Cap.23

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Samantha sentía su cuerpo relajado luego de mucho tiempo, su vista no había abandonado el techo y Sabrina seguía aferrándose a ella como si su vida dependiera de eso

-¿Sami? –escuchó su voz en un susurro

-Mmm

Todo se quedó en silencio y dejo de prestarle atención al techo para hacerlo con Sabrina

Esta se había acomodado en su pecho, su barbilla reposaba en el dorso de su mano con suavidad, mientras miraba a Sam con intensidad

-¿Qué pasa? –cuestionó Sam mirando a su prima con curiosidad

-Tienes una cicatriz, justo aquí –sostuvo su mano, mostrándole una cicatriz a lo largo de su dedo índice

Samantha detallo la herida, no era muy grande, y solo se veía si le prestabas suma atención, ya que se tapaba con el dedo de al lado, era una delgada línea blanquecida, no era muy ancha y tampoco rugosa

-¿Te duele? –preguntó Sabrina tocando la cicatriz

-No –sonrió Samantha

Sabrina también sonrió y entrelazó sus manos

-Oye, Sami

-¿Sí?

-¿Crees que me dejen comer papitas? –preguntó

Samantha se quedó en silencio unos segundos y luego sonrió

-No sé, pero yo también quiero chocolate, y no nos quieren dar ya sabes que hacer –dijo en un susurro

Sabrina carraspeó y sus ojos se aguaron de un segundo a otro

-Sí, aún recuerdo cómo hacerlo –su voz salió ronca, como si tuviera horas llorando

-Bien –Samantha limpió las delgadas lágrimas que se le deslizaron por su mejilla –Si nos dicen que no, lloramos –se volvieron a quedar en silencio pero Sabrina sonreía ampliamente

-Debo enseñarte a mentir –recordó Sam –si estás mintiendo y te descubrieron solo empieza a llorar, eso nos servirá por ahora

-Está bien

Ambas niñas volvieron a quedarse en silencio cuando escucharon unos toques en la puerta, por ella entraron sus doctoras, quienes de inmediato le sonrieron

-¿Cómo están hoy? –preguntó Aris

-Tengo hambre –dijo Samantha

Ambas doctoras se miraron divertidas

-Y yo me quiero ir a mi casa, odio los hospitales –Sabrina hizo una mueca

-¿Cuándo dejaran a nuestros padres entrar? –cuestionó Samantha

-En un momento entraran –contestó Leidy sonriendo –y sus hermanos y abuelo

-¿Ya están aquí? –preguntaron en un grito ambas niñas

-Sí –Aris asintió --¿no están incomodas en una sola cama? –cuestionó

-Así estamos bien –Sam recobró su seriedad, mientras su cuerpo se ponía alerta

-Solo es para juntarlas –dijo rápidamente Aris –para que tengan más espacio

-Sami –Sabrina tiró de su brazo con suavidad y se acercó a su oído –si hay más espacio Sebas y Maicol también podrán dormir aquí –susurró

-Sí, es incómodo dormir en una sola cama –se retractó Samantha

Las doctoras se miraron y arrastraron la otra cama juntándola a la otra, ayudaron a las niñas a ponerse de pie, mientras acomodaban las sabanas

-Listo –Leidy sonrió, mientras ayudaba a las niñas a subir y acomodaba la intravenosa para que no las lastimara

-Bien, ahora les diremos a sus familiares que pueden pasar ¿está bien?

-Sí –las dos pequeñas asintieron

Las doctoras tras una breve y pequeña sonrisa salieron de la habitación

-¿Ya podemos pasar? –preguntó Leo

-Sí, ya pueden pasar, pero me gustaría hablar un momento con ustedes, será algo rápido –miró a los niños y de inmediato entendieron

-Yo me adelantaré e iré a ver a mis nietas –habló el señor sonriendo un poco –vamos chicos, ya saben que Samantha y Sabrina no son muy pacientes

La doctora vio cómo se alejaban y cuando entraron a la habitación giró con los padres

-Es sobre el tratamiento, tenemos todo listo para empezar hoy –miró a los padres –podrán llevarlas a casa para mañana en la tarde, les vendría bien a ambas volver a su hogar luego de todo lo que paso –dio una sonrisa de boca cerrada

-Muchas gracias por todo –la voz de Sarah fue la primera en romper el silencio

-Estamos para servir...si me disculpan tengo otro paciente al que atender –ambas doctoras se alejaron y ellos no dudaron en entrar a la habitación, sonriendo por la escena

*****

Samantha y Sabrina se giran en cuanto la puerta se abre y por ella entran Maicol, Sebas y su abuelo

-SEBAS –gritó Sabrina

-Bri, sam –dijo este con entusiasmo antes de lanzarse a la cama para abrazarlas a ambas

Se quedó acostado en medio de ambas sonriendo mientras las observaba a las dos, ya estaba feliz, ya estaba con ellas

-Abuelo –dijo Sabrina abriendo los brazos

-Maicol –Samantha tiró de él envolviéndolo en sus brazos –te extrañe –susurró

-Yo no, para nada –dijo este correspondiendo el abrazo mientras dejaba un beso en su cabeza antes separarse e ir a saludar a Sabrina

-Abuelo –Sam estiró lo brazos y sonrió cuando su abuelo la abrazó

-Qué bueno que estés bien, fuiste una pequeña muy valiente –susurró su abuelo abrazándola con fuerza

-Estoy bien –le aseguró Samantha

No lo estaba

"Por esa familia tan hermosa y tan unida, por ese abuelo maravilloso, por todos los lazos que se rompieron y los que siguen juntos en la actualidad, a pesar de todo"

La Infancia de la TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora