Esa mañana, Bakugou se levantó de la cama con pesadez. Había estado tan cómodo y calentito debajo de las sábanas, que salir de ellas se sentía como un crimen contra su propio cuerpo.
—Tan bueno... —murmuró, recordando las deliciosas hamburguesas de ayer. Dudaba que lo dejaran entrar de nuevo, no después de que rompió tres mesas, con todo lo que tenían encima, cuando intentó aferrarse a su silla para seguir comiendo mientras Aizawa lo arrastraba a la salida.
Llevó sus pies hasta el armario, sacó su uniforme y comenzó a desvestirse. Cuando apenas iba a ponerse los pantalones, la puerta de su cuarto se abrió de repente.
—Te dije que no entraras a mi cuarto, mierda —gruñó, sabiendo quién era a pesar de que tenía los ojos cerrados por el sueño. Uno de estos días perdería la paciencia y lo haría meter preso por invasión de propiedades y robo de pertenencias—. ¿No ves que me estoy cambiando? Lárgate.
—En mi casa teníamos la costumbre de cambiarnos juntos —respondió Shinso, sonriendo descaradamente mientras guardaba los clips en su bolsillo.
Era mentira, claro. Él ni casa tenía, ni había convivido tanto con su familia antes de ser echado. Los únicos seres vivos que lo habían visto cambiarse eran las ratas del callejón donde dormía, y eso era porque no tenían otra opción.
Cerró la puerta para que nadie más viera este momento de oro y se apoyó contra ella, añadiendo—: También nos bañamos juntos, a veces...
Katsuki lo miró y arrugó la nariz, disgustado, comenzando a prenderse los botones de la camisa blanca. No apreciaba sus chistes. En cambio, Shinso rogaba al universo que el tiempo se ralentizara para poder ver un poco más, solo un poquito más. Sin embargo, el pecho desnudo se escondió justo frente a sus ojos, haciéndolo suspirar decepcionado.
—Bueno... ¿Ya nos vamos? No quiero que el pelo teñido venga con nosotros —dijo y, en un acto de amabilidad, cargó su bolso tirado en el suelo. Luego, sonrió coquetamente—. Mira, hoy tu novio va a llevar tus libros. Tú eres el nerd y yo el chico malo que se vuelve bueno gracias a tu amor.
«Este tipo leyó mucho Wattpad», pensó Katsuki, peinándose el cabello con sus manos.
—No eres mi novio, desgraciado mediocre —respondió amorosamente, empujándolo hacia la salida después, pero sin quitarle el bolso porque hoy estaba más perezoso de lo normal. Apreciaba tener sirvientes, en cualquier momento del día—. Y no andes diciendo eso por ahí.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo de que se haga realidad? —Rio, caminando a su lado por el pasillo y, en un movimiento atrevido, entrelazó sus manos, mirándolo a los ojos luego—. Nos veríamos bien juntos... ¿Sabías que el violeta y el amarillo son complementarios? ¡Hasta nuestros cabellos quedan bien!
—No digas estupideces —dijo con irritación, a punto de quitar su mano cuando un pelotazo golpeó la cara de Shinso, derribándolo al suelo junto a sus bolsos.
—¡Ay! ¡¿Quién fue el hijo de puta?! —gruñó, refregándose la mejilla golpeada, mientras Katsuki se reía burlonamente. Era como si el universo lo castigara por pasarse de confianzudo con él.
Shinso miró hacia atrás, solo para encontrarse con quien menos quería ver.
—¡Lo siento mucho, Shinso! ¡La pelota se me resbaló de las manos, lo juro! —exclamó Kirishima que, aunque intentaba sonar arrepentido, la enorme sonrisa satisfecha en su cara delataba su mentira—. Veo que estás herido, deberías volver a tu habitación a descansar, yo acompaño a Bakugou.
Tomó el bolso de su amigo del suelo y luego arrastró al rubio del brazo, sin darle tiempo a hacer nada más que seguir riéndose mientras caminaba. Shinso miró como ambos se iban, incrédulo de que lo hayan dejado abandonado, sin ayudarlo.
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«No somos iguales» | Bakugou Katsuki [EN EMISIÓN]
FanfictionEn un momento, Bakugou estaba acostado en su cama listo para irse a dormir luego de una noche agotadora combatiendo el crimen. Al siguiente, estaba despertándose con los gritos de su madre que no debería estar en su casa ni verse veinticuatro años m...