CAPÍTULO 50

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Narra Camilo.

Cuando ____ se sentó la cena dio inicio fue algo más incómodo de lo que yo pensaba pues Dolores sacó el tema de cierto rubio que se había pasado por la casita.

-Dolores- Resulta que ni siquiera recordaba lo que le había hecho a la pobre ____.

-Alma- Realmente parecía un buen chico. Es muy triste, lamento mucho que haya pasado esto ____.

-____- Descuide doña Alma, Dolores y Camilo estaban conmigo, realmente no fue tan complicado enfrentarme a él con ellos dos a mi lado.

-Dolores- Principalmente lo hiciste tu.

-Camilo- Tampoco íbamos a permitir que lo dijeras todo tu sola. Yo también tenía ganas de poner a ese estúpido en su sitio.

-Pepa- Camilo, cuida tu vocabulario. 

-Camilo- No hay forma de describirlo de otra forma.

-Pepa- Que lo sea no significa que esté bien decirlo.

-Camilo- De acuerdo mamá.

-Félix- No entiendo como puede haber hombres así todavía en los tiempos que corren.

-Julieta- Hay personas que no aprenden nunca.

Suspiré y guardé silencio durante el resto de la cena. 

Realmente me gustaría poder decir que todo era perfecto y maravilloso pero no sería cierto. Los días iban pasando y aunque había momentos en los que ____ estaba receptiva y aceptaba mis muestras de cariño, la mayor parte del tiempo estaba distante con todos, se aislaba y prácticamente era insoportable estar cerca de ella debido al frío. Yo siempre intentaba animarla, distraerla, a veces funcionaba y pasábamos ratos maravillosos juntos, pero otras lo mejor que yo podía hacer era respetar su espacio y no agobiarla. No hacía falta ser un genio para saber que su madre era lo que la preocupaba.

Narra Rosa.

Me encontraba sola en mi casa, frustrada y terriblemente enfadada. ¿Cómo podía ser posible que ese chico siguiera aguantando a mi hija? más aún ¿Cómo podía quererla sin temer su propia muerte? No comprendía porqué alguien iba a ponerse a sí mismo y a toda su familia en peligro solo por una muchacha. 

Así fue que me dispuse a demostrarle al joven de cabellos rizados lo peligrosa que su nueva novia podía llegar a ser. Me daba algo de pena por ____, pero esto era lo mejor para todos, tanto para esa pobre familia como para mí.

Esa noche salí de la casa y me adentré en el bosque, recordaba a la perfección esas indicaciones que mi esposo y yo habíamos seguido aquella cálida noche de primavera. Atravesé una gran parte del bosque y poco antes de la media noche me encontré de frente con esa vieja choza suspendida sobre el lago. 

Tomé aire y tras santiguarme recogí mi falda y llegué hasta la choza saltando sobre las piedras que hacían de camino y se encontraban suspendidas sobre el agua del lago. Llamé, golpeando la puerta con los nudillos y me sorprendí a mí misma sintiendo un escalofrío.

Unos segundos más tarde me abrió la puerta una joven de cabello largo y oscuro como la noche que me miraba con sus ojos azules y fríos como el hielo. Al reconocerme sonrió y se dio la vuelta para adentrase en su vivienda.

-Bruja- Rosa querida, ¿cómo está tu hija? Me han llegado rumores de que le van muy bien las cosas, claro que con lo hermosa que es...

-Rosa- No he venido aquí para jugar a viejas amigas.

-Bruja- Oh descuida, yo solo ofrezco negocios querida.

Se sentó en una butaca pasando sus piernas sobre el brazo mientras que jugueteaba con un mechón de su lacio cabello. Realmente se trataba de una mujer hermosa a la par que inquietante.

-Bruja- Y dime. ¿Qué te trae por aquí? La última vez no parecías muy satisfecha con nuestro pequeño negocio. He de confesar que me pareció un poco insultante la forma en la que tratas a tu hija, es decir, tanta molestia para esto, incluso me planteé quedármela, pero en fin, a mi no me incumbe, recibí mi pago así que negocio cerrado y completado. 

Una sonrisa se mostraba en sus labios mientras que en sus ojos brillaba un pequeño rastro de malicia. Intenté levantar la cabeza para no mostrarme intimidada al hablar.

-Rosa- Quiero que me ayudes.

Me miró con algo de interés.

-Bruja- ¿Qué necesitas querida?

-Rosa- Quiero que ____ no pueda controlar sus poderes, incluso si controla sus emociones.

La bruja me miró algo aburrida.

-Bruja- ¿Y por qué no mejor te vas de vacaciones a la costa y dejas a la muchacha vivir su romance tranquila? Es realmente entretenido, parece una telenovela. 

-Rosa- No estoy bromeando.

Ella solo soltó una pequeña y escalofriante risita para continuar jugando con su cabello.

-Bruja- Puede tener consecuencias terribles e irreversibles. 

-Rosa- Es lo que busco.

La de apariencia más joven se encogió de hombros y se levantó para sentarse en un taburete situado frente a una mesa llena de tarros y matraces, todo instrumentos para la alquimia.

-Bruja- Te costará un precio alto. Esos chicos son mi pasatiempo preferido. 

-Rosa- Te pagaré lo que sea.

-Bruja- Quiero tu alianza de matrimonio.

Señaló perezosamente a mi mano derecha donde yo llevaba siempre el anillo. Dudé unos largos instantes, tenía un valor sentimental muy alto para mí, era el único recuerdo que conservaba de mi difunto esposo. Suspiré pesadamente y me quité la alianza del dedo para tendérsela a la joven frente a mí, la cual dio unas pequeñas palmas con sus manos para coger el anillo.

Con una gran sonrisa en sus labios que denotaba la emoción que ella sentía se levantó y se dirigió a una gran estantería llena de cajones de distintos tamaños que se cerraban con llave. Era como una cría a la que le acababan de comprar un juguete nuevo. Por mi parte solo pude sentir repulsión. Guardó mi alianza en un pequeño cajón y tras cerrarlo con llave me miró sonriente girando un poco su rostro hacia un lado haciendo así que su cabello se moviera de una forma que se podría calificar como adorable si no estuviéramos hablando de la persona que me acababa de arrebatar mi más preciada posesión, pero valdría la pena, era mi única opción.

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@lala_madasi en Instagram.

Estén atentos a mi Instagram porque pretendo subir dibujos de la bruja, que he de admitir que me encanta como personaje.

Lamento mucho estar tan ausente pero estoy teniendo algunas complicaciones, espero que este capítulo lo compense. Cuídense mucho.




Un corazón helado. Camilo Madrigal y tu (Encanto)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora