Especial Navidad

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Gracias por 153K de leídos!!! Estoy muy emocionada por el éxito de esta historia, así que como es Navidad y no voy a estar disponible desde el 20 hasta el 7 de enero, les dejo este extra :)

—Gracias a Dios ya tenemos vacaciones.

—Mañana es viernes, Aaron.

—¿Todavía hay que ir mañana a trabajar?

Aaron suspiró tan fuerte que Tamara lo miró mal. Estaban en el apartamento de él, porque alternaban dónde se quedaban a dormir cada fin de semana. Debió de haber un mal cálculo por parte de Aaron Cowen, que invitó a su ahora prometida a dormir a su casa cuando las vacaciones de Navidad no habían empezado.

No sabían qué hora era, aunque probablemente medianoche, ni tampoco les importaba.

Tamara Masson tiró de la manta para cubrirse hasta el pecho desnudo, y él se retiró el revuelto cabello castaño de la frente, bostezando.

—Pero tendremos dos semanas de vacaciones, ¿verdad? —inquirió Aaron, perdida la vista en el horizonte.

Estaban recostados en la cama de él, desnudos sobre los almohadones, contra el cabecero, pero la manta apenas cubría hasta la cintura de Aaron porque Tamara se cubría con el resto.

Tamara se encogió de hombros.

—Cualquier excusa es buena para quedarme aquí contigo.

—Lo mismo digo.

—Deberíamos casarnos.

Aaron la miró y sus ojos lanzaron un destello de ilusión sin querer. Tamara, todavía con el maquillaje ahumado en los párpados, se rio, y él sonrió por reflejo.

—¿El año que viene suena bien? —preguntó con sensualidad, inclinándose a ella para rozarla, y ella amplió su sonrisa.

—Cuando te sientas listo para lidiar conmigo todos los días del resto de tu vida.

—Ya lo hago, mi amor.

Le besó un lado de la frente, y el brusco contraste entre sus labios calientes y el frío de la habitación erizó el vello de Tamara. Aaron no dijo nada, aunque lo notó, por lo que, en cuanto se apartó de ella, estiró el brazo desnudo para buscar a tientas, sobre la cobija, su camiseta negra o la sudadera de los Chicago Bears.

—Espera, voy a vestirte.

—No hace falta, Aaron, estoy bien así.

—Tienes frío, mi amor.

—Sí, pero me gusta sentirte piel a piel.

De modo que Aaron se resignó a apoyarse de nuevo en su codo, sobre la mullida almohada, y pasarse la mano por el rostro, áspero por la sombra de barba de tres días.

Cuando empezaron a salir, acordaron siempre vestirse al uno al otro al terminar cada noche de pasión, lo cual fue idea de Tamara Masson.

—He visto demasiadas películas donde los dos se desvisten el uno al otro —le había dicho Tamara una noche por teléfono, después de que Aaron le confirmara que buscaba una relación estable y seria—, pero no se visten el uno al otro. Y yo no quiero eso en mi vida. A mí cúbreme las vergüenzas igual que me las descubres, porque si me expongo desnuda ante ti, lo mínimo que espero es que cuides mi desnudez como yo cubriré tu vulnerabilidad.

Aaron no lo había pensado, pero cuando ella lo dijo, le prometió con la mano sobre el corazón que la vestiría siempre. Ni una sola vez olvidó hacerlo, incluso después de aclararle a ella que a él no le importaba tanto ser tapado.

𝟑𝟎 𝐝í𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora