Samantha Adams
-Tío Ed –lo saludo en cuanto entra a mi habitación
-Dice tu madre que está la cena –me dice acercándose --¿Qué haces?
-Tarea –murmuro terminando y mostrándosela --¿la revisas?
-A ver –la toma y en cuanto empieza a leer frunce el ceño –se supone que estos temas empiezan a darlo en cursos más avanzados que el tuyo –me mira
-No es mía –hablo bajito y él se inclina en cuanto le hago seña de que es un secreto –me darán cien por ella
-¿Cien? –abre la boca sorprendido y luego echa a reírse –cinco por ejercicio –siguió riéndose –está muy bien
-¿Eso crees?
-A este paso tendrás mucho dinero para tu empresa cuando tengas mayoría de edad –me sonrió –sigue ahorrando y no lo malgastes, no lo gastes mejor dicho, de ser posible –parecía emocionado –voy a comprarte una caja fuerte pequeña para que puedas guardarlo todo y no se te pierda –se irguió mirando el lugar –podríamos ocultarla en el armarío y hacer doble fondo para que no se vea –empezó a divagar y volvió a mirarme –pero me tienes que comprar mi mansión en el bosque cuando seas rica –me señaló con seriedad
-Tu mansión, claro –asentí
-Voy a ayudarte en tu negocio –se rió sentándose en la cama y empezando a verlos –si alguna vez hay ejercicios muy difíciles que no sepas como se hacen, me dices y te explico –siguió hablando mientras leía –pero eso solo aplica en números, ya sabes...
-Es tu fuerte –dije lo que tanto él dice
-Exacto
-Los primeros cinco están bien –pasó a la siguiente hoja
*****
-Papá –murmuró mamá –Sam te está hablando
-Iré a dormir –el abuelo se puso de pie y no tardó en marcharse
Levanté la mirada y mordí mi labio con fuerza para evitar que temblara mientras veía como el abuelo se iba a paso rápido
-Sam –Maicol atrajo mi atención en cuanto notó que me echaría a llorar –mamá me dijo que te exoneraron los exámenes y por eso hoy no te quedaste en el instituto –empezó a hablar
Asentí y volví a dejar mi vista en mi plato, no había comido gran cosa, solo lo probé, suspiré poniéndome de pie y yéndome a mi habitación sin decir palabra alguna
*****
-¿Cómo estás? –Le pregunté a la tía Sarah viendo cómo se tomaba tres pastillas --¿eso no te enferma luego?
-No tengo idea –soltó una risita
Fruncí el ceño viendo como sus ojos daban la ilusión de que eran totalmente negros
-Pero por si las dudas, tú nunca lo hagas –dejó su cabeza caer hacia atrás
-¿Dónde está el tío Leo?
-No tengo idea –suspiró –creo que hace unos cinco días que no lo veo –hizo un ademán
-No estás bien –dije finalmente
-Nadie lo está, cielo –se puso de pie –iré a dormir –pasó a mi lado alborotando mi cabello
Pero se detuvo justo en la puerta
-¿Sam? –Se giró hacia mí y me sonrió un poco –te amo, cielo
-También te amo –contesté viendo como pestañeaba un par de veces y miraba su entorno confundida
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La Infancia de la Teniente
Teen FictionTercera parte de La Nerd Militar... "La mejor manera de manejar el dolor es sostener la mano de quién más quieres y darle un apretón, para saber que está ahí y que no se va a ir, que va a seguir contigo" prometí siempre sostener tu mano, prometí sie...