Samantha Adams
-¿Ya? –me preguntó Maicol
-Sí, ya casi está –abrí mis brazos
Maicol me tomó por la cintura y me bajó del banquito que tenía frente a la estufa
-¿Niños? –me giré viendo a mamá en la puerta de la cocina
-Despertaste –Maicol le sonrió
Hoy había salido ya dos veces de la habitación, era el primer día que salía de la habitación desde lo de tía Sarah
-¿Qué hacen?
-Sam prepara la comida y yo la cuido –dijo este
-Ah...venía a preparar la comida –murmuró en voz baja
-No te preocupes por eso, puedes hacer la cena –Maicol la guío a unos de los bancos de la cocina para que se sentara
-¿Sí? –asentí a su pregunta y ella sonrió
-Deberías de hablar con Sebas, llama todos los días para preguntar cómo estás –Maicol empezó a sacarle conversación
Ellos rápidamente empezaron a hablar de no sé qué, no puse atención porque estaba centrada en lo que estaba haciendo
-Y entonces los tiré por accidente y Sam me pegó con la sartén –me giré de inmediato cuando escuché a mamá reírse con suavidad
Maicol me miró y se veía tan encantado como yo por escucharla reír
-Me he perdido de muchas cosas en estos meses –suspiró dejando de reír
Maicol no supo que decir y yo tampoco, porque ciertamente ella tenía razón, no se había perdido de muchas cosas en sí, pero sí de muchos momentos
-Pero ya no me perderé nada más –terminó diciendo
Sonreí ampliamente
-Puedes volver a trabajar si eso quieres, o hacer otra cosa que sea de tu interés, ya dentro de poco iniciarán las clases y el curso de griego y tendrás mucho tiempo para ti –me encontré diciendo
Se quedó pensativa y luego sonrió
-Puedo hacer un curso de cocina –se emocionó
-Pero ya sabes cocinar –fruncí el ceño
-Nunca se sabe demasiado –se encogió de hombros
-O puedes tomar uno de confección, el abuelo dijo que cuando joven te gustaba mucho diseñar y hacer tu misma las ropas de tus muñecas –Maicol dijo –y que durante casi toda tu adolescencia no usabas ropa que no fuera echa por ti
-Ya ha pasado mucho tiempo de eso ya –suspiró
-Bueno, si quieres hacer uno de esos, puedes hacer mi ropa –Maicol se encogió de hombros –prometo usarla incluso si es fea
-¡Oye! –Se quejó mamá y luego volvió a echarse a reír --¿aunque tus compañeros se rían de ti? –lo miró divertida
-Se ríen de mí y les rompo los dientes –Sonrió dulcemente
-¿Y tú Sam?
Mamá me miró a través de sus largas pestañas
-¿Yo que?
-¿La usarías?
Aunque pareciera costal de papas
-Si está bonita sí –sonreí
*****
-Entonces descubrieron por un vídeo de internet que sabe muy bien si también le pones pequeños cubitos de queso –mamá frunció el ceño
-Sabe muy bien, te lo juro –Maicol asintió repetidamente –puedes beberte el chocolate y comer queso al mismo tiempo
-Entonces sabe bien –aún se veía dudosa
Molesta tomé los cubos de queso echándolos de una vez por toda en su chocolate
-Pruébalo –la animó Maicol
Ella nos miró con desconfianza una vez más antes de decidirse a probarlo de una vez por todas
Maicol y yo dejamos incluso de respirar mientras esperábamos su opinión
-Al principio solo prevalece el sabor del chocolate –sonrió –pero luego tragas el chocolate y masticas el queso y se ligan los sabores pero sobresale el del queso –suspiró encantada –me encanta
-Papá en cuanto lo probó dijo que te encantaría –Maicol sonrió
Y en ese momento se escuchó la puerta principal abrirse y luego de unos segundos papá pasó a nuestro lado y se dirigió a la cocina con la vista puesta en su teléfono
-¿Niños? –preguntó una vez fuera de nuestra vista
Me puse de pie y fui la primera en ir a su encuentro
Vi como luchaba con su corbata quitándosela, su teléfono y maletín estaban a un lado ya, y cuando logró aflojarse la corbata empezó a batallar con los botones para sacarse la comida
-Papá –sonreí cuando nuestras miradas se encontraron
-Ya estaba pensando que tu hermano y tú se habían dormido –sonrió también –ven aquí
Se agachó cuando llegué a su lado y me alzó en sus brazos
-¿Cómo has estado hoy? princesa –dejó un beso en mi cien
-Bien, papi –amplié mi sonrisa
-¿Y tu madre cómo está?
Preguntó moviéndose hasta el microondas y tomando su cena
-Mamá hoy ha salido de la habitación –contesté viendo como él se quedaba mirando la cena en silencio
-¿Ella la ha hecho?
Asentí notando como soltaba un suspiro aliviado
-¿Dónde está?
-Detrás de ti
En cuanto escuchó la voz de mamá podría jurar que dejó de respirar incluso
Me removí para que me bajara y cuando estuve en el suelo me apresuré en salir de la cocina murmurando un "voy a dormir"
No quiero estar cuando empiecen a besarse como si no hubiera un mañana
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La Infancia de la Teniente
Novela JuvenilTercera parte de La Nerd Militar... "La mejor manera de manejar el dolor es sostener la mano de quién más quieres y darle un apretón, para saber que está ahí y que no se va a ir, que va a seguir contigo" prometí siempre sostener tu mano, prometí sie...