CAPÍTULO 7

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Narra Camilo.

¿Cómo calmarla? Vale, está preocupada por si me hace daño. Solo tengo que demostrarle que estoy bien.

Intenté acercarme a ella. Mala idea.

-Camilo- Vale, vale. Tranquila, todo está bien.

-____- Tienes que alejarte de mí. No sé que es lo que puedo llegar a hacer.

-Camilo- No vas a hacerme daño ____. Mira, yo estoy bien.

-____- Aún así, está nevando. En Colombia Camilo, en Colombia.

-Camilo- Eso es maravilloso, la nieve es hermosa.

-____- Si pero el hielo es peligroso y no me extrañaría que empezase a granizar. 

El suelo estaba cubierto de nieve y a su alrededor iba creándose una capa de hielo. Me agaché con cuidado de no resbalar y recogí un poco de nieve dándole forma de bola. La muchacha me miró sin entender lo que hacía. Y fue entonces cuando le lancé la bola de nieve dándole en un hombro. Volví a levantarme y reí.

-Camilo- Deberías ver tu cara.

-____- ¿Qué se supone que estás haciendo?

-Camilo- Enseñarte lo divertida que es la nieve.

____ me miró extrañada pero la nieve que caía era más ligera. Ahora a demostrarle que no iba a hacerme daño. Me quité mi poncho y avancé hacia ella decidido y con una sonrisa en mis labios. Le puse la prenda, que le cubría bastante más que a mí. Coloqué mis manos en sus brazos por encima de mi poncho y en el lugar donde sabía que se encontraban las mangas de su vestido. Tocar su piel podía ser mala idea en ese momento pero con dos capas de ropa de por medio no se sentía tan frío. Me mantuve en esa posición mientras que nuestras miradas se cruzaban, pude distinguir como el color de sus ojos se había convertido en un marrón opaco y oscuro en lugar de el color brillante y claro de anoche. 

-Camilo- ¿Vamos a la casita?

____ asintió dubitativa y yo rodeé sus hombros con uno de mis brazos en un intento de tranquilizarla un poco mientras andábamos de vuelta a mi casa.

-____-¿Se lo vas a contar?

-Camilo- Ya lo habrá hecho Dolores.

Comenzó a nevar más fuerte y ella se intentó separar de mí cosa que impedí.

-____- Deberías ponerte tu poncho. Estás temblando.

-Camilo- Puedo aguantar un poco para que tu estés bien.

Pude ver como sonreía y me pareció distinguir un pequeño sonrojo en sus mejillas.

-____- Camilo, a mi no me afecta el frío. Soy yo quien lo provoca.

-Camilo- Bueno ya hemos llegado así que da igual.

Teníamos la puerta frente a nosotros ____ llamó con los nudillos haciendo que las madera de la puerta se congelara en la zona que había golpeado.

-____- Creo que no debería entrar.

Antes de que pudiera decir nada la abuela abrió la puerta asustada. Primero miró a ____ para luego abrazarme fuerte.

-Abuela- Claro que deberías entrar. Dios mío Camilo nos tenías muy asustados, ¡estás helado! Pasad, pasad tu padre acaba de encender la chimenea.

La abuela me arrastró hacia la sala dónde estaban todos. Mi madre corrió a abrazarme y pude notar varias miradas en mi.

-Julieta- ____, cariño puedes pasar, no te quedes en la puerta.

-____- No creo que sea buena idea.

Miré a Dolores como preguntándole si nos había estado escuchando. Ella solo asintió.

-Dolores- Ya lo saben todos _____.

La joven suspiró intentando tranquilizarse para después avanzar despacio hacia nosotros aferrándose a mi poncho, que todavía llevaba puesto. Marcas de hielo con la forma de sus zapatos se iban formando a cada paso que daba. Mi tío me rodeó con una gruesa manta y le ofreció otra a ella.

-____- No es necesario, yo tolero bien el frío. Seguro que vosotros la necesitáis más.

Forzó una sonrisa intentando mantenerse separada de todos. Mi tío se acercó a ella y le pasó la manta por los hombros, para después sonreírle.

-Agustín- Aún así seguro que ayuda. Además, tenemos de sobra.

La joven le dedicó una débil sonrisa y miró a todos en la sala para terminar en mi abuela.

-____- Lo lamento mucho, de verdad. Yo no soy capaz de controlarlo. Estaba asustada.

Me miró a mí y pude notar como su voz comenzaba a quebrarse y se le formaban lágrimas en los ojos.

-____- No quería hacerte daño.

-Camilo- Estoy bien, tranquila.

El suelo comenzó a helarse bajo sus pies y todos dieron un paso atrás sorprendidos. Mi madre fue la única que se acercó portando una sonrisa radiante en su rostro.

-Pepa- Tranquila, pequeña. Ya has oído a Camilo, nadie se ha hecho daño por tu culpa. Yo soy la primera que sabe lo que se siente al no poder controlar las emociones, y tu madre no ha ayudado manteniéndote encerrada.

____ batallaba por no llorar.

-____- Ella solo intentaba evitar esto. Y tenía razón. Debería encerrarme de nuevo.

-Pepa- No es cierto querida y si alguien te encierra va a tener que ser por encima de mi cadáver.

Se escuchó un trueno y ____ rio débilmente. 

-Pepa- Está bien sentir emociones. No podemos reprimirnos por siempre. Puedes llorar, está bien. Ven aquí.

Mi madre colocó su mano en la espalda de ____ para guiarla en dirección a la chimenea. Ambas se sentaron frente a esta y lágrimas comenzaron a resbalar por las mejillas de la más joven, congelándose antes de tocar el suelo.

-Pepa- No te mantengas en silencio pequeña, todo está bien. Ven.

Mi madre retiró la manta que cubría a ____ para después estrecharla entre sus brazos con fuerza y acariciar su pelo. Ella escondió su cabeza en pecho de mi madre para comenzar a sollozar con fuerza. Todos nos quedamos mirando la escena sin saber que hacer, mi tía se escabulló hacia la cocina. El hielo se comenzaba a formar al rededor de ____, pero el sol de mi madre y el calor de la chimenea lo contrarrestaban evitando que este avanzara.

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Aish, está mal que lo diga yo, pero me da ternura. Espero que os haya gustado.

Por cierto no sé si saben a que me refiero con poncho, es la prenda de ropa que lleva Camilo sobre la camisa. En España se le llama así, pero me parece que es distinto en otros países


Un corazón helado. Camilo Madrigal y tu (Encanto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora