»»ᅳ𝟷𝟸 | 𝙻𝚊 𝙸𝚗𝚟𝚒𝚝𝚊𝚌𝚒ó𝚗 ᅳ►

62 15 133
                                    

Luna despertó de golpe con un terrible dolor de cabeza

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Luna despertó de golpe con un terrible dolor de cabeza. ¿Qué significaba ese sueño? Dos siluetas, dos lugares, el tapiz... No lo entendía en lo absoluto. Se levantó en silencio por un vaso de agua, tal vez eso le ayudaría con el dolor de cabeza. Le alegró saber que sus compañeras de habitación seguían profundamente dormidas. «Al menos no grité», pensó.

Volvió a acostarse, tratando de dormir, pero su mente permaneció despierta, pensando en todas las posibles explicaciones que se le ocurrían. Se removió varias veces en su cama, sin embargo, su mente no parecía tener intenciones de apagarse, así que se sentó y miró fijamente a Lara, que dormía en la cama contigua. Envidiaba a su amiga; su vida era tan normal, como su propia vida antes de que sus padres le contaran sobre su pasado.

Entonces, dirigió su vista al libro que yacía en la mesita de noche junto a su cama: era el libro que su padre le había dado. No había tenido tiempo de leerlo. Lo tomó y cogió su varita; estaba por irse cuando un susurro llamó su atención.

—Luna... Luna... Por aquí —dijo una voz.

Luna miró a su alrededor, buscando el origen de la voz, pero ninguna de sus compañeras estaba despierta.

—Por aquí, Luna —susurró la voz nuevamente.

El sonido parecía provenir de su almohada. «Esto es una locura», se dijo para sí; volvió a dejar el libro en la mesita, miró bajo su almohada y encontró una carta. La acercó a su rostro, para verla mejor, pero estaba tan oscuro que no se alcanzaba a entender lo que decía. Se levantó, se dirigió a la ventana, la abrió, y a la luz de la luna, leyó:

«Tu mente está llena de dudas; deseos y anhelos la inundan.

Tu destino aguarda impaciente a que le hagas frente,

pero no tienes que hacerlo, si no lo quieres...

Yo puedo liberarte de la carga que te dieron,

yo soy la respuesta a tus miedos.

No pido mucho más que un juego;

pondrás a prueba tu intelecto, y seguirás el trayecto.

Encuentra las pistas donde están los duelistas;

resuelve el acertijo, y alcanzarás el objetivo.

No te preocupes, tendrás un gran futuro.

¡Pero no lo olvides! Debes guardar el secreto.

Juguemos un rato, los Juegos del Centauro».

Aquel poema la dejó con más preguntas que antes. Luna cerró la carta y revisó el sobre, sólo decía: «Para Luna Potter». ¿Quién le había dejado aquella carta? Tal vez una de sus compañeras, pero... ¿Por qué tendría que guardar el secreto? «Los duelistas»... recordó. ¿Quiénes eran? ¿Y dónde estaban?

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora