Cap.32

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Samantha Adams


-No quiero volver a ir –Sabrina lloró con fuerza

Había vuelto de su quimioterapia de esa forma, no dejaba de llorar y tampoco quería que nadie se le acerque

Ni siquiera yo, estaba enojada por que no la acompañé, pero Sebas, Maicol y yo nos quedamos con el abuelo mientras nuestros padres acompañaban a los tíos y Sabrina

No pensé que volvería de esta forma, no es mi culpa que no me hayan dejado ir con ella, no debería estar enojada conmigo

-Es necesario, cariño –susurró la tía Sarah con voz suave

-No me toques –gritó Sabrina cuando la tía intentó llegar a ella –tú me llevaste a ese lugar

-Cariño –el tío Leo trató de acercarse

-No, no, aléjense –Sabrina negó

Nunca la había visto de esa forma, no realmente al menos

A pesar de todo lo que pasa Sebas colorea de forma distraída en un lugar de la sala, Maicol está a su lado perdido entre las páginas de su libreta y tararea de forma distraída mientras garabatea algo en las hojas de esta

Suspiré yendo a la cocina, en ella estaba el abuelo tomándose una pastilla, me dijo de que era pero ya no lo recuerdo

El vino a la cocina solo hace unos pocos minutos, porque debía tomarse la pastilla, pero hace rato trataba de calmarla sin éxito alguno

-¿Necesitas algo, Sam? –cuestionó viendo que no dejaba de mirarlo

-Necesito llegar, ahí –señalé la alacena

Sonrió con diversión, nuestros padres ayer cambiaron la gaveta con nuestras chucherías y la pusieron en lo más alto donde no podamos "alcanzarlos"

Me tomó en brazos alzándome y dejándome frente a la gaveta, sonreí mientras estiraba los brazos abriéndola y tomé lo que vine a buscar

-Yo no te ayudé –me guiñó un ojo con diversión

-No nos vimos –aseguré sonriendo

Me dio una leve sonrisa antes de salir de la cocina, fui a la nevera y tomé la pequeña caja, antes de también salir a la sala

Mientras me fui nadie fue capaz de acercarse a Sabrina

Me acerqué viendo la mala mirada que me dio y se alejó un paso advirtiéndome que no siguiera avanzando

Ya era de costumbre que se enojara conmigo cuando no quería hacer algo que ella sí

Saqué la papitas y el jugo, mostrándoselo y su llanto se fue calmando gradualmente hasta que solo se escuchaban sus débil sollozos y su nariz siendo sorbida constantemente

Miró mis manos con desconfianza, no me acerqué más, dejé que fuera ella quién lo hiciera

Se acercó aún con desconfianza tomando las papitas y el juego y volvió a sentarse alejada de todos

-Buen trabajo –me susurró el abuelo alborotando mi cabello

Ahora solo quedaba esperar

*****

-¿Sigues enojada? –pregunté con suavidad asomándome a la habitación

Ella no me respondió, solo me miró a través del espejo del tocador en el cual estaba sentada

-¿Me peinas? –se limitó a preguntarme

Asentí sonriendo, ya no estaba enojada conmigo

Su cabello era lo más preciado que Sabrina tenía, lo cuidaba con recelo, solo cuatros personas a parte de ella podían tocarlo con libertad, sus padres, el abuelo y yo

Mis padres y hermanos también lo hacían, pero solo contactos leves y muy raramente, ella no les decía nada pero ellos respetaban eso, los desconocidos u otras personas tenían terminantemente prohibido siquiera respirarle cerca de su cabello

Incluso un día se peleó con una chica porque esta intentó tocárselo

Fue un día entretenido porque ese día íbamos vestidas exactamente iguales, pocas veces no vestimos completamente iguales, porque aunque lleváramos la misma ropa por lo general usábamos diferentes colores

A Sabrina le encantan los colores chillones y todo lo que tenga brillo, si algo tiene brillo ya le gusta, incluso usa su don de la persuasión para que sientas la necesidad de regalarle eso

A mí me lo hizo con un vestido, era rosa y estaba lleno de brillos por todas lados, desde que ella lo vio quedó encantada con él y no tardó en convencerme de que se lo regalara, eso piensa ella, la verdad es que ni siquiera me gusta el rosa, regalárselo fue una maravillosa estrategia para evitar que mamá me obligará a usarlo

Pero ese día íbamos exactamente iguales, solo acepté porque el vestuario consistía en un conjunto en donde el pantalón era gris y la blusa era azul

Así que cuando nos llevaron a dirección preguntaron cuál había sido, algo entendible porque estábamos juntas, yo dije que fui yo y ella dijo que fue ella, pero no podían demostrar cuál de las dos fue así que nos expulsaron a ambas una semana

Una semana que pasamos en casa del abuelo, una maravillosa semana sin clases

Me acerqué a ella tomando el cepillo y empezando a desenredar los nudos en su cabello

La verdad es que el único peinado que sabía hacer era trenzas, de todas formas ella las amaba, así que todo bien

Me quedé helada viendo todo el cabello en el cepillo, enserio era demasiado, había tanto cabello que fácilmente podía hacer una pelota con el doble del tamaño de mi puño, lo bueno era que por su abundante cabello no tenía algún lugar...calvo

-¿Sucede algo? –preguntó con suavidad volviendo a mirarme a través del espejo

"Por esa conexión que tenían esas mitades"

"Porque a pesar del gran amor que se tenían no siempre lo que se ama puede estar unido"

"Por esas veces en las que tuvimos que mentir por un ser querido"


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¡¡Volví!!


¿Como están? 

¿Me extrañaron?


Ya saben que no actualizo tan seguido como antes por problemas personales que espero y se solucionen pronto.

Pero hice un esfuerzo para actualizar por lo menos una historia hoy, y a esta era que le tocaba actualización, así que aquí estoy con nuevos capítulos que espero y les gusten

¡Feliz San Valentín!

La Infancia de la TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora