El ruido de los pájaros cantando en el árbol, al lado de una habitación en particular, hicieron que un bulto se removiera bajo las sábanas durante varios minutos, hasta que se detuvo de con un grito ahogado con la almohada.
Katsuki se incorporó en la cama de mal humor, con los ojos hinchados del sueño y el cabello más alborotado de lo normal, pensando en conseguirse una escopeta para pegarle unos cuantos tiros a los pájaros de mierda, volteándolos directo en su sartén para comerlos acompañados de huevos y tocino.
Una sonrisa malvada se extendió en su cara soñolienta.
— ¡Levántate de una buena vez, Katsuki!
Los golpes en la puerta lo sacaron de sus ensoñaciones; con los ojos bien abiertos por el susto, no tardó en fruncir el ceño porque, de nuevo, esa bruja interrumpía sus planes, insistiendo en ser ella quien lo despertará en vez de su benevolente viejo. Al ritmo de un anciano, salió de las cómodas sábanas con un suspiro, quejándose de la desgracia que era tener que volver a la escuela, pero sin tener otra idea mejor sobre qué hacer si la dejaba.
Estiró los brazos sobre su cabeza, haciendo crujir los huesos de su espalda con satisfacción y observó con pereza el bolso arrojado descuidadamente sobre el suelo, mirando con mayor desgana los libros empolvados que habitaban la esquina abandonada de su desastroso armario sin puerta. Tarde o temprano tendría que limpiarlo, pero ni siquiera su deseo de ser mejor persona fue suficiente para vencer la flojera que tenía de solo pensar en arreglar el sitio infestado de arañas y tierra.
"Bueno, hoy no es un buen día para limpiarlo. El día está... muy ventoso, sí, muy ventoso", opinó, cuando la más suave de las brisas tocó su cara, pero no le tomó importancia; frotando sus ojos con cuidado, sacó el uniforme dos tallas más grande y se fue a duchar.
Salió de la regadera, secándose el cabello mojado con una mano, mientras con la otra terminaba de colocarse los zapatos; el reloj analógico en su mesita de luz mostraba que estaba algo justo de tiempo para llegar a la estación. Katsuki hizo una mueca cuando escuchó el ruido de tacones subiendo las escaleras, y anticipándose a lo que vendría, corrió a echar seguro a la puerta.
— ¡Maldito hijo de...! — gritó la bruja con indignación, habiendo escuchado desde el pasillo. — ¡Abre esa puerta ahora mismo!
Un grito de: — ¡Mitsuki, cuida tu tono! — se escuchó desde la planta baja, probablemente de la cocina, ya que hoy era el turno de su viejo de preparar el desayuno.
— ¡Katsuki, obedece!
— ¡Estoy desnudo, vieja asquerosa! — mintió. — ¡Espera afuera!
— ¡Masaru, esta alimaña está fuera de control! ¡Trae la sierra! ¡Tiraré esta puerta abajo y luego...!
En su segundo día de clases, Eijiro corrió por los pasillos con prisa de llegar a tiempo, casi que patinando hasta detenerse frente a la puerta de su salón. Jadeó con la cara colorada, sonriendo porque había llegado a buena hora, notó, apoyándose un momento en el marco de la puerta abierta.
ESTÁS LEYENDO
«No somos iguales» | Bakugou Katsuki [EN EMISIÓN]
FanfictionEn un momento, Bakugou estaba acostado en su cama listo para irse a dormir luego de una noche agotadora combatiendo el crimen. Al siguiente, estaba despertándose con los gritos de su madre que no debería estar en su casa ni verse veinticuatro años m...