La Infancia de la Teniente

Cap.37

Samantha Adams (Actualidad)

No sé en qué momento me perdí en mis recuerdos y empecé a divagar en mi pasado

Les había contado a mis padres sobre el secuestro, sobre Evan y sobre a la primera persona que maté, luego se fueron, Connor se negó a irse hasta que Abigail vino por él

La puerta se abrió y por ella se asomó una pequeña cabecita

-¿Mami? –Se escuchaba preocupada mientras se acercaba --¿por qué lloras?

-Solecito –abrí los brazos –ven aquí

Se subió a la cama poniendo su cabeza en mi regazo mientras me miraba

-¿Por qué lloras? –Volvió a preguntar –si estas enojada porque se comieron tu chocolate debo decirte que no fui yo –fingió una sonrisa –fue tío Sebas

Me reí limpiando mis lágrimas

-Estaba recordando –sonreí --¿Sabes? Eres muy parecida a tu hermana y tu madre –sacudí su cabello

Eso pareció llamar totalmente su atención

-¿Sabrina? ¿Cómo era ella? –preguntó intrigada

-Vamos –me paré extendiéndole la mano

La tomó con una sonrisa y me dirigí a mi despacho a paso lento, Sol solía ser muy paciente conmigo y el hecho de que no me podía ver los pies o que una tortuga llegaba a ser más rápido que yo

Me ayudó a bajar las escaleras

Escuché como Sol cerraba la puerta del despacho una vez entramos

-Ven aquí –me paré frente a un cuadro, lo quité dejando a la vista una caja fuerte

Puse mi huella, luego el código y suspiré escuchando como se abrió

Saqué un álbum

Mi vista se detuvo unos segundos en la caja con candado pero no pude mantener la mirada en ella mucho tiempo, suspiré y volví a cerrar la caja fuerte

-¿Qué es eso? –los ojos de Sol brillaban con curiosidad

La misma curiosidad que compartíamos Sabrina y yo

-A Sabrina le gustaba mucho que el abuelo le tomara fotos –sonreí

Con dificultad me senté en el suelo y ella se sentó a mi lado, la emoción se reflejaba en su expresión

-Al abuelo le gustaba tomar fotos y entonces Sabrina siempre encontraba la forma de arrastrarnos con ella –me reí abriéndolo

-Mira esta es Sabrina –la señalé –y esta soy yo

En la foto apenas teníamos horas de nacidas

Pasé la página y me reí mostrando la siguiente foto

-Esta soy yo –me señalé –aquí está Sabrina y este es Maicol –nos señalé a los tres

Maicol tenía una cara de sufrimiento mientras Sabri y yo parecíamos treparnos por sus piernas

Apenas teníamos que tener unos ocho meses

Pasé a la siguiente página

En ella solo estábamos Sabrina y yo, teníamos que tener ya un año, estábamos en pañales comiendo pasta con las manos y estábamos todos embarradas

Yo parecía frustrada y Sabrina sonreía mirándome, supongo que se estaba burlando

-Esta...

-Yo quiero adivinar –me interrumpió aplaudiendo

Miró la foto con fijeza y luego a mí y luego a la foto y otra vez a mí

-Sus ojos –señaló los ojos de Sabrina –son un poco más claros que los tuyos, casi no se nota, pero lo son –sonrió –entonces esta es Sabrina y esta eres tú –nos señaló mientras lo indicaba

Sonreí alborotando su cabello

-Eres muy, muy, muy inteligente –tiré de ella y llené su rostro de besos provocando que riera –prosigamos –la solté con una sonrisa

-Mami –pestañeó sonriéndome con dulzura

-¿Sí?

-¿Qué significa prosigamos? –me preguntó

Me reí por el recuerdo que me llegó

-Que sigamos, que continuemos –di la respuesta que un día me dieron a mí

-Entonces sigamos –ella fue quién dio vuelta a la página –mira, te falta un diente –se rió

-A Sabri le faltan dos –susurré señalándola

-¿Sabri? –me miró con interés

-De esa forma la llamaba, solo yo, nadie más podía hacerlo –comenté

-¿Puedo yo llamarla así? –preguntó

-Por supuesto, de seguro le hubiera gustado –sonreí --¿Sabes porque tía Sarah te puso Sol? –cuestioné

-No, mami, no me has dicho –negó

-Oh –mordí mi labio antes de sonreír –cuando era pequeña le tenía miedo a mi sombra –empecé a hablar

-¿Le temías a tu sombra? –Cuestionó sorprendida y yo asentí – ¡pero si tu no le temes a nada! –exclamó

-Claro que le temo a algo, aunque ahora no le temo a mi sombra si le temo a algo, temer es de humanos –acaricié su mejilla sonriendo –pero debes de saber que aunque tengas miedo nunca actúes desde el, solemos tomar malas decisiones cuando tememos...así que debes de aprender que aunque tengas miedo siempre debes pensar con la cabeza fría

-Siempre pensar con la cabeza fría –repitió

Sonreí encantada totalmente

-Mami ¿a qué le tienes miedo ahora? –cuestionó con curiosidad

¿A que le temo ahora?

A muchas cosas

No ser buena madre, perder a alguien más, que mis acciones lastimen a alguien que me importe, no poder superar esto y estar siempre rota

-Me da miedo ser mala madre y que por mi culpa luego odies tu infancia –dejé un sonoro beso en su mejilla

-¡Pero si eres la mejor mamá del mundo! –exclamó entre risas

Sentí mi corazón encogerse y contuve las ganas de llorar, no era momento de hacer eso ahora

-Mami, no me seguiste contando el porqué de mi nombre –me recordó

Comencé a reírme mientras la soltaba para poder mirarla

-Como le temía a mi sombra, no me gustaba salir cuando había Sol, Sabrina dijo que cuando tuviera una hija le iba a poner así

-¿Para que ya no le temieras? –preguntó sorprendida

-Sí –sonreí –así que cuando naciste, tu madre te puso así en su honor, Sol Adams, el sol de la familia, de mi vida, viniste a darnos luz a todos –sonreí viendo sus mejillas sonrojadas

-¿Puedo quedármelo? –Preguntó mirando el álbum

-Está bien, pero ahora es tu deber cuidarlo –acaricié su mejilla –tu hermana lo hizo, lo decoró y todo

-Lo cuidaré –prometió abrazándose a el –mami ¿puedo ver los videos de mami Sarah? –preguntó

-No tienes por qué preguntarlo, amor, puedes verlo cuando quieras –acaricie su mejilla –ya te enseñé a ponerlo en la tv ¿cierto? –ella asintió –ve a verlos entonces y de paso dile a tu padre que me venga a ayudar a levantar

Ella sonrió levantándose de un salto

-Está bien mami –salió del despacho corriendo

No pasaron ni dos segundos antes de que volviera, dejó un beso en mi mejilla y ahora sí se fue a toda velocidad

-No corras subiendo las escaleras –grité