The life in riverdale - Jughead Jones

capitulo 15

Ahí se encontraban, tres adolescentes, dos vivos, uno muerto. Las lagrimas fluían como si de un rio se tratara. Tratando de caer como tenían a su amigo, Kevin, golpeado, apuñalado, lastimado, casi muerto,  en la cocina. 

- T-tráeme el teléfono Stella - Recitaba mi dulce chico, roto, quebrado al ver a su amigo en ese estado.

Mientras mis manos temblaban, buscaba el maldito teléfono de Jughead, el cual parecía una búsqueda del tesoro en contra tiempo. Cuando lo encontré se lo di a Jughead, quien animaba a su amigo a que todo iba a estar bien, cuando sabíamos los tres que nada estaba bien.

El chico de gorro asustado de perder a su amigo, ahora se encontraba pidiendo una ambulancia para lo antes posible, el tiempo corría, el tiempo se terminaba. Mientras por otro lado estaba yo, tratando a ayudar a Kevin, ese chico que me había dado una cálida bienvenida al pisar por primera vez este pueblo.

- Kevin, no me dejes te lo suplico !! - Le decía a mi amigo, sintiendo como el mundo lentamente se me iba cayendo.

- S-stella - Dijo el haciendo que mi corazón se afloje ante sus palabras, estaba perdiendo a otra persona, pero de nuevo no, no podía perder a mas nadie.

- Dime Kevin, ¿ Que pasa ? - Le pregunte a mi amigo que seguía en el piso esperando la estúpida ambulancia que todavía no llegaba. El me quería decir algo pero sus palabras se entrecortaban como mi corazón con cada una de ellas.

- El - Dijo Kevin tratando de completar la frase.

- EL QUE!! - Recite con desesperación. 

- E-l enma- Dijo Kevin tratando de terminar pero ya era tarde, la ambulancia llego generando que mi conversación con Kevin se desvaneciera al igual que el.

Toda la situación me hería, me lastimaba generando que empiece a pegarle al piso con mis puños cerrados como si estos tendrían la culpa de mi oscura vida. Mis puños se enterraban en el piso del tráiler, mientras la sangre de Kevin se mezclaba con la mía.

- Stella, para!! - Dijo Jughead al darse cuenta el daño físico  que me estaba generando yo misma. El nido de problemas, frases, palabras y momentos nadaban en mi cabeza, pero esas manos confortables llegaron a mi cintura para calmar cualquier tipo de enredo en mi cabeza.

  [...]

Una sala de espera de un hospital con adolescentes con sangre en sus manos esperando a que su amigo salga vivo de esa puerta, de ese consultorio, de ese maldito cuarto. Esa sangre que tiempo después los convertiría a ambos en grandes sospechosos, pero eso no importaba ahora, solo importaba la vida de nuestro amigo, la cual luchaba por seguir, algo que yo no hacia.

- Jug, le llega a pasar algo y- Intente decir después de varias horas de silencio en esa sala de hospital, pero fui interrumpida.

- Tranquila, todo va a estar bien - Dijo el mientras beso mi cabello, dejando una gota de paz en mi cuerpo.

- Y-yo lo soñé - Le confesé a Jughead.

- ¿ Como ? - Dijo al toda la situación tan rara, en la que parecía que todos mis sueños malos  y oscuros se hacían realidad. ¿ por que no podía tener un día de paz? .

- Y-Yo lo soñé - Volví a decir, tratando de entender por que siempre me pasaba todo a mi, mientras una lagrima mas del montón resbalo por mi mejilla. La piel pálida, los ojos hinchados, la mirada perdida, parecía encontrarme peor que Kevin.

 - M-me tengo que ir al baño - Solté y corrí antes de que Jughead emitiera una palabra. Y cuando dije "Me tengo que ir al baño" es por que estoy siendo obligada por mi destino, era mi destino entrar a ese baño, si no, simplemente hubiera dicho "Quiero ir al baño". Estaba siendo forzada psicológicamente y nuevamente esto lo había soñado, había soñado como salía del baño de un hospital prácticamente muerta, era mi destino, no lo podía cambiar y tampoco lo quería hacer.

Me mire en el pequeño espejo del baño, ¿ Cuando me había convertido en esto ?. Podría haber estado sola en mi habitación escuchando música a todo volumen como si del fin del mundo se tratase. Pero no, estaba en un hospital, llena de sangre esperando a que un estúpido medico me dijera que mi amigo "no lo pudo lograr" diciendo lo mismo que me dijeron con mi padre.

Solo me quede ahí, esperando por mi muerte, la cual estaba a segundos por llegar.