Cap.25

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-Haz lo que quieras, si no me dejas me puedo casar de todos modos –Sebas se concentró en su dibujo –me iré lejos a una isla y secuestrare a un padre para que me case y tú no podrás hacer nada

-Oyee –se quejó Samantha –las islas son lo mío, búscate otro lugar –le sacó la lengua

-Es cierto –Sabrina la apoyó, todos tenemos algo que es solo nuestro, lo de Sam son las islas, lo de Maicol las montañas, lo mío las playas y... ¿qué es lo tuyo?

-No sé --se encogió de hombros –tal vez lo mío sea robarle sus frases y próximamente su dinero también

Los adultos miraban encantados la conversación de los niños, si parecían pequeños adultos

Y sabían que era lo mejor, Sabrina se había distraído hasta tal punto de que olvido que estaba recibiendo quimio terapia

-A mí no me vas a robar nada –habló Maicol volviendo a su libro

-Tu cállate, me amas, no te tendré que robar nada porque tú me lo darás voluntariamente –se defendió Sebas

-Entonces me tocará ganar mucho dinero –ironizo Maicol y miró a las pequeñas --¿tendré que mantenerlas a ustedes también? –alzó las cejas

-No, no –negó Sabrina

-¿Y a ti qué? –miró a Samantha

Está se rió suavemente

-No, prefiero tener mi propio dinero, así puedo dar órdenes –miró a Sabrina –y podré pagar los boletos a sus conciertos –sonrió

-No seas estúpida, no te vamos a cobrar nada, tú entras gratis –dijo Sabrina

-Yo sí, a mí sí me tendrás que pagar –remitió Maicol

-No iré entonces –Samantha frunció el ceño y miró a su abuelo sonriendo --¿Qué trajiste para mí? –miró la bolsas que el hombre traía

-Traje las comidas favoritas de mis dulces nietos –los miró a todos con ojos soñador –pero no podemos comer hasta que Sabrina reciba su tratamiento

-Está bien –los niños asintieron de acuerdo

*****

Todos volvían a estar en la habitación esperando el alta de Sabrina a Samantha se la habían dado el día anterior, pero ella se había negado a irse sin Sabrina

Sabrina estaba en la cama, junto a Maicol que escribía algo en una libreta mientras tarareaba y Sebas dibujaba con concentración las siluetas de Samantha y su abuelo quienes lucían de modelo

Samantha estaba en su regazo, recostada en su pecho mientras el abuelo la rodeaba con sus brazos y acariciaba su cabello de vez en cuando

Se había quedado profundamente dormida una vez terminó de comer

-Na, na, na –tarareo Maicol pero se quedó en silencio

No se le ocurría nada para continuar y cuando se estresaba se bloqueaba por lo que tenía que relajarse antes de seguir

-Raaa, nara, ra, naa –le siguió Sabrina

-Gracias –murmuró mientras seguía escribiendo la melodía

Sonrió emocionado mirando su libreta con ojos brillosos

-¿La terminaste? –cuestionó Sabrina inclinándose

-No ¿quieres escuchar lo que tengo? –cuestionó y ella asintió

El abuelo sonrió viendo como Maicol tarareaba una melodía y Sabrina cerraba sus ojos mientras movía su cabeza una clara señal de que estaba concentrada y disfrutándola mucho

Ese era el poder que tenía la música sobre ella, era su gran afición al igual que la de Maicol

-Te quedará genial con la guitarra –comentó la pequeña una vez terminó

-¿Te gusta?

-Sí, es genial, será una buena canción

-Deberías de enfocarte en tus estudios Maicol, en vez de estar haciendo canciones –habló Jorge y todo se quedó en silencio

Maicol agachó la cabeza, Sabrina dejó de sonreír y Sebas se encogió sobre sí mismo mientras continuaba dibujando

Todo era puro silencio, hasta que Joseph no pudo controlar su enojo

-Mi nieto puede escribir todas las canciones que quiera, debería darles vergüenza estar condicionándolos –los señalo –es un buen niño, un buen estudiante, un excelente hermano mayor, no les da problemas ¿Qué es lo que necesitan para estar complacidos?

-Ese tonto sueño no le dejará nada –debatió Samaira

-Sí no le deja nada sus hermanos estarán para apoyarlo, pero eso ya será problema suyo y él buscará una solución, porque es su vida ¿escucharon? Su vida... no la de ustedes

Todo se quedó en un tenso silencio, nadie dijo nada se podría decir que incluso nadie se atrevía a respirar para evitar que todo explotara, no era la primera vez que tenían una discusión por el tema

Todo se interrumpió cuando la respiración de Samantha empezó a acelerarse

Sus manos se aferraban con fuerza a su abuelo y murmuraba cosas que nadie entendía

-Lo mate, lo mate, yo lo mate –susurró tan bajo que solo su abuelo logró escuchar a duras penas

Este comenzó a tornarse pálido y un gran miedo empezó a calar desde lo más profundo de su interior

Ella...su dulce nieta ¿había matado a alguien?

No era posible, no podía serlo ¿cómo podía serlo?

Se negaba a creer semejante atrocidad, su Sam no sería capaz de lastimar a nadie

Samantha abrió los ojos exaltada y lo miró con cara de pánico

-Abuelo, yo... yo –comenzó a tartamudear y entonces lo entendió


El miedo en sus ojos era real


La culpa se la comía en vida


Ella realmente lo había echo


De verdad había matado a alguien


¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?


"Porque el cariño de su abuelo era más inmenso de lo que parecía"

"Por ese abuelo que defendía a sus nietos con garras y dientes"

"Por ese hombre que quería a sus nietos más que a su vida y cuando una le faltó no tardó en reunirse con ella"

"Porque ellos eran su vida y si alguno le faltaba ya nada tenía sentido"

"Por aquel magnifico hombre al que la tristeza consumió"

La Infancia de la TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora