Capitulo 22: "Nueva normalidad"

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Mi recuperación fue tortuosa, no solo por tener inmovilizado casi la mitad del cuerpo, sino porque siempre fui muy activa y estar quieta me alteraba demasiado.

Queen tuvo una última crisis de abstinencia.
En el tiempo que estuve desaparecida, el no dormir, la preocupación y el estrés de no encontrarme, a la vez tener que encargarse de los niños. Y ahora, ir, venir, Oliver y Emma, yo recuperándome, mover cielo y tierra para poder comenzar con el caso de Elsie y Cooper lo desestabilizaron por completo.

Me di cuenta, cuando quizo acercarme una taza de té en la clínica y las manos comenzaron a temblarle, logrando que me queme toda la pierna, que para mi fue lo de menos, porque que me tire de la cama desesperada y a los gritos.
Cuando lo estabilizaron, me contaron que era un camino muy largo, el cual ya había recorrido más de la mitad, pero lamentablemente con todo lo sucedido dio varios pasos para atrás.

Me trataron los mejores especialistas del ejército, con las mejores maquinarías de último modelo, logrando que al mes me recuperé un setenta por siento y así lograr volver a casa.

El viaje a casa pareció eterno, aun que eran solo cuarenta y cinco minutos, pero mi ansiedad de poder estar con los mellizos hacía que el tiempo pasara lento.

Cuando baje de la camioneta, Queen me detuvo en la entrada.

—Stone. —Dijo poniéndose enfrente mi. —Como pasarás más tiempo aquí, del que estás acostumbrada, mande a re decorar la habitación de invitados de la planta baja.

—¿Re decorar? —Hablo impaciente.

—Ya verás. —Finalizó dándome un beso en la frente y extendiéndome la mano para entrar.

La tome dudosa y el sonrío de lado, de esa forma en la que me observó por primera vez, que me enloqueció.

Apenas pasamos la puerta de entrada, mi corazón galopeó como loco, esperando a mis pequeños, pero mi sonrisa se desvaneció cuando solo estaba Karla en el salón.

—¿Y los niños? —Dije algo molesta y desilusionada.

—Aún están en la guardería ¿Recuerdas? —Hablo Queen, quitándome el saco. Lo había olvidado por completo.

—Buenos días señorita Evangelina. —Habló mi casi madrastra y ese pensamiento me hizo reír.

—Buenos días Karla. —Me acerque a abrazarla. —Y ya dije, no me gustan las formalidades cuando dormimos prácticamente bajo el mismo techo y casi que compartimos uno de mis apellidos. —La rubia se rió avergonzada. —¿Alguna novedad? —Hable para que sus pómulos dejen de estar carmesí.

—Deje a los niños en la guardería del comando hace más de dos horas. —Comentó notando mi desilusión al llegar y no verlos. —Desde que usted se fue, estuvieron intensos y la señorita Ross como psicóloga confiable de la familia, recomendó que sería bueno enviarlos más tiempo, para que puedan jugar con otros niños y que no estén tan metidos en el mundo de los adultos. —Sonreí ante la recomendación de mi mejor amiga.

—¿Y como va eso? —Cuestiono divertida, ya que se que mis hijos son hiperactivos y necesitan desgaste.

—Creo que mejor que al principio. —Responde sonriente, Dominic me contó los pequeños detalles de mis rebeldes.

—Vamos, quiero mostrarte tu nuevo cuarto de juegos. —Habla Queen a mi lado, con una pizca de emoción.

—No se si tengo miedo de seguirte. —Contesto haciéndome la exagerada. El toma mi mano y me guía a la otra habitación del lado opuesto donde duerme Lilian, nuestra cocinera.

Cuando nos colocamos frente a la puerta, lo observé confundida, ya que, siendo mi esposo, pueden salir cosas extrañas de su mente.

—Dime que no has construido un cuarto rojo, como el de Christian Grey y que ahora mi habitación de huéspedes no se ve como un escenario de BDSM. —Su carcajada ronca llega a mis oídos y por más de que tenga un trauma hoy en día con la intimidad, mi sexo se humedece levemente y mi inconsciente grita que sea verdad.

Pandora: Lealtad, Orgullo y Seducción. © (#2)  [ ✔️ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora