CAPÍTULO 19

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Narra ____.

Todas escuchábamos expectantes a que Pepa continuara con su relato.

-Pepa- Los enamorados se mantuvieron separados por un tiempo, pero al comprender que no podían vivir el uno sin el otro, el zapatero consiguió trabajo en la corte de la princesa y le enviaba mensajes ocultos a su princesa por medio de los zapatos que confeccionaba para ella, esperando que ella los encontrara.

Pepa realizó una pequeña pausa.

-Pepa- Los mensajes le profesaban a la princesa amor eterno y de vez en cuando también contaban con algún poema de amor para ella que no tenía forma alguna de contestar a su amado. Con cada día, con cada palabra de amor el su vínculo crecía. Hasta que un día la princesa no lo soportó más y decidió esconder una nota en uno de los pares que su amado había confeccionado y pedir a sus sirvientes que se los entregaran para arreglarlos.

-____- ¿Qué decía la nota?

-Pepa- Cuál fue la sorpresa del zapatero al encontrarse con lo que decía la nota. "No lo puedo soportar más, me da igual que ambos nos pongamos en peligro, necesitamos estar juntos y creo que la única posibilidad de hacerlo sin morir es abandonando el reino. Te espero esta noche en el lugar donde nos conocimos"

-____- Realmente es algo muy imprudente por parte de la princesa.

-Pepa- Al caer la noche la princesa rompió todas sus prendas y las enlazó para poder escapar del castillo, llegó al lugar acordado y allí se encontró con su enamorado que la recibió con besos, abrazos y palabras de amor. El zapatero había empeñado cada una de sus posesiones para comprar un caballo que lo sacara del reino. Y así fue como esa noche dos almas enamoradas se enfrentaron a sus mayores miedos, dañar a la persona que más amaban, para poder estar juntos para siempre. Ambos renunciaron a todo y cuanto tenían esa noche por mantenerse juntos sin saber siquiera si iba a dar resultado o si ambos serían ejecutados en la plaza del pueblo a la mañana siguiente. Aún así, lo arriesgaron todo y pasaron el resto de sus vidas juntos.

Pude ver como las chicas retenían sus lágrimas.

-Pepa- Pues como vosotras, ellos sabían que el chin solo se da una vez en la vida.

Me quedé en silencio pensando en si debía enfrentarme a mis miedos yo también. El problema era que yo ni sabía lo que sentía, ni sabía si sería correspondida, ni vivía en un cuento de hadas, ni podía arriesgarme a hacerle daño. Fue entonces cuando suspiré descartando la idea de mi cabeza. Aún así sabía que había algo que nunca admitiría. El cuento había depositado una pequeña esperanza en el fondo de mi corazón que me reconfortaba aunque fuera un poco. 

Era increíble la manera en la que Pepa siempre lograba calmarme fuera de una forma u otra. Me mantuve en aquella posición mientras que las chicas hablaban entretenidas de todo lo que habían hecho a lo largo del día.

Narra Camilo.

Había regresado de ayudar a una señora del pueblo cuando me encontré con que la casita estaba prácticamente vacía con la excepción de mis padres, les saludé distraído y me marché a mi habitación. Una vez allí me tiré boca abajo en mi cama suspirando. Llevaba todo el día pensando en esta mañana, tanto en mi encuentro con ____ en el que me planteé besarla como en lo que me había contado con respecto a su don.

¿Realmente podría haber una manera de que estuviéramos juntos? Voy a volverme loco.

Sentí como alguien tocaba a la puerta.

-Camilo- ¿Quién es?

-Félix- Soy yo, hijo. ¿Puedo pasar?

-Camilo- Adelante.

 Mi padre entró en la habitación y yo me incorporé un poco para sentarme como los indios sobre mi cama.

-Félix- ¿Sucede algo Camilo?

Lo miré pensando en si pedirle consejo o no. A fin de cuentas quien mejor que mi padre para esto. Suspiré para mirarlo fijamente.

-Camilo- ¿Me puedes ayudar con una cosa?

Él sonrió y se sentó junto a mí en mi cama.

-Félix- Claro que sí. 

Volví a suspirar. Lo miré directamente a los ojos.

-Camilo- Creo que estoy enamorado de ____.

Él rió.

-Camilo- ¿¡De qué te ríes!?

-Félix- ¿Eso es todo?

-Camilo- ¡¿Cómo que si eso es todo?! ¡¿hablas en serio?!

Lo miré enfadado.

-Félix- Perdona hijo, es que creo que eres el último en darte cuenta. Bueno no, ella tampoco parece percatarse.

-Camilo- ¿Es en serio? ¿Tan obvio soy?

Lo miré avergonzado y él asintió sonriente.

-Félix- ¿Y que tiene de malo?

-Camilo- Estoy totalmente perdido papá. Nunca había sentido nada así. No la puedo sacar de mi cabeza y cuando está cerca mi corazón se acelera y prácticamente comienzo a sudar.

-Félix- Si, has descrito estar enamorado a la perfección. Y quieres estar siempre con ella y te mueres por acariciar su piel y besar sus labios.

Me sonrojé aún más de lo que ya estaba cuando esa imagen se instauró en mi mente.

-Camilo- Ese es el principal problema. Aunque yo también le gustase, cosa que desconozco totalmente, ni siquiera podría besarla. Se pondría nerviosa y bueno. 

-Félix- No tiene por qué. Puede que no sea el mismo tipo de nerviosismo y entonces reaccione diferente. Mira la nubecita de nieve rosa de anoche.

Barajé su idea sin descartarla ignorando el hecho de que acababa de confesar que si nos había estado espiando tal y como yo ya sabía.

-Camilo- ¿Y si yo no le gusto?

-Félix- Eso nunca lo sabrás si no te arriesgas a intentarlo, es una chica tímida.

-Camilo- ¿Sabes? Será una tontería pero cuando la conocí... después de bailar con ella o incluso en el mismo momento en el que impedí que se cayera en el pueblo. Me sentí como en la historia que mamá nos contaba de pequeños. La del chin. ¿La recuerdas?

Mi padre volví a sonreír mientras que yo jugueteaba con mis manos pensativo.

-Félix- Claro que la recuerdo. Mira Camilo, tu madre y yo tuvimos ese amor a primera vista del que hablas y te puedo asegurar que tus tíos también lo tuvieron. No te puedo decir si lo que tu sientes ahora es lo mismo que siento yo cuando conocí a tu madre. Pero te puedo asegurar que desde fuera se ve exactamente igual que cuando Julieta y Agustín se conocieron.

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Hola, ya estoy en casa. Para los que preguntaron es una operación no muy complicada en un pecho. Todo ha salido bien aunque me encuentro muy rara y atontada. Me duele mucho, según el médico lo peor va a ser la recuperación, pero yo estaba taaaan asustada...
Por cierto, muchas gracias por todos los comentarios de ánimo, realmente son de mucha ayuda. Soy muy sensible para estas cosas. Muchas gracias de nuevo, tanto por esto como por leer mi historia, me hace muchísima ilusión. Cuídense.

Un corazón helado. Camilo Madrigal y tu (Encanto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora