Capitulo 16

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Habían pasado tres días desde que se habían ido y aquí no volvía nadie, yo no podía preguntar nada a nadie ya que le había prometido a África que no diria nada pero al menos quería saber si estaban bien o no.
- Oye, creo que ya está bien quiero que me digáis ahora mismo si está bien o no - les digo levantándome de la mesa enfadada.
- No sabemos nada de ellos pero seguramente estén bien - me dice una mujer mirándome fijamente.
- Me dijisteis que como mucho tardarían dos días en lo que sea que estén haciendo y han pasado tres y me decís que no sabéis nada y que puede ser que esté bien - le digo negando con la cabeza.
- Oye, ¿te quieres tranquilizar ya? Eres una niñata malcriada, deja de comportarte así - me dice un hombre levantándose de la mesa.
- Venga ya tú me vas a decir lo que tengo que hacer - le digo saliendo por la puerta. No sabía que iba a hacer pero no pensaba quedarme en esa casa ni un segundo más si hacía falta iría andando hasta el pueblo para averiguar cómo están y para encontrarlos.
Y entonces empecé a escuchar un ruido de un coche que se acercaba por el camino, el coche aparco en el garaje y poco después salieron dos chicas y un hombre todos vestidos de negro con un par de mochilas cada uno que sonaban como si el metal chocará con metal. Mi corazón estaba latiendo como un loco al ver que no salía cierta persona del garaje, lo que hizo que sin pensármelo dos veces cogiera de la capucha a el chico y lo lanzará hacia atrás obligándole a que me mirara a los ojos.

- ¿Dónde está Steve?- le dije muy seria aguantando las ganas de pegarle un puñetazo.
- No lo sabemos, fuimos a por las armas, no salió como debía, nos pillaron y nos tuvimos que separar, a él no le siguió nadie pero no volvió a nuestro punto de encuentro de emergencia.
- ¿Y que demonios estáis haciendo aquí en vez de ir a buscarlo? - le dije chillandole.
- Primero de todo, no eres nadie para chillarme y segundo, el plan era quedar ahí si no apareció no es culpa nuestra ni nuestro deber buscarlo.
Al escuchar eso me envolvió tanto la rabia que no pude evitar pegarle una bofetada tan fuerte que le dejé la marca en la mejilla, el chico parpadeo un par de veces y yo me fui corriendo hacia el interior, me metí en mi cuarto y sin pensarlo dos veces coguí la mochila, me senté un rato en la cama hasta escuchar que no había nadie en la cocina. Salí de mi cuarto como una bala y coguí algo de comida y una pistola con munición que se encontraba en la parte superior de un armario, si tenían armas por ahí pero solo se podían usar en caso de emergencia y esto era una emergencia. Me coloqué la mochila y me fui a la habitación de África ya que todos en esta casa tenían una copia de las llaves del coche, también por emergencias o por si había que huir, habían muchos coches en el garaje así que esperaba tener suerte a la primera ya que no tenia mucho tiempo, cuanto más pasará más posibilidades de... De que Steve estuviera muerto tirado por una de las calles de este asqueroso lugar. Abrí la puerta de la chica y se quedó mirándome sorprendida vi con la mirada las llaves, las cojo sin decirle nada y me voy corriendo saliendo por la puerta con el corazón a cien por hora con una lapa detrás.
-¿Que coño estás haciendo? - me dice África chillandome a mí espalda.
- ¿Tú que crees? - le respondí lo bastante alto para que me esucuchara.
- Tienes que esperar unos días - me dijo intentando alcanzarme.
- Y una mierda - le dije entrando en el garaje y haciendo presión sobre la llave del coche esperando a que alguno sonará. Cuando escuché el pip de uno de los coches de un color blanco me lancé a él, abrí la puerta, coloqué la mochila en el asiento de atrás, me abroché el cinturón y antes de que pudiera arrancar alguien subió al asiento del copiloto recargando un arma.
- Está bien, si no quieres entrar en razón iré contigo - me dice África sonriendo de oreja a oreja - Ahora arranca que están viniendo los demás.

Le sonrié, arranqué el coche y salgo a la carretera de tierra tan rápido como pude mientras veía a los demás corriendo detrás mía pero no, no me alcanzarían como yo no les alcancé a ellos para pararles los pies. Me quedé en silencio durante dos horas pensando todo el rato en como podían haber dejado a un ser humano detrás como si fuera una basura colgada esperando a que el basurero viniera y se lo llevarán al cementerio donde probablemente le comieran las cucarachas. Apretaba el volante con tanta fuerza que tenía miedo de romperlo pero ahora mismo estaba tan enfadada que solo en pensar en las estúpidas caras de uno de ellos se me revolvía el estómago. Marco la dirección en la pantalla para no perderme.

Los imperfectos: El Comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora