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Luna, Nick y Lara entraron al aula de Historia de la Magia y se sentaron con Sara en la última fila

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Luna, Nick y Lara entraron al aula de Historia de la Magia y se sentaron con Sara en la última fila. Luna sacó su pergamino y su pluma y mantuvo la mirada fija en el pizarrón, aunque en realidad no estaba mirando allí. El profesor Binns atravesó como de costumbre la pared y comenzó su monólogo, pero Luna apenas lo escuchaba, ya que su mente estaba llena de otros pensamientos.

«¿Quién me envió la carta? ¿Esperará una respuesta? ¿Qué pasará si no le respondo? ¿Y si sabe sobre mi cicatriz?»

╰☆☆ ... ☆☆╮

Caminaba por el mismo lugar oscuro que había visto anteriormente, aquel que creyó que era un bosque. Iba acercándose a la misma luz cálida, y en el fondo alcanzaba a escuchar la voz de Binns, lejana y etérea, pero tan aburrida y monótona como siempre.

«Las gárgolas formaron el Comité Unánime de Gárgolas Unidas Contra el Abandono (ahora simplemente llamado CUGUCA), debido a las malas condiciones en las que la comunidad mágica las mantenía...»

Siguió caminando y otra vez vio la figura misteriosa que sostenía un arco en la mano derecha. ¿Qué era aquello? Tal vez una criatura del bosque, ¿pero cuántas criaturas conocía que eran capaces de manejar un arco y flechas? No tuvo tiempo de responderse a sí misma, porque la visión se desvaneció y nuevamente se encontró en aquella enorme y tenuemente iluminada sala, con aquel tapiz que mostraba el enfrentamiento final entre Voldemort y su padre, y de pie, de espaldas a Luna, la otra figura.

«Por algún tiempo, los magos ignoraron las peticiones de las gárgolas, calificando su huelga como ridícula; no fue hasta que hubo problemas para acceder a los lugares resguardados por estos seres, y a los atascos que comenzaron a generarse en la Red Flu, que decidieron firmar una tregua...»

Luna observó a su alrededor. A pesar de la luz de la habitación, no alcanzaba a distinguir correctamente las paredes. Creyó ver que las paredes se alejaban y el techo se elevaba, y de pronto, se disolvieron, junto a la figura y el tapiz.

Sintió una punzada en su cicatriz y su vista se nubló un poco, sin embargo, pudo notar cómo se materializaba una calle que ya era muy familiar; a lo lejos pudo notar cinco figuras oscuras, que a pesar de no ver bien, reconoció perfectamente. El dolor en su cicatriz se transformó en ardor y se le unió el dolor en su cabeza; se haló el cabello y cerró los ojos fuertemente, mientras sentía cómo el mundo daba vueltas.

Entonces lo escuchó:

—Harry, ¿dónde está Lily? ¡Estaba aquí hace un momento!

Abrió los ojos. Su vista era clara otra vez. Sintió muchas ganas de gritarle a sus padres dónde estaba su otra yo, pero no tenía caso, ellos no podrían verla o escucharla de todas formas. Fue corriendo a la vieja casa en ruinas de sus abuelos y allí la vio, la Hija de la Serpiente, apuntando con su varita a la pequeña Lily, muy asustada. Por un momento, Luna creyó que la niña la había visto, pero era imposible, ella ni siquiera estaba allí realmente, aunque todo fue real, ya no era más que un mal recuerdo, una pesadilla de la que no podía despertar, al menos, no aún...

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora