CAPITULO 2

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Abrió la puerta y no había nadie, entro en pánico.

¿Cómo había terminado escondiendo a un gitano? Y lo más importante ¿Cómo entro?

Se dio un golpe mental, Dios ¿Por qué lo habías hecho tan torpe y despistado?

Había bajado a abrir las puertas de la iglesia, pero hoy era lunes, la iglesia no abría los lunes porque normalmente se hacía limpieza.

Recordó haber cerrado bien la puerta, luego de regañarse mentalmente por no aprenderse su horario y regreso sus pasos, buscando cosas para limpiar la catedral.

Tenía una escoba, un pequeño trapo y algunas velas, todo listo para empezar a limpiar.

Detuvo sus pasos, una voz, una muy hermosa voz, lejos de preocuparse por el hecho de que habían entrado a la iglesia, estaba encantado, debía ofrecerle a esa persona que forme parte del coro.

Su canción se asemejaba a una plegaria, una que pedía protección.

Camino en dirección a la voz, encontrando una figura sentada frente al altar.

Parecía una mujer, llevaba ropa extraña, iba a hablar, pero sus pies se tropezaron con la escoba, haciendo que todo caiga.

La persona volteó a verlo asustada, ahí fue cuando supo que no era del todo normal.

Llevaba un velo morado, lo único que se veía de su rostro, eran unos ojos color gris brillante, rápidamente su mente lo asoció con la luna.

Su pelo estaba bastante largo, y por sus pestañas largas, confirmo su intuición, era una mujer.

El sonido de la puerta, lo saco de sus pensamientos, volteó a ver hacia la entrada y de nuevo a la mujer, está tenía una mirada de miedo puro.

Y por eso ahí estaba, buscando en los armarios de la sacristía a la mujer del velo, y la encontró.

—Gracias al cielo estás aquí— puso su mano en su pecho, como calmando su corazón.

La mujer solo lo miro incómodo de arriba a abajo. —Salga de ahí señorita, por favor podr-

Un dedo frente a su cara lo hizo callar. —¿Me acaba de llamar "señorita?

Namjoon abrió mucho los ojos, esa no parecía la voz de una señorita, comparada a la voz que escucho hace unos momentos en la bella canción, está era un poco más varonil.

El extraño salió del gran armario, se paró frente al cura. —Para su información señor— se quitó el velo revelando su rostro. —Yo soy un hombre.

—¡Eres un hombre! — uno muy bello. —Yo me disculpó por la confusión.

Su rostro era muy hermoso, casi parecía una de las muchas imágenes que había en la iglesia, bien podían pintar su rostro y hacerlo pasar por el de un santo o un ángel.

Lo más llamativo sin duda eran sus ojos, iban a conjunto con su cabello negro y tez blanca.

—Yo soy quien le ofrece una disculpa, no debo estar aquí— volvió a colocar su velo. —Yo solo entre para esconderme— Tomo las manos del castaño, el mismo se tensó. —Muchas gracias por esconderme señor— Le dedico una sonrisa tras su velo que se borró cuando el sacerdote deshizo su agarre rápidamente. —Yo-yo lo siento mucho.

—N-no se preocupe, solo no es común este tipo de contacto con un extraño y menos si es hombre— Sobo su cuello en signo de nerviosismo.

—Está bien creo que lo mejor será que me vaya— Se volteo dispuesto a irse pero el castaño hablo antes.

Ojos de Luna [KNJ & KSJ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora