Cap.56

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Nota: última convocatoria para que saquen sus pañuelos

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Samantha Adams


Los primeros en llegar con ella fueron sus padres, la segunda hubiera sido yo de no ser sujetada por la tía Bri

-¿Qué sucede? –cuestioné aterrada

Los gritos de todos, el llanto de Sebas, todo el ruido me aturdió de una manera tan repentina que solo me asustó más

Pero no me interesaba nada más que llegar con Sabri

-¡Sabri! –chillé viendo como el tío Leo la tomaba en brazos y salía con ella siendo seguido por casi todos

Terminé saliendo detrás del tío Leo pero ahora quién me detuvo fue mi padre

-Debes quedarte aquí Sam

-Papá por favor –traté de esquivarlo –tengo que ir, debo estar con ella

-Sam

-Se lo prometí –jadeó tratando de encontrar aire

Lo siguiente que sucedía era yo corriendo tratando de llegar al auto y unos brazos en volverme

-Papá, por favor –rogué viendo como él también se iba

-Ya, ya, cielo, todo estará bien –el tío Ed me aferró a su pecho

-Quiero ir tío, por favor llévame –comencé a llorar sin saber que más hacer

-Espera que la atiendan los médicos y prometo que te llevaré

*****

La tía Bri acaricia mi cabello con cuidado, tratando de distraerme, el tío Ed, por su parte fue a acostar a Sebas que se andaba durmiendo de pie, y Maicol si se había logrado colar en el auto e irse con todos

Traté de tomar una bocanada de aire y llevé mi mano al pecho sintiéndolo

Nada

No había nada

-Murió –dije en un gemido ahogado mientras trataba de respirar pero no podía –murió

-No digas eso cariño ---la tía Bri me abrasó –Sabri es fuerte, volverá a casa

-No lo hará –empecé a llorar

-¿Qué sucede?

Escucho como la tía habla, pero no entiendo lo que dice, tampoco intento hacerlo, no quería hacer nada

-Sam –levanto la mirada encontrándome con los ojos del tío –necesito que trates de respirar bien ¿puedes hacerlo?

Ignorando sus palabras subí mis piernas al mueble y me abracé a mis rodillas sin poder hacer algo para detener de alguna manera mi llanto que con los segundos parecía crecer

-Voy a llevarte con ella, cielo, pero necesito que te calmes antes, si te ve en ese estado puedes alterarla a ella también

-Ya no sirve de nada que vaya –negué rotundamente y volví a llevar mi mano a mi pecho –ya no la siento –lloré más fuerte –ya no lo siento ¿Por qué dejé de sentirla?

-Solo estás asustada, de seguro ella está bien y... --fue interrumpido por el sonido de su celular --¿sí?

Sabiendo lo que sucedía, cubrí mis oídos no queriendo escuchar nada

La Infancia de la TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora