Nuevas oportunidades

Epílogo Nuevas oportunidades

- ¿algún momento imaginaste que esto pasaría?

- ¿Qué? ¿el hacerte el amor hasta el amanecer? O ¿el estar en un crucero por el Mediterráneo en tu luna de miel acompañada de tu familia?

-No boba, el estar casadas de nuevo- le deposita un beso en los labios mientras Daniela le acaricia delicadamente el antebrazo.

-Ni en mis mejores sueños amor, pero créeme que la realidad ha superado cualquier sueño que hubiera podido tener.

-Te amo Daniela Calle.

-Te amo más María José.

-Ahora, la pregunta del millón es ¿dormimos algo o nos levantamos?

-Tengo una mejor idea- Daniela se rueda quedando sobre Poché esparciendo besos por todo el cuerpo de la pelinegra y comenzando de nueva cuenta a entregarse la una a la otra en cuerpo y alma.

Pero ¿Cómo fue que se llegó hasta este punto?

Al finalizar el verano Daniela junto a Kim y sus hijos regresaron a Nueva York para poder organizarse tanto en los aspectos legales de la fundación como en la mudanza y nuevo arrendamiento para el departamento. Lo que para Daniela se resolvería en un par de días le llevó casi dos semanas y en cuanto los pendientes quedaron resueltos, voló a New Haven para establecerse en casa de sus padres.

La dinámica se estableció rápidamente: de lunes a viernes María José pasaba en su camioneta con las gemelas abordo para recoger a Daniela y Max a casa de los Calle y tomar camino a la escuela donde el pequeño estudiaba. De regreso en el B&B, Daniela se hacía cargo de las gemelas medio día ya que Lucy aprovechando que Daniela había regresado pidió que solo la dejaran trabajar medio tiempo y así pasar las tardes completamente con su pequeño Logan, de esta forma Daniela a la una de la tarde se hacía cargo de la recepción del hotel mientras sus padres cuidaban a las gemelas y Valentina pasaba a recoger a Max y Luna a la salida de la escuela aunque le tocara esperar un poco más debido a la diferencia en la hora de salida entre ambos niños. La tarde la pasaban los primos juntos siendo atendidos por Germán y Mafe, mientras que tanto Tom, Valentina, Calle y Poché se hacían cargo del B&B; tanto Calle como Poché terminaban de trabajar a las siete dejando el tiempo justo para disfrutar de sus hijos antes de la cena. Al finalizar el día, Max y Daniela ayudaban a Poché a poner a dormir a las gemelas, se despedían y madre e hijo caminaban con dirección a la casa de los abuelos donde dormían. Los fines de semana variaban en el hecho de que hacían pijamadas, ya fuera que Max durmiera con Poché o que las gemelas durmieran en casa de los abuelos, además de que Calle y Poché instauraron los sábados por la noche como su noche de citas logrando que con el paso de las semanas su amor estuviera más fuerte que nunca y que el despedirse cada noche para dormir en casas diferentes se hiciera más difícil.

Max que estaba empeñado en que sus madres volvieran a casarse y así poder vivir todos juntos, continuamente les preguntaba a cada una por separado cuando podrían casarse y volver a estar juntos; pero fue hasta llegado Noviembre que Daniela comenzó a considerar el hecho de proponerle matrimonio a Poché, aunque en su cabeza aún no había resarcido el daño que le ocasionó a la pelinegra con su separación quería cambiar el impacto emocional para una fecha en específico: el fin de semana de acción de gracias. Para Daniela todo el fin de semana de acción de gracias, desde el jueves hasta el domingo eran días sumamente cargados de emociones que la derrumbaban por la ausencia de su hijo por un lado y por el otro el recuerdo de su boda y aquellos momentos donde se sentía feliz y dichosa, donde pensaba en el vivieron felices por siempre que todos los cuentos de hadas marcaban, claro que para ella después de sus felices por siempre vino una segunda temporada con mayores retos y sacrificios. Era en esta ocasión el regreso a las festividades del otoño además del regreso de Max a casa y por si fuera poco era el primer acción de gracias de las pequeñas Faith y Hope por lo que Daniela planeo un fin de semana especial para todos.