Capítulo 13; Besos de amor.

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Al romperse, el ámbar desató una poderosa materia oscura, que al dispersarse se logró ver a Meliodas, cubierto de ella desde el brazo hasta una parte de su dorso y pierna.

Al igual que, su cara no demostraba expresión alguna, tan sólo se podían ver un par de ojos tan oscuros, incluso más que la noche.

(Nombre) abrió la boca sorprendida al darse cuenta de su estado, sabiendo que si no hacía algo él se saldría de control.

Tal vez sus poderes podrían ayudarlo, pero debía tener algún contacto suave y no un golpe o un ataque, de ese modo sólo lo dañaría aunque sus intenciones sean buenas.

Ban apretó la mandíbula, sintiendo un aura familiar provenir de su Capitán, pero no podía preguntarle qué carajos estaba pasando por la pesada de Jericho.

Guila, apretando el mango de ambas espadas, se preparó para lanzar un ataque, pero de un momento a otro, sin siquiera inmutarse, Meliodas le cortó la mano, lo que la hizo liberar un grito desgarrador.

— ¡Meliodas, detente! — El nombrado volteó, notando a su Ángel tomar la mano con la que había arrancado la Guila.—. Sé que sigues ahí, reacciona — La chica lo abrazó, liberando un aura tranquilizante junto a sus poderes, creyendo que ese tacto sería suficiente para devolverlo a la normalidad.

Pero el rubio aún sentía la presencia de ambas mujeres enemigas, como una amenaza, así que se separó suavemente de ella y le dio el sello, para después darse vuelta.

Con velocidad se dirigió a las mujeres, cortando a la mitad a Ban cuando interfirió en su camino.

— ¿Qué le sucede, señorita (Nombre)? ¿Por qué se comporta así? — Ante esa pregunta, la nombrada reaccionó.

— Es... es complicado, por ahora tienen que ponerse a salvo mientras intento volverlo a la-.... — Se detuvo cuando el rubio apreció nuevamente.

Primero revisó con la mirada que Elizabeth esté bien, luego sus ojos dirigieron su atención a la albina.

Su rostro tan carente de expresión la dejó paralizada, que no supo como reaccionar cuando el rubio la beso en la mejilla, cerca de los labios.

Soltó un jadeo, para luego sonrojarse hasta las orejas. Su nuevo plan tenía probabilidades de funcionar, pero la ponía nerviosa.

El rubio se fue otra vez al crear un ala de su materia oscura. Lo único que el demonio tenía claro en ese momento era; eliminar todas las amenazas. Proteger a su amada y amiga. A toda costa.

— ¡(Nombre)! — La voz de Ban hizo a la nombrada voltear.—. ¡¿Qué carajos le pasa al Capitán?! — En sus brazos tenía a King inconsciente.

— ¿Dónde están Guila y Jericho?

— Yo que sé.

— Saca a Elizabeth y Hawk de aquí, yo me ocuparé de Meliodas — Respiró profundo y comenzó a correr, era en esos momentos donde más necesitaba volar.

Cuando llegó, Diane estaba con su Tesoro Sagrado y el lugar tembló por el golpe de Gideon.

Pero al buscar a Meliodas, lo encontró inconsciente y la materia oscura ya no estaba en su cuerpo, y en ese momento la tensión en su cuerpo desapareció.

Se arrodilló frente a él y besó su mejilla, sanando los rasguños más pequeños. Ahora al menos sabía que un beso funcionaba.

Mi Ángel | Meliodas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora