumpí el momento íntimo del pequeño emo —arrulló con voz de bebé, antes de volver a recordar la portada del libro de romance erótico, entonces se cagó de risa otra vez—. ¿Nuestro explosivo amor pasional? ¿Por qué lees esa porquería para señoras?
—¡Cállate, no sabrías apreciar una buena lectura aunque te la estampara en la cara! ¡El protagonista es un hombre muy agradable, a diferencia de ti, que eres una perra!
—¡Fíjate en cómo me hablas, muerto de hambre! ¡Soy mil veces mejor que un cochino personaje ficticio!
—¡Entonces demuéstralo! ¡Sé un mejor novio que Víctor! —No tenía idea de qué babosadas estaba diciendo, solo sabía que estaba muy enojado y avergonzado de ser encontrado riéndose como una chiquilla en su cama, balanceando los pies de la manera más femenina que alguien hubiese visto jamás.
Katsuki nunca fue bueno para controlarse cuando los demás lo desafiaban. No importaban los años que tuviera, simplemente no podía cambiar esa parte de su personalidad. Por eso, no se dio cuenta de que era un pedido un poco extraño.
—¡Puedo ser mejor novio que cualquiera! ¡El mundo entero mataría por estar conmigo! ¡Ya verás! —Y, luego de vociferar eso, se fue azotando la puerta.
Shinso se quedó quieto en medio de la habitación, con el corazón acelerado porque su mente traicionera le había dicho que podría haber intentado demostrar eso, haciéndose novio suyo. Y, por alguna razón, esa idea no lo molestaba tanto como debería hacerlo.
«¿Qué carajos estoy pensando?», pensó desconcertado, mirando el techo por un par de segundos, antes decidir salir a dar un largo, largo paseo por la calle. Con suerte, un auto lo atropellaría y lo desviviría, acabando con su vergüenza e ideas raras.
Mientras tanto, Katsuki se dirigió a otra habitación y, cuando llegó, golpeó la puerta con furia. Un pobre chico, ingenuo y desprevenido, salió a atenderlo vistiendo una camiseta vieja y unos calzones de Bob Esponja. Muy masculino.
—Hola, Bakugou. ¿Qué haces aquí, amigo? —preguntó con una sonrisa agradable, irradiando rayos de felicidad como un sol ardiente.
—No hay tiempo que perder —dijo con voz molesta, y se acercó a él para decirle—: Kirishima, eres mi nuevo novio. De nada.
—¡¿Qué?!
El día de Izuku había empezado bien. Se levantó con más ánimo que ayer, finalmente sintiendo que se recomponía un poco del... El... Bueno, lo que Kacchan había hecho con... Eso.
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«No somos iguales» | Bakugou Katsuki [EN EMISIÓN]
FanfictionEn un momento, Bakugou estaba acostado en su cama listo para irse a dormir luego de una noche agotadora combatiendo el crimen. Al siguiente, estaba despertándose con los gritos de su madre que no debería estar en su casa ni verse veinticuatro años m...