Capítulo XIX Reencuentros

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Johan y Mafe se encontraban preocupados por Daniela, la castaña se encontraba en medio de ellos dos con la mirada perdida y con cada minuto que transcurría su tez se volvía mas pálida, le hablaban y agitaban sus manos frente a ella y no lograban hacerla reaccionar, estaban a unas pocas cuadras del hospital por lo que Johan hizo lo primero que se le ocurrió para intentar hacerla reaccionar.

-Johan ¿está todo bien? - María José contestaba la video llamada del celular del comandante y al aparecer su nombre en la pantalla la hizo imaginar un millón de escenarios catastróficos en relaciona cierta castaña dueña de su corazón y pensamientos que por alguna extraña razón no había enviado su carta correspondiente a través de la máquina de fax- ¿Daniela está bien? ¿pasó algo con su papá?

-Habla con ella por favor, hubo un operativo para rescatar a su padre, vamos camino al hospital porque lo llevaron para hacerle una revisión, pero Calle parece estar en shock, su madre y yo hemos intentado hacerla reaccionar, pero nuestros intentos han sido en vano y sigue con la mirada perdida.

-Pon el celular a la altura de su rostro- indica al comandante el cual lo hace de inmediato e incluso coloca los airpods en la castaña para que pudiera tener una conversación lo más privado posible. Ante la imagen de Daniela, Poché solo puede sonreír, por fin la podía ver de nuevo, por fin su corazón se sentía completo- Dany- susurra de la forma más tierna y con un amor infinito que hacía que su voz tuviera un tono dulce al pronunciar su nombre- amor, te extraño.

-Poché-suena la voz debilitada de Daniela respondiendo al llamado de su amada que no solo retumbaba en su corazón sino también en su vientre ya que Max siempre se movía cuando la castaña pronunciaba el nombre de su amada.

-Necesito que me escuches muy bien, solo escúchame por favor. Yo sé que estas asustada, yo sé que, si bien, ahora que han rescatado a tu padre, y supongo que han capturado a Jack, todo debería de volver a la "normalidad", pero tú y yo sabemos que eso no puede ser, sobre todo porque tú ya no eres la misma Daniela Calle que vivía en Nueva York y que trabajaba en la bolsa de valores. Ahora eres una Daniela más valiente, una Daniela que apoya a quienes están a su alrededor, una Daniela que ama y es amada de igual manera, una Daniela que alberga una vida inocente y pura que solo está esperando crecer los necesario para poder salir a este mundo y poder conocer a la mujer que lo ha cargado todo este tiempo, a la mujer que le ha hablado y le ha dicho lo mucho que lo ama, a la mujer que daría su vida por él, por mantenerlo a salvo de todo mal aunque uno de esos males sea su propio padre. Yo sé que volver a ver a tu padre después de todo lo que han pasado, tu enterándote de tu embarazo, tu madre lejos y sin saber nada de ambos, y tu padre metido en las alcantarillas buscando a esas ratas, puede ser aterrador, en primera no sabes cómo lo vas a encontrar, y seamos sinceras, sientes que en parte es culpa tuya-Daniela solo lloraba ante lo que Poché le decía, había tomado el celular de Johan con su mano izquierda y con la derecha dejaba caricias sobre su arremolinado vientre- pero déjame decirte que no lo es y tu padre lo sabe perfectamente, él te conoce, él sabe la calidad de hija que tiene y en el momento en el que te vea entrar a su habitación lo único que va a pedir será abrazar a su ratona y preguntar acerca de ese pequeño ratoncito que habita en tu vientre- a pesar de que las lágrimas caían a mares por el rostro de Daniela, su respiración era calmada y poco a poco el brillo en sus ojos se iba recobrando, además de que una sonrisa se instauro después de que Poché le dijo las siguientes palabras- te amo bonita mía, no tienes idea de cuánto te extraño, pero sé que si estamos separadas es por una fuerza superior a nosotras, que cuando todo pase volveremos a estar juntas, volveremos a abrazarnos, besarnos y a darle amor a ese pequeñín que debe de estar creciendo a pasos agigantados.

-No tienes idea de cuánto me hacía falta escucharte, verte, sentir tu presencia junto a la mía, hasta Max está contento moviéndose como loco en mi vientre y eso que no te ha escuchado.

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