7. Mala suerte en eso del amor

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Después de su flechazo a los once con Tommy Hilker, el mejor amigo de su hermano mayor, su personalidad empezó a madurar en un sentido romántico. Si bien con ese muchacho no llegó a nada, por la diferencia de edad en aquel momento y porque Tommy la veía casi como una hermana, pero era algo asumible, incluso para su mentalidad en desarrollo. A los trece le gustó una chica de su clase, Daisy Duckardt, la que creció en todo sentido mucho más pronto que las demás y hacía que casi todos los chavales de clase babeasen por ella, y se incluyó a sí misma como admiradora de Daisy, pero secretamente, al menos en el instituto.

Descubrió el significado de la bisexualidad, algo que compartió pronto con Lola y Lucas, sus amigos no le dieron mayor importancia. También se lo contó abiertamente a su madre, su hermano y sus abuelos, hablándoles de Duckardt y de sus sentimientos hacia ella. Ayudó el tener el camino claro y despejado por Mark, que se había declarado gay un año antes, presentando a su novio a todos, al cual conoció en la universidad, Diego Mur, que estudiaba Ingeniería Informática, igual que su hermano, pero un curso por arriba. Así pues, su sexualidad nunca fue sorpresa ni debate para nadie de su círculo cercano, aunque, en cualquier caso, su flechazo con Daisy no llegó lejos, porque la chica era completamente hetero y, además, considerablemente lesbófoba, porque sus mejores amigos eran chicos gays, pero no lo veía bien si eran mujeres, algo francamente extraño.

Con la nueva referencia amorosa en casa, la balanza se inclinó a favor de lo positivo. Tenía a sus abuelos como la pareja más maravillosa y duradera, y ahora a Mark con Diego, que eran especialmente tiernos y cómplices a pesar de hacer tan solo un año que estaban juntos. Sin embargo, siguió sintiendo cierto fatalismo hacia el amor, por sus padres, ya que su madre nunca lo terminó de superar y Abraham seguía ignorando por completo a su familia, era como si nunca hubiese estado junto a Eleanore ni tenido dos hijos con ella. Consideraba que podía haber algún gen defectuoso heredado de su madre, pues sentía que tenía mala suerte en eso del amor, fijándose en personas que nunca serían para ella y, más adelante incluso, sintiéndose utilizada sin saber por qué.

A los quince años y medio dio su primer beso, algo tardía respecto al resto, pero le sentó bien esperar, porque consideró que fue la primera vez que un chico le correspondía a sus sentimientos, y ella nunca quería dar algo por nada. Si aportaba, quería recibir de igual modo. El muchacho en cuestión pasó de ella dos meses después de besos dulces y tiernos, sin mayor explicación que un par de mentiras sobre que pronto se mudaría de ciudad y no podrían volver a verse, algo que, no le sorprendió del todo, nunca sucedió.

A los dieciséis se ganó una batería en una tómbola en la feria, nunca había sentido especial interés por la música, pero descubrió esa faceta suya, que se unió a la gimnasia y al interés por los animales. Junto a sus amigos formó una pequeña banda de rock llamada las Rocket Barbies, donde Lucas fue guitarrista y Lola, bajista, aprendiendo los tres juntos a tocar y componer, de una manera algo tosca pero interesante. Buscaron a un vocalista para poder participar en concursos o tocar en algún bar y ganar dinero, aunque fuera con covers de canciones ya existentes y famosas. Por entonces, tanto ella como su hermano Mark estaban compaginando estudios con trabajos de repartidor, canguro u hostelería, lo que fuera surgiendo para ayudar a la economía familiar y poder costearse los estudios universitarios, compaginando sus ganancias con la beca que tenía Mark, una que ella misma esperaba obtener cuando le tocase.

Pues en uno de sus precarios trabajos conoció a Chuck Bane, un chico de diecinueve, endemoniadamente guapo, estilo rockero salvaje, con el cabello negro y algo largo, piel pálida y ojos hipnóticamente verdes, algo que era su profunda debilidad de siempre. Perdió las bragas por él rápidamente, y Chuck se aprovechó de su circunstancia como amor platónico para conseguir lo que quiso de ella, aunque claro, eso no lo descubriría hasta tiempo después. Bane consiguió el puesto de vocalista en las Rocket Barbies, tenía talento para ello, pero eso le hizo creer que, también, tenía derecho a ser el líder del grupo, proponiendo cambios a diestro y siniestro, además de pretender quedarse con mayor porcentaje de las ganancias en los poquitos eventos o conciertos en que pudieron participar. Ella lo defendía, estaba estúpidamente enamorada, hasta el punto de pelear en alguna ocasión con Lola y Lucas, que plantearon la posibilidad de disolver el grupo para no fastidiar su amistad, y le recomendaron en más de una ocasión abrir los ojos con Chuck.

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