Capítulo 19; Recuerdos...

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Tras ese inmenso desastre, todos al despertar se habían reunido excepto por Diane y King.

Los poderes de todos juntos apenas alcanzaba para derrotar a un solo mandamiento, lo cual era un problema.

Y no era el único.

Ban no estaba, Merlín no tenía cuerpo y solo tenía su alma en su tesoro mágico, Diane estaba inconsciente, tampoco King se encontraba, Meliodas estaba herido, y los demás se encontraban devastados.

Aunque con las pocas esperanzas, decidieron que lo mejor que podían hacer, era buscar a Escanor, el pecado del orgullo y volverse más fuertes.

(Nombre) no había dicho nada en todo el rato, parecía una sombra que solo estaba escuchando, eso claro que preocupó a Merlín y a Meliodas.

Pero ella realmente solo estaba pensando en distintas estrategias, en como volverse igual de fuerte, y sobre todo, estaba pensando en la huída de Galand.

Tenía un mal presentimiento.

— (Nombre), vamos a ver a Diane — dijo Meliodas. A su lado estaba Elizabeth y Hawk. Asintió con una sonrisa leve y se fue junto a ellos.—. ¿No vas a preguntar como estoy? — preguntó entre sorprendido y ofendido.

— Yo te veo bien.

— Tú calla, cerdo.

— En realidad, sí te ves bien. Espero que Diane despierte pronto — Elizabeth los vio de reojo.

Y no pudo evitar pensar, que eso fue muy extraño. (Nombre) no diría eso, ni de forma tan seca ni evitando hablar tanto.

Algo le pasaba, y quería ayudarla. Pero esos planes se vieron interrumpidos cuando Diane parecía haber tenido amnesia.

Fue extraño, parecía no reconocer a King ni a Elizabeth o Hawk, sólo a Meliodas y a (Nombre), le preguntaron a Merlín y tiempo después King aseguró que ella estaba perdiendo todos sus recuerdos, no solo los de él.

Y en cuanto fueron a ver, dijeron que la castaña se fue.

Desde allí, todo parecía empeorar.

Gowther dijo que él fue el culpable de haber borrado todas las memorias de la gigante.

Por poco pelean, pero King supo controlarse y ahora se dirigían al hogar de la raza gigane, donde creían que Diane se dirigía.

(Nombre) se fue a su habitación, necesitaba estar sola para pensar.

Se recostó en su cama mientras recordaba los viejos tiempos.

Cuando reía y jugaba entre las nubes con sus amigos, o en las profundidades del infierno donde Luzbel y ella hacían carreras y sus alas muchas veces se chocaban amistosamente.

Y a veces peleaban a broma, y siempre terminaba ganando él por su fuerza superior.

Lo extrañaba, pero no podía olvidar lo que le dijo unos días antes de su juicio...


(...)

— ¡Luzbel! — Sonrió al borde de lágrimas.

Después de haberle confesado su 'pecado' de enamorarse de un humano, fue llevada ante Dios donde también confesó.

En esos momentos estaba en una habitación bajo vigilancia, esperando el juicio que sería en cualquier momento.

Mi Ángel | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora