En el autobús a esas horas de la noche no había nadie, miré a mi alrededor deshubicada y mareada ya que no habíamos comido nada en todo el día porque no sabíamos que estaríamos todo el día trabajando y no nos habíamos traído comida.
- Chicos id a estas horas por la calle da miedo - nos dijo África sentada en el asiento de atrás. Le puse los ojos en blanco y la ignore totalmente, no tenía ganas de hablar y lo único que me apetecía era llegar a casa, ducharme, cenar e irme a la cama.
- No tenemos miedo - dijo Steve bostezando inconscientemente.
- Bueno vosotros que os creéis capos del ejército - susurra malhumorada.Apoyé la cabeza en el cristal del autobús y miré hacia afuera, era noche cerrada y no se veía nada en el exterior salvo alguna bicicleta o algún que otro autobús y entonces lo vi a lo lejos un coche militar con luces violetas y naranjas en el techo se acercaba a nosotros intentando adelantarnos hasta que lo consiguió y dio un frenazo enfrente del autobús haciendo que parara de golpe dando un volantazo para no chocar con el coche militar.
- Seguramente sea una vigilancia ritual, no os preocupéis - dice Steve con el ceño fruncido.
- No estoy preocupada - digo mirando como los militares bajaban del coche y tocaban el cristal de la puerta para que el conductor le abriera. El hombre abrió sin decir ni una palabra y ellos subieron también en silencio con paso firme.Uno de los militares se acercó a una señora mayor que era la única persona que había dentro aparte de nosotros tres.
- El carnet - dice el guardia mientras la señora rebuscava en su viejo bolso con las manos temblorosas, una vez lo encontró se lo tendió y él lo miró y tecleó unos números en una especie de barra de metal pequeña con una zona de cristal donde podías escribir y un botón arriba del todo de color rojo oscuro. Cuando terminó se lo tendió y sin previo aviso apretó el botón y salió de la otra zona una aguja, la señora mayor pegó un grito de dolor cuando le inyectó algo en la zona inferior del brazo.Mire a Steve y el me miró a mí al mismo tiempo pensativo sin saber que era pero yo estaba enfadada rabiosa con este sistema de mierda y claro si te impones te meten en la cárcel si están de buenas y si están de malas te meten un tiro en la nuca sin avisar.
- Carnet los dos - nos dice serio y de forma despectiva. Rebusqué un poco incómoda en mi mochila mientras notaba la mirada del militar en la nuca esperando impaciente.
- ¿ Que se supone que nos inyectan ? - le pregunté cuando había encontrado mi carnet pero no lo había sacado ya que antes quería saber qué era lo que estaba pasando.
- Carnets porfavor - me responde muy serio desafiandome con la mirada.
- Tengo mis derechos y no te voy a dar nada hasta que me digas lo que está pasando - le respondí indignada notando la rabia en mi cuerpo.
- Dáselo - me susurró Steve en el oído mientras le daba su carnet y hacia el mismo procedimiento de antes y le inyecta eso en el brazo pero está vez lo pude ver de más cerca al entrar dentro pude ver cómo se iluminaba de un tono azul atravesando la piel para luego apagarse sin dejar ningún rastro.
- Quiero saberlo - le dije dándole mi carnet y haciendo el mismo procedimiento de antes. Me cogió el brazo apretándome los dedos y le miré mientras apretaba los dientes por la rabia y la impotencia de no poder hacer nada. Note la aguja fría clavándose sobre mi piel ardiente tube que respirar hondo varias veces para no ponerme a insultarle y a chillar de dolor cuando esa cosa metálica se metía por dentro haciendo luz para luego apagarse al instante sin dejar ningún rastro.
- Mantén la boca callada algún día no te despertarás - me amenazó el hombre con la cara seria mientras se iba hacia África con el arma en la espalda y la mano en la cuerda. Apreté los dientes rabiosa y noté algo húmedo en la mejilla, mire con el ceño fruncido a Steve que me miró sonriendo.
- No le hagas caso le matarías con los ojos cerrados - me susurró en la mejilla para luego apartarse. Miré por la ventana deshubicada sin saber que hacer o decir, había sido un poco raro pero no me desagrada aún así no me podía permitir sentir nada por nadie ya que estaba mal y ambos lo sabíamos de echo ni siquiera creo que nos gustemos podría ser el roze y la amistad nada más.
- Creo que nos han metido veneno - dijo África detrás nuestra asomándose entre los dos asiento. Observé en silencio mientras se marchaban y la rabia iba aumentando cada vez más por la impotencia.
- No seas ilusa - le dijo Steve poniendo los ojos en blanco y sonriendo de medio lado.
- Eres muy guapo ¿ Tienes novia ? - le pregunto la chica asomándose cada vez entre los asientos, me puse tensa sin poder evitarlo me pase la lengua por los labios humedeciendolos sin poder mirarlos mientras se miraban.
- No no tengo en el amor no voy precisamente bien, la chica que me gusta ni me hace ni caso - le respondió cruzándose de brazos.
- Vaya como no, hay una chica - le dice ella quitándose de ahí suspirando y mirándome de reojo.
- Si, supongo que siempre tiene que haber alguien pero no es como tú crees - le dice tranquilo, mi corazón en cambio iba a cien por hora y no sabía la explicación ya que no me había contado eso de que le gustaba alguien o simplemente lo hacía para quitársela de encima que era lo más probable ya que nos lo contábamos todo.
- ¿ No es como yo creo ? Bueno si tú lo dices, pero sé que es lo típico de una chica que está siempre a tu lado y no quieres cagar la amistad - dice de forma aburrida mientras se reía suavemente.
- No es así exactamente y te doy un consejo callate si no sabes nada - le dice ya enfadado y molesto con la situación.
- Claro como no ahora me tengo que callar - dice ella también enfadada.
- ¿ Por qué no os callais los dos ? - les pregunto nerviosa sintiendo como se me ponía la cara roja sin ningún motivo pero no sé dieron cuenta ya que me tapaba con el pelo y miraba hacia la ventana.
- Vaya esos humos chica eres una borde joder - dice África levantándose de su asiento - Adiós Steve que pases una buena noche hasta mañana - dice despidiéndose de él guiñandole el ojo.
- Adiós - le responde riéndose por la tirada de caña sin ningún complejo - Vaya ya tengo una admiradora - me dice sonriéndome.
- Me alegro por ti - le dije sería poniendo los ojos en blanco y mirando como la chica se iba mirando todo el rato hacia nuestra dirección bueno más bien hacia Steve.Durante todo el camino ninguno de los dos no dijo nada y cuando fue llegando nuestra parado nos levantamos y salimos del autobús cuando paró en la parada. Me pase la mano por el pelo sucio y lleno de tierra mientras andábamos a oscuras con la gente chillando por las calles bebidos y fumados, me mantenía alerta la gente de este pueblo no era precisamente amables ni tenían fama de ser buena gente aunque no había que menter a todos en el mismo saco era difícil porque desde que había llegado aquí las únicas buenas personas que había conocido o estaban muertas o escondidas y otras intentaban vivir y ganar algo de dinero como nosotros pero eso era muy poca gente. La gente no paraba de chillarnos para que nos pararamos pero lo mejor era no hacer caso a nadie más bien porque no me apetecía matar a nadie. Saqué las llaves de mi bolsillo pequeño de la mochila, metí las llaves y le di dos vueltas para abrir la puerta.
- Porfin estáis en casa, debéis de estar hambrientos - nos dice levantándose de la silla de la cocina y se dirigía a nosotros.
- Si tía perdón no sabíamos que era todo el día - le respondió Steve dándole un abrazo.
- Tranquilos mañana os haré la comida - le dice con una sonrisa. Me quedé quieta un momento observando cómo cada vez me sentía más sola.Me dirigí en silencio a mí habitación cerré la manta que hacía de puerta, me descalcé, me quité la mochila, empecé a llenar el cubo grande de madera que utilizaba como ducha con un grifo que funcionaba más o menos bien y mientras se llenaba me desnudé y me solté el pelo para meterme en la ducha sentada y ducharme con la esponja dura el cuerpo y con el champú el pelo sudoroso y sucio. Me rasqué bien la piel llena de tierra y luego me levanté y dejé que se fuera el agua por el desagüe mientras me quitaba el jabón echándome cubos de agua por encima del cuerpo. Me sequé me puse el pijama, me cepillé el pelo y puse en un cubo pequeño con jabón mi ropa sucia para que se quedará en remojo toda la noche así mañana sería más fácil de lavarla y quitarle la suciedad. Me fui a la cocina mientras ellos hablaban animadamente pero yo me sentía una más sentía que no pintaba nada aquí y que sólo era una intrusa que se había metido en casa ajena por necesidad. Me comí la sopa y el pan como si no hubiera un mañana y luego una manzana de postre. Estaba agotada así que me levanté de la mesa en cuanto terminé.
- Buenas noches que durmais bien - les dije colocando los platos y lavandolos rápidamente.
- Está bien cariño que descanses - me dijo dándome un beso en la mejilla y se iba a su cuarto a dormir.
- ¿ Estás bien ? Y no me digas que sí porque te conozco muy bien y sé que te pasa algo - me dice Steve ayudándome a lavar los platos.
- Solo estoy cansada nada más - le respondí bruscamente dándome media vuelta para meterme en mi cuarto cerrar y taparme con las sábanas a un que hiciera calor.
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Los imperfectos: El Comienzo
خيال علميUn mundo dividido por una muralla, a un lado los perfectos y al otro los imperfectos. Solo los que superen las tres pruebas conseguirán quedarse pero los que no se marcharán al otro lado de la muralla. Solo ahí algo seguro nadie es lo que parece y t...