♤27♤

226 20 6
                                    

          C A P Í T U L O   X X V I I

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

          C A P Í T U L O   X X V I I

El mes pasó rápidamente, y con todo el dolor de mi corazón era hora de ir al hospital, pues tenía una consulta y no podía faltar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El mes pasó rápidamente, y con todo el dolor de mi corazón era hora de ir al hospital, pues tenía una consulta y no podía faltar. Las últimas semanas estuve perfectamente a excepción de cuando visité a la familia Evans; sin embargo, a pesar de que yo me sintiera bien, era necesario monitorear mi corazón para descartar alguna otra malignidad que pudiera aparecer sin avisar.

Era sábado por la mañana, desperté temprano, me arreglé y ordené mi habitación para no llegar tarde a mi cita, bajé a desayunar y al terminar de hacer nuestras cosas nos dirigimos hacia el hospital. Casi todo el camino solo pude hablar de lo que hice en toda la semana en mi trabajo, en lo feliz que me hacía estar con los niños, y, sobre todo, cuánto era lo que disfrutaba al ejercer mi profesión. Sin duda alguna había sido la mejor decisión. Recorrimos un largo camino, donde mi vista solo podía centrarse en una cosa: el cielo nublado. Era perfecto.

Una vez que llegamos, entramos y el característico aroma a productos de limpieza se filtró por mis fosas nasales ocasionándome hacer un gesto de desagrado. Pedimos informes en la recepción y después de ser atendidos, esperamos nuestro turno.

Me sentía muy nerviosa, quizá como siempre solía estarlo cada vez que visitábamos al doctor Sander, temía por lo que nos fuera a decir, pero bien lo había dicho mamá: todo era por mi bien. Y tenía demasiada razón.

Tal nerviosismo fue interrumpido por el sonido de mi teléfono. Revisé con rapidez y al ver de quién se trataba, me fue inevitable no sonreír, pues ahí estaba de nuevo, salvándome cada que sentía miedo, cada que mis emociones me bloqueaban. Ahí estaba siempre él.

¡Hey, Jay! ¿Qué tal todo?

Un solo mensaje por parte de él, mejoraba todo lo que estaba a mi paso haciéndome sentir segura de mí misma y completamente feliz. Mis dedos estaban a punto de escribirle unas cuantas líneas, sin embargo, el doctor Sanders nos llamó, y solo pude explicarle muy poco. Quizá se asustaría.

¡Hola, Chrissy! Todo está excelente. Entraré a consulta, es mi turno, más tarde te llamo. Te amo.

Sabía bien que no fue una buena idea no explicarle las cosas, pues lo conocía bien y terminaría por preocuparse, pero era nuestro turno y no podíamos esperar más, y tampoco no quería dejarlo esperando por mí mensaje. Saliendo de ahí le explicaría todo.

Entre máscaras  y corazones  rotos || Chris Evans (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora