Capítulo III Reencuentros

1.4K 95 0
                                    

¿Cómo fue que nos volvimos extrañas? Por años añoraba volver aquí para verlas, verla a ella, y de repente llegó esa noche, esa bendita/maldita noche donde comenzó el principio del fin de nuestra amistad.

¿y ahora? Ahora estaré viviendo en su casa, compartiendo su espacio día a día, tratado de convencerme de que la razón por la que nunca otro beso me ha hecho sentir lo mismo que esa primera vez es porque eso mismo es lo que lo hizo especial.

¿rompí su corazón? Probablemente

¿era consciente del daño que mis palabras hacían al despedirme de ella ese thanksgiving? No.

Tenía tanto miedo de mis sentimientos, de lo que dirían mis padres si de un día a otro les decía que me sentía atraída tanto por hombres como por mujeres, miedo de que no me correspondiera y perdiera su amistad.

Y al final del día sepulte mis sentimientos, los abuelos Soto fallecieron en el naufragio de su bote en las vacaciones de Florida y mi madre no quiso volver a New Haven por todos los recuerdos que le traía de sus fallecidos padres. Y fue así que también sepulte nuestra amistad.

-Ahí esta- Poché señaló una mesa cerca de la chimenea donde el abuelo Germán tomaba su chocolate caliente y observaba la nieve a traes de la ventana- espera aquí y cuando te haga una seña te acercas a nosotros ¿está bien?

-Vale, espero tu señal- la ve acercarse al abuelo, hablarle al oído, habían pasado dos años desde la última vez que lo vio y parecía una eternidad, su fuerza y vitalidad habían desaparecido y por vez primera se arrepintió de corazón por no haber tenido mayor determinación en tomar un tiempo para él, la mano de Poché comenzó a llamarla y ella se acercó colocándose frente a su abuelo, el cual al verla se puso de pie con ayuda de la pelinegra y se lanzó a un abrazo que le arranco un par de lágrimas- Hola abuelo, te he extrañado, no tienes idea cuánto.

-¡0h Danielita! Si me has extrañado al menos un poco de lo que te he extrañado yo, sé perfectamente de que me hablas- el abuelo se sienta debido a que no puede permanecer en pie por mucho tiempo- disculpa a este viejo inútil, pero los años sin tu abuela han acabad conmigo.

-No digas eso abuelo, no eres para nada un inútil, estoy segura de que conmigo a tu lado vas a recuperarte, yo me encargaré de ti por el tiempo que sea necesario.

-Gracias hija, pero aquí Poché y las chicas se han encargado muy bien de las cosas de este viejo.

-Bueno yo los dejo para que se pongan al día, le diré a Vale que les envíe algunos bocadillos, una cidra caliente y para ti- le toca la nariz al abuelo con su dedo índice- tus medicamentos que están a nada de tocarte.

-Claro hija, aquí la esperamos, estoy seguro que se alegrará de ver a su antigua amiga espera a que María José se aleje para retomar la conversación con su nieta- ¿Cómo has estado Danielita? Cuéntame de ti, de tus padres, ¿Cómo está todo en la gran manzana? Y por favor, no me mientas, Pochesita es muy linda y trata de protegerme ocultándome las cosas, pero sé que la cosas no van bien.

-Abuelo estoy segura que María José, como tu bien dices, solo quiere protegerte y también evitarte algunos desagrados y decepciones, así que será mejor que continuemos con su método.

-Ella y Lala se preocupan demasiado pro este viejo, yo estoy bien, aun puedo tolerar los embates de la vida.

- ¿estás seguro? Porque no será nada lindo.

-Ya estás aquí hija, contigo a mi lado podre tolerar lo que sea, pero comienza por hablarme de ese idiota que tenías por novio.

- ¿Cómo sabes de Jack? -la sorpresa dejó boquiabierta a la castaña.

Nuevas oportunidadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora