Capítulo 11; Viejos tiempos.

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Viejos tiempos. En eso pensaba luego de la pelea contra Ban en el festival de Vaizel.

Es divertido. Admito que deseaba una pelea que valga la pena, y Ban nunca me decepciona.

Pero si hay algo que me gusta, además de mi Ángel, es ganar. Y por eso me empeñé tanto en ello cuando activé mi marca demoníaca, teniendo el triunfo.

Y no podía dejarme vencer sabiendo que (Nombre) me estaba mirando, hay que impresionar a la conquista.

— ¡Tú y yo somos la pareja perfecta, Capitán! Muy bien, te daré un ultimo golpe si no te molesta — dijo Ban sonriente, cuando había arrebatado mi poder y estaba por darme "el golpe final".

Y en cuanto lo hizo, activé mi marca, rompiendo su muñeca sin esfuerzo, y con ayuda de mis piernas lo saqué del ring.

— ¡Señor Meliodas! — Escuché como Elizabeth gritaba, no quería que se angustie, así que le sonreí cuando el humo que había provocado la pelea se dispersó.

— Shh, Elizabeth no lo arruines — Ella me vio sorprendida, como el resto del público.

— ¿Donde está Ban? — preguntó el árbitro.

— Miren, está por ahí — Apunté, como si nada.

— ¡Meliodas es el ganador!

Bajé del cuadrilátero, y aseguré estar bien cuando me preguntaron como estaba.

Busqué la mirada de mi Ángel, la cual tenía una expresión de molestia.

— ¿Qué? — Fingí inocencia.

La pelea contra Diane estaba por comenzar, así que tenía a Elizabeth entre mis manos.

— Hiciste trampa — susurró para que el resto no escuche.

— Oye, esa palabra suena muy fea. Diría que tomé ventaja — Reí levemente.

— Como digas, tramposo.

— Admite que te impresioné — Choqué su codo pícaramente.

— ¿Por qué usted no se inscribió, Señorita (Nombre)? — la voz de la peli-plata nos llamó la atención.

— No lo sé. Tal vez me gusta ser más la espectadora.

— Mientes, no quieres soportar a mis fans.

— ¿Cuáles fans? — Alzó una ceja.

— Oh, mira, la pelea está interesante — Ignoré su comentario viendo como Diane ganó y le hablaba al contrincante.

— Emana una energía romántica — comenté, buscando molestar a King, mientras acariciaba la cabeza de Ellie.

— Y ahora la segunda semi-final, ¡Meliodas contra Caín! — Le di a Mi Ángel a Ellie, para después dirigirme a pelear.

Entiendo la frase "el mundo es un pañuelo", cuando reconocí a Caín, unos de los Caballeros de Danafol.

— ¡¿Por qué traicionaste a Liz?! ¡Ella te quería mucho! — Me sorprendí por su acusación.

Aunque en el fondo me lo esperaba, después de todo, traté de protegerlos, pero fallé.

Dicen que aprendes a vivir con el dolor, pero yo aunque pasen más de tres mil años, cada muerte de Elizabeth me afectó de formas distintas, por lo que, siempre conseguía un nuevo dolor que aguantar, y ese es el pecado que más me pesa en los hombros.

Por suerte, la pelea no lastimó a ninguno de los dos con gravedad. Le juré a Caín que yo no mate a nadie, aunque en el fondo sentía que fue así, y él me perdonó. Gané la pelea ya que él se retiró, y ahora era el turno de Diane contra mi.

Esto será interesante.

— ¿Quieres renunciar o no? De todas formas vamos a ganar — Le dije a la castaña.

— Mi corazón ya está rendido ante ti, Capitán. ¡No es cierto!

— ¡Meliodas~! Termina ya con esa grandulona y ven conmigo — Unas chicas a nuestra distancia me coqueteaban, causando que Diane bajara la mirada molesta.

Diane, ni las conozco.

— ¡Mira (Nombre)! Te dije que tenía fans — le grité desde mi posición. La nombrada levantó su pulgar a modo de aprobación.

¡Ay, vamos! ¿Qué tan difícil de molestar es un Ángel?

— ¡Eres un maldito mujeriego! — gritó Diane, tomandome desprevenido con un golpe.

— Ay, Diane, avisa. Y además, es un malentendido, ni siquiera las conozco — Sobé mi cabecita.

La pelea siguió por un rato, hasta que percibimos una fuerza extraña, y nos detuvimos. La gente es terca. Uno intenta salvarlos y ellos no te creen.

Bueno, no es como si decir de la nada que quieres reclamar una aldea sea de salvar, pero era lo único que se me ocurrió decir, después de todo somos traidores ante el Reino.

Bolas de fuego se habían aproximado con rapidez, y una que se dirigía hacia nosotros pudo dispersarse gracias a mi "contraataque".

— Maldición, ¿Llegaron tan pronto? — susurró Mi Ángel.

— La armadura que porta es un Tesoro Sagrado — dijo King.

— Entonces, Guila debió fortalecerse después de enfrentarnos en la Ciudad de los muertos.

— Y para empeorarlo, ahora son tres.

— Sugiero dividirnos — dije, mirando hacía la distancia a la ciega, Guila, y a dos más que no había visto antes.

Los aldeanos estaban fuera de control, corrían sin ni siquiera saber a donde ir.

Tengo que tomar medidas si quiero proteger a Elizabeth esta vez.

— (Nombre), ve y protege a Elizabeth con Hawk — Ella estaba por reclamar, y aunque después me culparía por esto, era la única forma.—. Es una orden.

Su silencio duró unos pocos segundos, para luego asentir.

— Promete que estarás bien — Sonreí con gracia.

— Soy invencible, preciosa. No me derrotarán tan fácil — Le guiñé un ojo, y ellas se fueron.

— Ha pasado algo de tiempo, Meliodas — Guila estaba frente a mi.

¿En serio? Lo sentí como un día o dos.

— Hola Guila, ¿qué te trae por aquí?

— Nuestro encuentro en la Necrópolis fue más bien educativo.... Espero que mis acciones sean satisfactorias.

(....)

Ahora estaba en el suelo junto a Ban, heridos pero no tanto. Sólo espero que las chicas estén bien.

Mujeres, ¿por qué son tan rencorosas?

— ¡Oye, Capitán! Creo que todos los recidentes ya evacuaron... ¿Ah? — King apareció volando, captando la atención de nuestras enemigas.—. ¿Capitán, Ban?

Guila le lanzó el mismo ataque que a mi, "Explosión en Cadena".

— ¡Maldita sea! — gritó, y las bolas de fuego explotaron.—. No, no era cierto — Apareció sano y salvo, y mil cuchillas aparecieron para dirigirse a ellas.

¿Donde estabas tan tranquilo en tu pelea, King?

Creo que con eso tuvieron suficiente. Aunque él dijo que seguían vivas y le haría unas preguntas.

En eso aparecieron las chicas y Hawk. Mi Ángel nos cargó en sus hombros y comenzó a correr lejos de ahí.

Salir herido tiene sus ventajas.

— Tu aroma siempre me enloquece, (Nombre).

— Cállate.

Reí para mis adentros, para luego soltar una mueca de dolor, para finalmente, caer rendido ante el sueño.

Sólo espero que todo salga bien...

Mi Ángel | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora