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Luna y sus amigos estaban en la Sala Común de Gryffindor, sentados en los sillones más cercanos al cálido fuego de la chimenea

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Luna y sus amigos estaban en la Sala Común de Gryffindor, sentados en los sillones más cercanos al cálido fuego de la chimenea. Ya habían pasado 2 semanas desde que terminaran las vacaciones de Navidad, y los días habían regresado a su ajetreado estado natural. Lara estaba ayudando a Nick con la ortografía de su redacción para Historia de la Magia, mientras que Luna se encontraba leyendo el libro de su padre.

—No puedo creerlo —pronunció en voz alta de repente.

—¿Qué cosa?

—El abuelo era un idiota —hizo una pausa—. Mi abuelo James, cuando era joven —elaboró al ver los rostros de confusión de sus amigos.

—¿Por qué lo dices? —preguntó Nick.

—Con razón Snape lo detestaba... —continuó Luna sin prestarle atención—. El abuelo y los merodeadores eran horribles con él. Quiero decir, papá había mencionado que el abuelo era muy travieso cuando estaba en Hogwarts y que él y Snape eran rivales, algo así como el señor Malfoy y papá, pero nunca me dijo por qué.

»Ahora entiendo el porqué papá dijo que el abuelo tuvo un arduo trabajo conquistando a la abuela.

Después de esta breve conversación, la pelirroja volvió a enfrascarse en su lectura y sus amigos se concentraron de nuevo en la redacción. Fue cerca de la hora de la cena que Luna finalmente cerró el libro y volvió a prestar atención a Nick y Lara, que ya habían terminado de corregir la ortografía y estaban jugando una partida de Snap Explosivo, o en otras palabras, Nick estaba perdiendo colosalmente frente a Lara.

—Y... ¡Gané! Ya me debes dos varitas de regaliz, Harper —dijo la rubia.

—¿Por qué dos varitas? Eso me huele a trampa, Finnigan —respondió el moreno.

En ese momento apareció Roxanne.

—¿Quién está haciendo trampa? No serás tú de nuevo, Lu.

—¡Claro que no! —exclamó la aludida—. Lara es la tramposa, yo jamás hago trampa.

—Qué motivador que tu mejor amiga te diga eso —terció Lara.

Roxanne rio.

—No creas que no he olvidado esas tres partidas de ajedrez que me ganaste... Estoy segura de que tu ajedrez estaba embrujado.

—Obvio que estaba embrujado... es Ajedrez Mágico, ¿recuerdas? Las piezas están embrujadas —dijo Luna sarcásticamente.

Roxanne nunca respondió a esto, porque el hueco del retrato de la Dama Gorda se abrió y James, Albus y Fred entraron a la Sala Común.

—¡Lu! —exclamó James y se acercó a los cuatro de Primer Año—. ¡Qué bueno verte por aquí! ¿Sabes? No puedo creer que en diez días ya tendré dieciseís. ¡Solo falta un año y cumpliré diecisiete!

—Sí, sí, ya lo has mencionado por lo menos unas diez veces hoy, Sirius —dijo Albus con sorna.

Luna sonrió. En los últimos días su hermano había aprovechado cada momento para recordarles a todos de su cumpleaños. Hablaron un rato más y decidieron ir al Gran Comedor, donde Albus se fue a cenar con Rose y Scorpius en la mesa de Ravenclaw, Roxanne se fue a la mesa de Slytherin con Lucy y los demás se encontraron con Chris en la mesa de Gryffindor. Luna echó una leve mirada a la mesa de Hufflepuff, donde Dominique estaba comiendo con Louis, sin embargo Hugo no se veía por ninguna parte. No le dio importancia al asunto y comenzó a comer.

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora