Jayden Mills no había tenido una vida fácil, su rutina estaba llena de visitas al médico y constantes chequeos. Ella sabía que nada era fácil, pero todo cambia cuando un hombre de cabellos claros, ojos azules y sonrisa resplandeciente llega a su la...
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Me encontraba en la cocina solo con mi padre, ya que mamá había salido desde temprano, disfrutábamos de una exquisita taza de café y de lo lindo que estaba el día a pesar de lo congelado que era. Hablamos sobre lo que haríamos en navidad y de todos los preparativos que faltaban para ese día tan importante. Estaba tan nerviosa que me aterraba la idea de que algo malo me pasara por la emoción, había pasado muchísimas navidades con el rubio, sin embargo aún era su mayor admiradora y seguía sin creer que estaba con Chris Evans, todo seguía siendo como la primera vez.
Un fuerte golpe nos hizo estremecernos por el susto, nuestras miradas conectaron en busca de una respuesta y de quién sería el que abriría la puerta, antes de decidir, tocaron el timbre después de haber golpeado otra vez.
Me puse de pie y caminé en dirección a la puerta, la abrí, y llevé una gran sorpresa mirarlo ahí.
—¡¿Scott?!
—Hola, linda —me dio un beso en la mejilla.
—¿Qué haces aquí? No deberías estar con...
—Lo sé, lo sé, pero —entró, dejado su abrigo y su bufanda en el perchero de madera —. ¡Hola, señor Harrison! —lo saludó.
—¡Hola, muchacho! ¿Qué te trae por...? —se quedó en silencio unos segundos—. ¡Ya lo recordé! —Gritó desde la cocina.
Scott me miró extraño soltando una risilla de nerviosismo, «algo traman» pensé cruzándome de brazos y lo observé con una de esas miradas matadoras que mamá solía hacer.
—¿Qué es lo...?
—Ve a casa de Chris a las ocho —ordenó tomando sus cosas con rapidez.
—Pero él tiene que...
—Tú tienes que ir, te esperamos allá —salió y corrió a su auto —. ¡NO FALTES! —gritó desde su lugar.
Lo miré partir, deseosa de saber lo que estaba tramando, «¿mis padres tendrán algo que ver?». Me dirigí a la cocina, recargándome en el umbral de madera que estaba en la entrada observando detalladamente a papá para que me diera una respuesta. Se levantó de su asiento caminando con rapidez hasta el fregadero para darme la espalda.
