Capítulo 17; Tres condiciones.

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— No, no, no, y... déjame pensar... No — Meliodas se fue a limpiar las tarras de su bar mientras ignoraba las súplicas de su Ángel.

— ¡Por favor! ¡Sólo serán veinticuatro horas! — Él frunció el ceño.

— No. ¿Y a qué se debe esa extraña petición? — La miró a los ojos interrogante.

— Si lo haces te lo diré.

— No lo haré con tu pésima negociación — Siguió con su limpieza y (Nombre) bajó la cabeza derrotada.

Pero la levantó al segundo, no se iba a rendir tan fácil.

— Hazlo por mi, ¿puedes? — Juntó sus manos y se puso a su lado.

— Dije que no. (Nombre), entiéndelo. No puedo ni quiero estar un día sin ti — Aquello la sorprendió, sobre todo la forma en que Meliodas volteó a verla a los ojos.

En sus orbes esmeralda se notaba el miedo, miedo de estar sin ella.

— Meliodas, sabes que yo tampoco quiero... — murmuró, aunque él la escuchó.

— ¿Entonces por qué insistes? — Apretó los labios sin saber qué responder.

— Sólo... piénsalo. Si los Mandamientos vuelven tendremos que tomar decisiones, ¿y qué pasa si una de ellas es separarnos?

— No vamos a llegar a esos extremos.

— Pero, ¿y si sí llegamos? Tenemos que prepararnos para cualquier cosa, Meliodas. Te lo suplico, hazlo por ambos... — Él dejó la jarra con algo de fuerza sobre la barra.

— ¿Crees que no noté que escondes otra razón? No soy un idiota, sé que es por otra cosa y no quieres decírmelo. ¿Ya no hay confianza entre nosotros?

— ¡Hablas de confianza cuando no me dijiste que ibas a pelear contra Ban!

— ¡Lo mío es una pequeñez comparado con lo tuyo!

— ¡Lo mío es por nosotros, lo tuyo fue solo un juego! ¡Esto es más serio!

— ¡No lo haré, y no quiero seguir hablando de esto! — La marca demoníaca en sus ojos apareció, se notaba la seriedad del asunto.

Por parte de la chica, ella había sacado sus alas y estaban extendidas de forma intimidante.

Suspiraron a la vez tratando de calmarse. Tanto las alas como la marca oscura desaparecieron.

— Esta bien... lo haré — Los ojos verdes de la chica brillaron.—. Pero, tengo tres condiciones.

— ¡Sí, lo que sea! — aceptó emocionada.

— Serán catorce horas.

— ¡Pero-...!

— Si quieres que lo haga, eso será todo — Se cruzó de brazos, y la chica terminó aceptando.—. Lo segundo; me dirás la verdadera razón por la que haces esto.—. La sonrisa de la chica desapareció.—. No creas que olvidé lo que dijo Gowther la otra vez. Sé que no quieres hablarlo pero necesito saber porqué cada día actúas más extraña — Esto último hizo demostrar la preocupación del demonio.

(Nombre) lo pensó un momento. Pero ya estaba harta de ocultar todo, decidió que sí, se lo diría. Quizás ya era tiempo de decirle la verdad.

Pero después de asegurarse de su seguridad y de que la amenaza de Luzbel no los molestaría.

— De acuerdo, te lo prometo. ¿Cuál es la última? — Meliodas mostró una pequeña sonrisa, aunque los nervios en él aparecieron.

— Quiero que tengamos una cita.

Mi Ángel | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora