—¡No quiero escucharte!
—¿Me dejas hablar?
Aaron llevaba corriendo detrás de Tamara desde que salieron de las torres de la agencia y, cuando por fin la alcanzó y agarró de la mano, recibió una bofetada que le abrió los ojos.
—¿Qué? ¿Qué excusa me vas a poner? ¿Te provocó, se insinuó, no resististe? ¡Aaron, por favor!
—Mi amor... —Aaron ya se había arrodillado en la plaza, a plena luz del día, con las manos unidas y los ojos clavados en los de ella, que se sofocó de vergüenza—. Mi amor, sin ti me muero. Déjame que te explique, mi amor...
Intentó tomar su muñeca de nuevo y Tamara lo apartó bruscamente.
—No seas idiota, tienes treinta años —masculló entre dientes; si pudiera, lo habría descuartizado con la mirada—. Tú hablas mucho y no demuestras nada. Llevas cinco meses ignorándome con la excusa del trabajo y... ¡Estaba claro que algo así iba a pasar! Así que explícale a la rubia de turno que vuelves a estar disponible.
Se dio la vuelta, sacudiendo furiosa sus cortos bucles negros ante la expresión estupefacta de Aaron Cowen.
Acababa de terminarle. Aaron la vio alejarse con un contoneo de caderas que le recordó a qué mujer había estado amando durante tres años y reaccionó.
—¡No me dejes, yo te amo! —exclamó—. ¡No es cómo crees, puedo demostrártelo!
Tamara se giró, parada junto a su auto blanco.
—¡Haberlo demostrado antes de liarse con esa fresca, señor Cowen! —gritó, abriendo la puerta.
—¡Tamara Alison Masson! —insistió él, que se levantó—. ¡Eres mi vida entera! ¡Nunca quise que esto pasara! ¡Íbamos a hacer tres años en un mes! ¡Puedo demostrarte que te amo!
—¡Lo siento, el amor se murió esta mañana!
El portazo del coche cerró la discusión.
ESTÁS LEYENDO
𝟑𝟎 𝐝í𝐚𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐫𝐞𝐞𝐧𝐚𝐦𝐨𝐫𝐚𝐫𝐭𝐞
RomanceAaron Cowen, editor para una agencia de modelaje, acaba de arruinar una relación de dos años por una polémica foto filtrada y todo Chicago ha puesto sus ojos en él, en su ex y en la presunta amante. Tamara Mason está destrozada y no quiere saber nad...