Sabrina se encontraba dormida en un rincón, había pasado el día vomitando y se encontraba débil
Los otros niños estaban muy preocupados, la pequeña ya no podía comer nada sin devolverlo
No se mantenía despierta por mucho tiempo, el dolor en la parte superior de su abdomen no se iba
Su físico había cambiado drásticamente, había perdido mucho peso, samantha también lo había hecho ya que aunque vomitara, la obligaba a comerse su porción de la vaga comida que le daban, pero aun así ella estaba más flaca
Su piel tenía un tono amarillento, sus ojos también, en la parte que se supone debía de estar el color blanco, el amarillo era el que prevalecía
Su cuerpo siempre estaba débil, tenía constantes mareos, y los escalofríos y espasmos no se iban nunca
Samantha en cambio se encontraba siendo abrazada por Evan, eso paso cuando se llevaron el cuerpo de Jessi, él se había acercado para consolarla
Y no la había soltado desde entonces, no pensaba hacerlo
Para Evan, Samantha era una pequeña y hermosa pieza de cristal, una deslumbrantemente hermosa, que deja a todos cautivados, pero lo que tenía de hermosa lo tenía de frágil, eran de esas piezas muy valiosas, esas que cuidas con tu vida
Para el Samantha era un pequeña pieza de cristal, uno que estaba a punto de quebrarse y que necesitaba proteger más que nunca, no quería que ella pasara por todo lo que él, ni ella ni Sabrina
Sentía que si la soltaba se quebraría en cualquier momento y no quería eso, claro que no lo quería
-Evan –se escuchó él pequeño susurro de Samantha
Él mencionado no tardo en mirarla
-¿Qué pasa? –preguntó con suavidad
-Quiero volver a casa –susurró la pequeña con la voz rota –quiero volver con mis padres, mis hermanos, mis tíos y mi abuelo –lloriqueó la pequeña –quiero volver
-Lo harás –le aseguro a la pequeña –saldremos de aquí –repitió
Ella lo miró y él sintió su pecho oprimirse, nunca había tenido ese sentimiento de protección hacía nadie, y ahí, mirando su rostro, sus lágrimas empavan sus mejillas, su rostro estaba sonrojado, sus ojos estaban llenos de lágrimas, estaban rojos e hinchados, se prometió hacer lo posible para sacarla a ella y Sabrina de ese lugar
-¿Eso crees? –preguntó la pequeña esperanzada y el asintió
-Sí, serás muy, muy feliz –aseguró el pequeño –y yo estaré ahí para verte feliz, siempre –en su voz se filtraba la devoción que sentía por la pequeña
-¿Lo prometes? –Preguntó la pequeña --¿prometes que estarás ahí cuando seas feliz?
Evan sonrió y sostuvo el rostro de Samantha mientras con sus pulgares limpiaba las lágrimas que bajaban por las mejillas de su adorada pequeña
Esa pequeña que hacía que su corazón se acelerara y que cada vez que la veía solo le daban ganas de abrazarla y de protegerla de todo
Acerco su rostro al de ella y junto sus labios brevemente, fue un gesto inocente, sus labios permanecieron unidos por unos breves minutos
-Lo prometo –aseguro Evan con voz suave
Observo como el rostro de Samantha se ponía tan rojo que parecía que estallaría en cualquier momento
Ambos se miraron fijamente, el corazón de ambos parecía querer salirse de sus pechos
Ambos pequeños se miraron realizando una promesa silenciosa, él siempre estaría con ella y ella siempre tendría un lugar en su vida para él, ambos eran maduros para su edad
Pero eso no quitaba el hecho de que solo fueran unos niños de 14 y 8 años, no tenía idea de que era enamorarse, mucho menos que era el amor en sí
Ambos eran el primer amor de otro y también el primer beso, eso siempre los mantendría unidos, aunque fuera indirectamente siempre los mantendría unidos, siempre serían importantes para el otro
Solo eran unos pequeños niños viviendo su primer amor ¿Cierto? Era la primera vez que sentían algo así, pero sus palabras eran solo eso ¿Cierto? Una promesa entre unos niños que pensaban que siempre estarían juntos
¿Cierto? Solo eran unos niños inmaduros que prometían cosas que nunca cumplirían, es lo que su puede esperar de unos niños ¿verdad?
"Me hiciste sentir cosas lindas pero también arruinaste mi estabilidad emocional, aunque no te culpo, nunca lo haría"
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La Infancia de la Teniente
Novela JuvenilTercera parte de La Nerd Militar... "La mejor manera de manejar el dolor es sostener la mano de quién más quieres y darle un apretón, para saber que está ahí y que no se va a ir, que va a seguir contigo" prometí siempre sostener tu mano, prometí sie...