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Luna estaba en el jardín, mirando fijamente al diario que Hugo le había regalado

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Luna estaba en el jardín, mirando fijamente al diario que Hugo le había regalado. No podía parar de pensar en lo que acababa de pasar. Ese no era el Hugo que conocía, «pero tal vez nunca lo conocí realmente», pensó Luna con tristeza. Levantó la vista hacia el cielo azul y despejado; al menos era un día bonito. Volvió a ver el diario. Tenía detalles plateados que le daban un toque especial.

—Es muy lindo, ¿no? —dijo una voz.

Luna volteó a ver en dirección de la voz. Unos ojos verdes le devolvieron la mirada.

—Al...

Su hermano la detuvo con un ademán. Negó con la cabeza.

—Ya lo sé, Lu. Quieres estar sola —dijo Albus.

Luna asintió. El chico continuó hablando:

—Pero Lu, no puedes irte de esa forma cada vez que algo así pase. Porque seguirá pasando, créeme.

Albus tenía razón. Ella sabía que en Hogwarts constantemente comparaban a sus hermanos con su padre, y ella claramente no sería la excepción. Ser un Potter en Hogwarts no era nada fácil.

—Lo sé, pero es que Hugo dijo...

—Sé lo que dijo Hugo, Lu. Pero él no lo sabía. En cuanto te fuiste James se enojó mucho con él por eso —interrumpió Albus.

—¿James se enojó? —preguntó Luna extrañada.

—Sí, le dijo a todos que si volvían a mencionar eso les lanzaría una maldición. Fred le preguntó que si había perdido la cabeza, ya que estaba furioso. Bueno, estábamos furiosos.

Luna alzó las cejas sorprendida. Era normal que James se enojara, pero que Albus se enojara no era normal, él no solía discutir.

—¿Te enojaste, Al? —preguntó ella.

—Claro que sí, Luna. No fue por lo de Hugo. Fue por lo que dijo Fred después de eso... Dijo que debías madurar porque siempre te molestabas por cosas sin importancia.

—¿Qué le dijiste?

—Le dije que ya era suficiente. Que no te volviera a molestar con eso o yo le ayudaría a James a lanzarle una maldición. Él sabe que no bromeo, así que paró.

Luna sonrió, pero la tristeza mezclada con ira siguió en sus ojos.

—Pero no es eso lo que te molesta, ¿verdad? —preguntó él.

Luna bajó la mirada. Su hermano la conocía bien. Recordó lo que Hugo dijo y sintió una ligera punzada de dolor en su cabeza.

—Hugo y yo discutimos... Estaba en el cuarto de mamá tratando de pensar, cuando Hugo entró. No quería hablar con nadie, así que traté de irme, pero él me agarró de la chaqueta y descubrió mi... mi cicatriz. —Albus alzó las cejas. —Le conté todo, pero no me creyó. ¡Me trató de mentirosa! —exclamó Luna.

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora