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                  C A P I T U L O  V I I

La respiración se me fue ante la vista tan hermosa que tenía en frente

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La respiración se me fue ante la vista tan hermosa que tenía en frente. La entrada de la iglesia estaba perfectamente decorada con jazmines; una larga alfombra color perla se encontraba en el medio, dando camino hasta el interior; y telas blancas adornaban los muros de mármol en seguida de las gigantescas puertas dobles. »Sí que tiene buen gusto«, pensé.

Di media vuelta al sentir un toque sobre mi hombro descubierto, se trataba de mi padre.

—¿Lista?

Solté un suspiro tratando de liberar los nervios que se albergaban en mi interior. Moví la cabeza en afirmación y enrollé mi brazo alrededor del suyo para caminar juntos. La marcha nupcial comenzó a inundar la parroquia, el vestido e arrastraba de manera elegante, mientras nuestros pasos lentos nos guiaban a mi destino. Mamá se encontraba al frente de la multitud, sonriendo y llorando al igual que el resto de mi familia y la suya. Todo era felicidad.

Al llegar al sagrario, ahí se encontraba él, tan radiante como siempre, con el traje negro que resaltaba el intenso color azul de sus ojos. Me sonrió de oreja a oreja, lucía igual de nervioso que yo. Para cuando menos lo pensé, papá le entregó mi mano.

—Te vez muy hermosa —murmuró contra mi cabello.

—Tú tampoco no te miras nada mal, Evans —solté una pequeña risa.

Nos acomodamos enfrente del padre, yo no paraba de mirarlo y de sonreír, era el día más feliz de mi vida.

El sacerdote dio la misa como de costumbre, pero, para ser sincera, ni siquiera le presté tanta atención, sólo podía centrarme en él. Llegó el momento, y Chris y yo dijimos nuestros votos. La hora de dar el 'sí' hizo presencia.

—Jayden Mills, ¿aceptas a Chris Evans como tu futuro esposo? —dijo el padre con lentitud.

Miré el hombre que se convertiría en mi esposo, sujetó mi mano dándole un ligero apretón de apoyo. Las mejillas me dolieron de tanto sonreír.

—Sí, acepto –no dudé en responder.

La vista del padre se pasó al rubio, y antes de continuar, se subió las gafas con el puente de la nariz.

—Chris Evans, ¿aceptas a Jayden Mills como tu futura esposa?

Justo en el momento preciso donde Chris abrió la boca para responder, comenzó a timbrar un teléfono. Ambos volteamos intentando ver de quién era, pero nadie hizo nada, parecía que no lo habían escuchado. El sonido cesó y el padre prosiguió, sin embargo, una vez más se escuchó el mismo tono. Todo comenzó a distorsionarse hasta que desperté de golpe.

Me senté de manera brusca, y el cabello me cayó en el rostro. Comencé a mirar a mi alrededor, recostándome una vez más al darme cuenta que todo había sido un sueño y que aún me encontraba en el hotel. Solté un bostezo intentando dormirme de nuevo, aún tenía mucho sueño.

Entre máscaras  y corazones  rotos || Chris Evans (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora