Estaba sentada intento no chillar del dolor pero era difícil había algo en todo esto que me sonaba extrañamente repetitivo como que todas las decisiones que tomaba era producto de una lujuria igual Steve tenía razón y era una egoísta total todas las decisiones que tomaba salían siempre mal y no sabía porque ni lo que me estaba pasando simplemente intentaba no pensar mucho en todo ello pero desde que era pequeña la adrenalina era la única forma que tenía de escapar de todos esos pensamientos que me envolvían. Cerré los ojos cuando sentí el punzante dolor en mi oído puse mi mano y seguía chorreando sangre aún así la hemorragia había atenuado bastante pero no escuchaba y me dolía mucho la cabeza, el simple echo de pensar que me podía quedar sorda de un oído me atemorizaba pero eso no me iba a parar nada me pararía.
- Lo siento - susurró Steve en mi oído sano - Siento haberte llamado egoísta no lo eres probablemente seas la persona más empatica que conozco aunque no lo demuestres pero te conozco lo suficiente como para saber que clase de persona eres.
- Gracias - le dije volviendo a cerrar los ojos soltando un gruñido de dolor.
- Mi tía ya está calentando el Esmiz enseguida estará listo y te curara esa oreja - me dice colocando una mano suya en mi barbilla.
- No me voy a quedar sorda eso lo tengo claro hace falta más que esto para hacerlo - le susurro con lágrimas en los ojos.
- Claro que no eso está más que claro - me responde alegremente intentando simular una sonrisa.
- Ya está calentando puede que te escueza un poco - dice Lucy inclinándose la cabeza dejando al exterior la oreja mala. Steve me dio un beso en la mejilla distrayendome un poco pero no lo necesario para darme cuenta de que me estaba cogiendo fuertemente la cabeza para que no me moviera.Lucy suspiro y echo rápidamente el líquido sobre la herida me mordí la lengua y las mejillas para no chillar de dolor y la quemazón. Intenté aportar la cabeza varias veces pero no podía y eso me enfadaba aun más aún así entendía porque lo estaba haciendo, enseguida noté como la herida se cierra poco a poco y notaba como la piel se estiraba e intentaba volverse a unir y la verdad que estaba teniendo éxito esa medicina era toda una maravilla podía volver a reconstruir unas heridas en unos segundos. Pero era muy doloroso y la sensación de que te estaban quemando cada vez era más insoportable así que no pude evitar chillar de dolor notaba como todo mi cuerpo se estremecía de dolor de echo casi no podía ni respirar notaba un nudo en los pulmones y lo único que podía hacer era recordar porque había pasado y me recordaba a mí misma que el dolor seria algo pasajero. Abrí los ojos y me encontré que ya no me sujetaba Steve si no Daniel, intenté no pensar porque ya no estaba ahí conmigo apoyandome pero en el fondo sabía porque era una suicida que no reconocía nunca que necesitaba ayuda y esto me pasaba exactamente por eso me lo tenía bien merecido pero ahora la herida ya no me dolía y dio paso a las náuseas y los escalofríos ya que había perdido bastante sangre. Empujé a Daniel tirándolo al suelo sin querer notaba como ardiente me subía por la garganta y noté alivio cuando lo expulse manchando el suelo de un vómito amarillento. Respiré ondo unas cuantas veces con el sabor amargo en la boca mientras escuchaba a Steve susurrando que no podia seguir viéndome así y sin darme cuenta sonreí, no se había ido por que fuera estúpida si no porque sentía mi dolor como si fuera suyo y en cierto modo era bonito. Me limpié la boca con una de mis mangas, me volví a hacer la coleta bien y me cuadré los hombros en una pose recta y amenazadora.
- Ya podemos seguir - les dije colocándome la mochila y limpiando uno de mis cuchillos sucios en mis asquerosos pantalones - creo que ya hemos descansado suficiente.
- Estás loca - susurró Daniel andando detrás mía con una leve sonrisa.
- ¿ Por donde es ? - le pregunté a Lucy mientras se ponía a andar también.
- Tú sigue recto - dijo negando con la cabeza - No sé si eres estúpida o demasiado valiente.
- Supongo que un poco de los dos - le dije con una sonrisa ya que lo único que me importaba era haber recuperado la audición de ese oído.A pesar de todo lo que había pasado estaba alegre ya que había logrado que ninguno de mis compañeros salieran heridos y aunque yo si no me importaba ¿ Y sabes porque ? Porque no soy tan fría como me gustaría serlo y como aparento por fuera tal vez me odiaba por ser como era pero no me importaba y aunque me encontraba mal la verdad que no era nada comparado a como me encontraba a penas unos segundos. Me encontraba un poco mareada por la perdida de sangre pero era mejor seguir andando y llegar a ese sitio para que pueda comer y descansar aunque sea solo una noche. El echo de pensar que podía tumbarme en una cama y darme una ducha me hacía sonreír ya que mi pelo estaba acartonado por la suciedad y la sudor ya que ahí abajo hacia más calor después de las horas puntas ya que el metal lo absorbía y lo expulsaba unas horas después cuando la temperatura bajaba levemente después de un día caluroso. La verdad que estar en las alcantarillas hacia que no supiera cuando es de noche y cuando es de día y comíamos cuando teníamos hambre si no fuera por el reloj diminuto y oxidado de la tía de Steve estaría completamente desubicada y por una vez me alegraba saber que lo llevava siempre puesto.
Mi mente viajó a cuando tenía catorce años, estábamos en el salón jugando a un juego de mesa muy típico de nuestro pueblo que consistía en hacer un tablón con el cartón de una caja vieja y dibujar una casa con doce casillas en cada habitación que dependiendo de cuantos jugadores jugaban se hacía más o menos salas. Las fichas podía ser lo que quisiéramos cáscaras de nueces, trozos de cartón de diferentes colores para cada uno, un trozo de pan... Cualquier cosa que sirviera como los reenes y luego simplemente hacías tarjetas con diferentes soles del juego. Se llenaban las doce casillas con la misma ficha que habías elegido y una diferente de tu compañero de al lado que era tu rehén y repartidas doce cartas que habías echo a mano antes de forma aleatoria y las colocabas boca abajo. Se iban levantando dependiendo de tu turno en cada turno levantabas una y elegías que movimiento hacer para que no te quiten el rehén y tú mientras tanto tenías que intentar pillar de alguna forma y con una estrategia el que te habían quitado a ti así podrías ganar la partida. El juego era de planear estrategias dependiendo de tus cartas y tenías treinta segundos para decidir que hacer que hacer obviamente cada carta era de una de las fichas que te habían tocado y si en ese tiempo no sabes que hacer se pasaba tu turno y ya no podías volver a esa carta después así que quedabas al margen de tus enemigos y si conseguías levantar dos cartas antes de los treinta segundos la ventaja era bastante grande. Y ahí estaba el reloj de Lucy en su muñeca pequeña sonriendo al saber que tenía que contar ella los segundos que iban pasando para poder controlarlo. Sonreí al recordar cómo ganaba siempre a Steve y las rabietas que cogía porque tiene el mismo mal perder que yo.
- Ya hemos llegado - dice Lucy señalando unas escaleras a lo lejos.
Nos dirigimos hacia ahí y las subimos poco a poco uno a uno primero Lucy después Steve, seguido Daniel y por último yo. Coloqué las manos de forma que no pudiera resbalarme ya que el metal estaba húmedo y frío. Comencé a escalar un pie sobre otro y entonces lo noté algo me agarró del pie y me empujó hacia abajo de forma que me resbalé y caí al suelo con un sonido sonoro que retumbó por todo el túnel. Abrí los ojos sorprendida y miré a mi alrededor la pistola se me había caído hacia un lado la visualice y me estiré para cogerla pero alguien me piso la mano sin remordimientos haciendo que chillar de dolor y me encogiera. El desconocido cogió mi pistola y me apuntó con ella, la rabia me envolvió el cuerpo de una forma que no pude controlar pero tenía que ser inteligente así que me quedé ahí sentada observando al hombre con capucha y piel oscura.
- ¿ Quién eres ? - me preguntó con una voz profunda.
- Y te crees que te lo voy a decir. No gracias antes prefiero morir - le dije sonriendo mientras me levantaba del suelo lentamente con las manos en alto.
- No te muevas será mejor que te vuelvas a sentar si no quieres que te haga un agujero en esa cabecita hueca - me dice apretando más el arma y sin dejar de apuntarme.
- Adelante - le desafíe con una sonrisita de superioridad. Sabía que ese hombre no era ningún asesino se le notaba podía ser que me secuestrara pero matarme no.
- No me tientes - me dice mientras yo me acerco a el.
- Luna que haces ahí abajo - dice Steve haciendo que el hombre se despistara por unos segundos pero me bastaron.Con un movimiento de pierna le quité el arma haciendo que repiqueteara en el suelo lo que hizo que se abalanzara hacía mí, lo esquivé y le pegué un puñetazo en la nariz el nego con la cabeza e intento volverme a atacar pero yo le cogí el brazo al vuelo y se lo retorcí hacía su espalda haciendo que se pusiera de rodillas.
- Ahora dime quién eres tú - le dije apretándole la mano cada vez más.
- Como tú dijiste antes prefiero morirme - me responde con una sonrisa de dolor.
- Al contrario de ti yo no vacilaré en pegarte un tiro en la nuca o en la entrepierna como tú prefieras - le dije desafiandole.
- Estás loca joder - me responde chillando de dolor.
- Si lo está - dice Lucy bajando por las escaleras - me imaginé que habría pasado algo así. Anda sueltalo lo conozco - me dice negando con la cabeza.
- El me atacó antes - le dije vacilando pero al final lo solté no confiaba en el pero si en Lucy.
- Si tiene razón - dijo el hombre levantándose lentamente mientras yo cogía mi arma - Sabe defenderse Lucy.Le miré con el ceño fruncido había algo que no me gustaba de todo esto, la casa misteriosa que no sabíamos nada de ella hasta apenas unos días, el chico que nos había seguido por los túneles aunque nos lo habíamos llevado con nosotros podría ser un infiltrado y ahora el hombre este que a saber si nos había seguido y desde cuándo. Al parecer éramos tan predecibles que todos sabían lo que hacíamos y éramos tan idiotas que nos podia seguir cualquier persona inútil de por ahí y sobre todo la gran pregunta es porque todo me pasaba a mí y a demás quiero decir que podía haber pillado del pie a cualquier persona y me lo ha pillado a mí tal vez tenga un imán para el peligro pero sabía perfectamente que yo también lo buscaba y me gustaba.
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Los imperfectos: El Comienzo
Ficção CientíficaUn mundo dividido por una muralla, a un lado los perfectos y al otro los imperfectos. Solo los que superen las tres pruebas conseguirán quedarse pero los que no se marcharán al otro lado de la muralla. Solo ahí algo seguro nadie es lo que parece y t...