Samantha Adams
-¿Aún no se lo muestran? –preguntó mamá con una sonrisa
Fruncí el ceño terminando mi malteada
-¿Qué cosa? –preguntó Sebas
Terminé mi malteada y me quedé mirando a Sabri, cuando me devolvió la mirada le sonreí
-¿Me das malteada? –pregunté en un susurro
-No –me sacó la lengua
-Ni quería –la miré mal y escuché la risita del abuelo
-Mostrarle a Sabri lo que hicieron –mamá llamó mi atención
Abrí los ojos tocando mi gorro
¡Lo había olvidado totalmente!
-¿Te refieres a esto? –Sebas se quitó el gorro y señaló su cabeza
Todo se quedó en silencio, miré al abuelo que tenía una sonrisa en los labios al igual que mis padres, el tío sonreía un poco también mientras abrazaba a tía Sarah quién había empezado a sollozar
¿Por qué lloraba tanto últimamente?
Ni siquiera yo lo hacía
Giré mi rostro hacía Sabri quién tenía los ojos llorosos, y la boca abierta cómicamente
A ella si le perdono que ande llorando todo el rato
-Sam –papá sonrió en mi dirección
-¿Sí?
-El gorro –me susurró señalándolo
-Ah –me reí quitándomelo
Sabri giró el rostro en mi dirección y me encogí de hombros
-¿Ahora si me das malteada? –susurré
Empujó el vaso un poco en mi dirección y sonreí tomándolo
Dejé que abrazara a Sebas y me centré en mi malteada
-Papá ¿Cuándo llega tío Ed? –pregunté
-Debe de estar por llegar –miró su reloj
-¿Viene también Benja? –preguntó Sabri con mala cara
-Sí, también viene –contestó mamá
Me terminé la malteada y me quedé esperando en silencio
-¿Princesa? –Papá me miró --¿quieres que esperemos a tu tío fuera? –cuestionó
Sonreí alzando mis brazos
-Vamos –me alzó y reí mientras él hacía un sonido de queja –vaya, cada vez estás más pesada –me dijo
-¿Enserio? –pregunté abrazándome a su cuello
-Claro, ya estás creciendo –susurró como si fuera un secreto –pero tú y tus hermanos siempre serán los bebes de tu madre y yo ¿de acuerdo?
-Algún día yo tendré mi propio bebé y entonces ya no seré tu bebé –sonreí
Su rostro se puso serio
-No señor, usted no tendrá ningún bebé, ni un novio tampoco, te meteré a un convento de monjas y tu único esposo será Dios –demandó
-Entonces tendré un amante –amplié mi sonrisa
-¿Quién te enseñó esa palabra? –Abrió la puerta y nos plantamos en el umbral –no quiero que la vuelvas a decir y menos que tenga uno de esos, ninguno de mis hijos será un infiel, no señor, yo no los crio para eso
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La Infancia de la Teniente
Teen FictionTercera parte de La Nerd Militar... "La mejor manera de manejar el dolor es sostener la mano de quién más quieres y darle un apretón, para saber que está ahí y que no se va a ir, que va a seguir contigo" prometí siempre sostener tu mano, prometí sie...