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—Wow —dijo Lara, atónita

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—Wow —dijo Lara, atónita.

—¿Hablas en serio? —preguntó Nick —. ¿No es una broma?

Luna negó con la cabeza.

—¿Creen que bromearía con algo así?

Después de que la noche anterior hubiera despertado gritando, Luna decidió que les contaría todo a sus amigos a la mañana siguiente. Lógicamente, Nick y Lara se sorprendieron por esto y lo encontraron bastante difícil de creer.

—Entonces, Harry Potter no es el único que ha sobrevivido a... —comenzó Lara.

—No tan fuerte, Lara, que no quiero que se entere toda la escuela. Pero sí, papá no es el único.

—Lo siento, Luna —se disculpó la chica en un susurro.

—Pero, ¿cómo sobreviviste? —preguntó Nick.

—Honestamente, no lo sé. Papá tampoco lo sabe, cuando él me encontró ya tenía la marca.

—¿Te refieres a la cicatriz? —inquirió Lara con cierto grado de emoción en su voz.

Luna asintió. Entonces, se bajó levemente la túnica, hasta que estuvo claramente visible su hombro izquierdo, y con él, la brillante cicatriz de rayo. Nick y Lara la vieron y sus ojos se iluminaron de asombro, luego dirigieron su mirada nuevamente al rostro de Luna. Ambos se mantuvieron un buen rato así, mirando fijamente a Luna, con una mezcla de asombro y preocupación.

«Me pregunto si esa será la causa de lo que pasó con Hugo».

De improviso, Lara se abalanzó sobre Luna y la abrazó, mientras que Nick posó una mano sobre su hombro.

—Gracias por confiar en nosotros —dijo él con suavidad.

╰☆☆ ... ☆☆╮

—Buenos días, estudiantes —dijo Madame Hooch.

—Buenos días, Madame Hooch.

Ese viernes estaba helando, había llovido y eso sólo había empeorado el humor de Luna, ya que ese día tenían Defensa Contra las Artes Oscuras, o en el caso de Luna, era una hora en la que tendría que escuchar al insufrible profesor Hopkins. Además, ese día el profesor había sido especialmente cruel e incluso le quitó diez puntos a Luna porque le prestó a Nick un borrador. Aún le resonaban en la cabeza las burlas de Blart cuando eso sucedió:

«A este paso harás que Gryffindor pierda la Copa, sería una pena y una gran verguenza para tus hermanos, que tanto se han esforzado en que Gryffindor siempre sea primera ¿no, Potter?»

Estaba tan metida en sus pensamientos que se sobresaltó cuando Madame Hooch la llamó:

—Señorita Potter, es su turno.

Sólo atinó a tartamudear:

—¿D-di-disculpe?

—Es su turno de hacer el recorrido —dijo Hooch.

Luna Potter y los Juegos del CentauroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora