Capítulo 15; Vínculo.

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"Meliodas"

Sonreí contento al ver que había logrado liberar a Gilthunder de la maldición que lo mantenía atado a Hendrickson.

Me alegraba verlo junto a Margaret, en el fondo celebraba porque mi shipp se hizo canon por fin.

Soy el mejor cazamentero.

— Muchas gracias por ayudarme, Arthur — El Rey de Camelot sonrió levantándose del suelo.

— No es nada, la verdad no lo habría logrado sin ella — Miró a su hechicera.

Vivian, enfurecida intentó otra vez ganar cuando le dije que ya sabía que alguien controlaba al peli-rosa.

Sin embargo, la hechicera de Arthur se encargó de ella, así revelando su identidad como Merlín, el sexto Pecado Capital de la gula.

— Vivian, ¿en dónde están Elizabeth y (Nombre)? — preguntó Merlín mientras retenía a la nombrada.

— La princesa... — Le costaba respirar, quería decirlo pero a la vez no podía.—.... el cuarto.. del rey... — Merlín la soltó.

— Ahí lo tienen.

Ella pudo escapar.

No me importaba, sólo me alivié al llegar a la habitación del Rey gracias a la azabache, fue allí donde pude ver a Elizabeth, la cual volteó a verme.

— Hola, ¿qué tal? — Ella corrió y me abrazó feliz de que llegara. Se presentó ante los demás y les dio las gracias por ayudarme.

— Señor Meliodas, ¿dónde está la señorita (Nombre)? — Me sorprendió su pregunta.

— Creí que estaba contigo — Ella negó.

— Lo estaba, pero luego desperté aquí sola con mi padre. Supuse que usted y ella ya se habían reunido — Se llevó una mano a la boca preocupada.

Ni (Nombre) ni Hawk estaban aquí, entonces, ¿dónde estaban?

Fruncí el ceño, al parecer Vivian nos engañó. Claro, ¿cómo no lo noté? Me sentí un idiota.

Por un momento quise salir corriendo a buscarla, pero también debía mantener a salvo a Elizabeth.

El Maestro Dreyfus apareció en la habitación, lo cual me dio una pequeña esperanza de que él sepa la ubicación de mi Ángel.

— Ha pasado tiempo, Dreyfus.

— Díganme qué está pasando — Exigió, ignorando mi saludo.

Margaret y Gilthunder dijeron todo lo que sabían y habían pasado. Desde el asesinato del Maestro Zaratras, hasta la maldición que tuvieron que pasar.

Dreyfus lo confesó y se disculpó, explicando sus motivos.

Respiré hondo intentando que mis siguientes palabras no demuestren lo aburrido y molesto que me estaba resultando esta conversación.

— Pero, ¿eso que tiene que ver con lo que está pasando ahora? — Hizo una pausa, y con una voz más seria continuó.—. Además, tú debes saber algo de (Nombre). Quiero saber donde está.

— Yo... Hendrickson... quería empezar una Guerra Santa.

— ¿Guerra Santa?

— Es una frase que se menciona en un poema ancestral de Britannia. Su majestad predijo que esto pasaría.

— No respondiste lo que más me importa — Meliodas se acercó al maestro sin quitar su sonrisa, lo cual no le daba un aire de alegría en ese momento.

Mi Ángel | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora