Cap.40

568 70 10
                                    


Samantha Adams


Le di una sonrisa antes de concentrarme en el chocolate entre mis manos y empezar a tomarlo

-¿Puedes tomar chocolate? –cuestioné mirándola

-No lo sé, supongo que sí –se encogió de hombros

Asentí y ahora no mencioné palabra alguna hasta que me lo terminé todo y miré a mamá con ojos de cachorro

-Mami –hice un puchero mostrándole mi vaso vacío

-No más chocolate para ti señora, te he servido mucho –pellizcó mi nariz saliendo de la cocina

Miré a la tía quién evitó mi mirada y salió detrás de mamá. Dirigí mi vista a Sabri quién tenía su vaso en sus labios. Tragó sin dejar de mirarme y frunció el ceño

-No te voy a dar –dictaminó con seriedad

-No te iba a pedir –la miré mal –no le pido cosas a niños egoístas que no comparten –aparté la mirada

-Me vale, digas lo que digas no te voy a dar –la miré nuevamente y me sacó la lengua

-Vale –me limito a decir

Observé con tristeza como se terminó su tasa de chocolate frente a mí, se lamió los labios con descaro y me regaló una resplandeciente sonrisa

Papá entró a la cocina y lo miré con ojos de cachorro

-¿Qué sucede cariño? –cuestionó sirviéndose chocolate

-Papi –hice puchero y le mostré mi taza vacía –se acabó –sentí mis ojos aguarse

-Oh –sonrió nuevamente –no llores por eso, ya te sirvo más, cielo –tomó mi taza y miró a Sabri --¿tú también quieres más, cariño?

-No, tío –le dio una pequeña sonrisa

-Por supuesto –se giró llenando mi vaso nuevamente --¿te serví demasiado? –cuestionó frunciendo el ceño

-No, no, así está bien –sonreí sin poder evitarlo –está genial de esa forma –lo tomé de inmediato cuando me lo tendió

-Está bien –dejó un beso en mi frente y salió de la cocina

-Iré a ducharme –dijo Sabri

Asentí viendo cómo se iba

Eres muy inteligente mi pequeña amiga, quiero que guardes algo por mi ¿vale?

Miré mi chocolate y empecé tomarlo, no paré hasta que no quedó ni una gota

Lynn me dijo que iba a tener un bebé

Me bajé del banco y lo arrastré al otro extremo de la cocina, me subí de nuevo. Tomé el teléfono y revisé en el papel que colgaba sobre él

-Abuelo –leí en voz alta –tía Sarah, tío Leo, mamá, papá, tía Bright ¡aja! –exclamé cuando encontré a tío Edward

Marqué el número que indicaba de forma minuciosa para no equivocarme y llamar a otra persona. Lo llevé a mi oreja y escuché como sonaba. Sonó unas tres veces antes de que respondieran

-Rutherford –escuché su voz del otro lado

-Tío Ed –chillé sin poder evitarlo

-¿Sam? –Se escuchó extrañado –hola, cielo ¿Qué tal estás?

-Acaba de tomar dos tazas de chocolate –hablé con emoción –y también me quité el pelo pero aún no se lo cuento a Sabri, Sebas también lo hizo –empecé a ponerlo al día

La Infancia de la TenienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora