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Luna despertó de golpe

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Luna despertó de golpe. Sin embargo, no sudaba, no respiraba agitadamente, su cabeza no le dolía y ciertamente no le ardía su cicatriz; lo que la desconcertó. «Bueno, de todas formas, el sueño no fue una pesadilla», pensó. Pero ¿qué significaba? No lo sabía. Esto la frustró muchísimo. Ya llevaba dos meses completos teniendo sueños extraños, pero seguía sin entender lo que significaban. Miró hacia el techo de su cama. ¿Debería hablar con su padre? Se preguntaba. ¿Debería contarle también sobre las cartas? No estaba segura. ¿Sería buena idea contarle a sus hermanos, o incluso, a sus amigos? No tenía idea. Últimamente, no tenía idea de muchas cosas.

Se sentó en la cama e inconscientemente dirigió su mirada hacia Roxanne. Su prima dormía plácidamente en su cama, con una leve sonrisa en su rostro. «Seguro está soñando que está haciendo la mejor broma del siglo», pensó Luna, y sonrió; la sonrisa desapareció de su rostro tan pronto como apareció. Dejó de mirar a su prima y miró hacia la ventana. Estaba muy oscuro, seguramente ya eran mucho más de las doce, lo que significaba que ya era el cumpleaños de Nick. Su amigo cumplía doce años, y Lara y ella habían preparado una pequeña fiesta sorpresa para él. Pensando en Nick, recordó lo que había pasado más temprano ese día (o el día anterior, para ser exactos). Recordó la risa de Nick... había sonado muy extraña, como si no fuera de él. Además, su amigo dijo que había estado en la Biblioteca, y ahora que Luna lo pensaba, era imposible que Nick hubiese estado allí, ya que ese día, por ser Halloween, Madame Pince había cerrado la Biblioteca justo después del almuerzo. Su amigo había mentido... ¿Por qué?

Volvió a mirar a Roxanne. Si no tenía en cuenta los entrenamientos de Quidditch, no había pasado realmente tiempo con su prima desde julio. No sólo con Roxanne, tampoco había pasado tiempo con Lucy. Antes de su cumpleaños, Luna, Hugo, Roxanne y Lucy solían ser muy unidos; pero desde que Luna y Hugo se habían peleado, y con todo lo que había pasado en los últimos tres meses, los cuatro primos se habían alejado bastante. Lucy y Roxanne aún pasaban bastante tiempo juntas, pero al estar en diferentes casas en Hogwarts, cada una iba poco a poco tomando su propio camino.

Se acostó nuevamente y cerró sus ojos, pero como ya era costumbre cada vez que tenía ese tipo de sueños, su mente no paró de trabajar. Luna pensó en todo lo que había cambiado en los últimos tres meses. Las pesadillas... Hugo... sus primas... incluso sus hermanos habían cambiado. Se levantó de la cama y procurando no despertar a sus compañeras de habitación, fue a tomar un poco de agua. Tal vez eso le ayudaría a conciliar el sueño. Tan pronto como sintió el líquido frío y refrescante bajar por su garganta, su mente formuló una última pregunta. ¿Por qué siempre tenía que ser ella?

La profecía eligió a Luna. La Hija de la Serpiente atacó a Luna. Las pesadillas atormentaban casi a diario a Luna. Los sueños extraños desconcertaban a Luna. Hugo no le creyó a Luna, y fue Luna la que sufrió más cuando dejaron de ser amigos. Rachel Blart odiaba a Luna. Incluso el Anfitrión de los Juegos del Centauro había elegido a Luna.

Pero lo más importante: todos se preocupaban demasiado por Luna.

Tan sólo habían pasado dos meses en Hogwarts, pero aún así, en cada carta, su madre o su padre, o ambos, le preguntaban si estaba bien. Sus hermanos se lo preguntaban a diario, y si estaba algo más distraída o pensativa de lo normal, le preguntarían si había visto algo raro o si había tenido alguna pesadilla. Incluso sus amigos, especialmente Lara, le preguntaban todo el tiempo si todo estaba en orden.

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora